Editorial
Un año sin la Sala Lugones
A fines de 2013 cerró por reformas el emblemático cine del Teatro San Martín. Las obras se demoraron de manera ridícula y la reapertura -que debía producirse en julio último- sigue siendo una incógnita. Tampoco hay certeza de que se instale el sistema de proyección de DCP prometido. Un vergonzoso ejemplo de pésima gestión.
A fines de 2013 cerró por reformas el emblemático cine del Teatro San Martín. Las obras se demoraron de manera ridícula y la reapertura -que debía producirse en julio último- sigue siendo una incógnita. Tampoco hay certeza de que se instale el sistema de proyección de DCP prometido. Un vergonzoso ejemplo de pésima gestión.
Lo que debía ser una buena noticia se convirtió en una pesadilla sin fin. En noviembre de 2013 los ministros porteños de Desarrollo Urbano, Daniel Chain; y de Cultura, Hernán Lombardi, habían prometido una renovación de la Lugones en el marco de las mejoras edilicias de todo el Complejo. La sala se cerró, pero las adjudicaciones de la obra no se hicieron y los plazos se fueron extendiendo como chicle.
A punto de cumplirse un año sin actividades y con una fecha límite de terminación de las refacciones para el 30/12 (que nadie se anima a ratificar), lo cierto es que en el affaire Lugones hay hoy más dudas que certezas.
En medio de una fuerte interna entre los dos ministerios involucrados, la Lugones debería abrir a más tardar en febrero próximo (de hecho, ya ha un ciclo programado sobre la extraordinaria directora francesa Claire Denis), pero nada garantiza que la sala esté lista para entonces.
Otro de los compromisos de Lombardi y Chain era dotar a la sala de un sistema de proyección en DCP homologado (indispensable para contar con las copias digitales que hoy circulan en todo el mundo) y, claro, mantener los proyectores de 35mm y 16mm para las funciones en fílmico. En este sentido, tampoco hay precisiones respecto de que efectivamente se esté gestionando la compra (no es tan sencillo como adquirir un electrodoméstico) y posterior instalación de ese equipamiento.
Las masivas campañas en la plataforma participativa Change.org, los comunicados de organizaciones de críticos como FIPRESCI Argentina o las movidas dentro de la industria del cine parecen no inmutar a los funcionarios. Se viene el verano y con la habitual “huida” masiva de los gobernantes puede que la demora se extienda aún más. Desde este espacio, con absoluta convicción ante la gravedad de los hechos, llamamos a que los responsables se hagan cargo de cumplir de una vez por todas con los compromisos asumidos.
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El 1º de abril de 2007 nacía este sitio. Ocho años más tarde tenemos el enorme orgullo y placer de sumar a nuestra plataforma de medios a OtrosCines/Europa, proyecto liderado por un joven y brillante crítico y periodista como Manu Yáñez.
Con la publicación de dos anuarios con las cifras de 2013 (uno editado por un organismo público como el INCAA y otro por una empresa privada como Ultracine) es posible sacar conclusiones y plantear posibles soluciones para el negocio en la Argentina.
Dos películas en competencia en Berlín, una en Sundance, otra en Cannes, una excelente selección en el reciente BAFICI y varios títulos fuertes listos para Locarno y Venecia. El cine argentino disfruta de una excelente coyuntura en festivales y es tarea de todos aprovechar semejante envión.
Si desde que nació, hace ya casi 7 años, este espacio se constituyó en una comunidad de cinéfilos, esa idea se fue ampliando y profundizando con la sucesiva incorporación de blogs a cargo de críticos de prestigio: primero fue Diego Lerer con Micropsia y luego Roger Koza con Con los Ojos Abiertos. Ahora, iniciamos 2014 sumando a OtrosCines/Perú y a su editor, John Campos Gómez.
<p>Bien dicho. Claro y concreto. Con datos y con furia. Ojalá algún ñoqui asesor de Lombardi le haga llegar este texto para que se ponga las pilas. Mucho festival pero lo del San Martín en general y lo de la Lugones en particular es una de las mayores vergüenzas de la historia cultural argentina.</p>
<p>Diego, totalmente de acuerdo con lo dicho en esta columna, y hago mea culpa de que por tareas de reorganización interna, en la Asociación de Cronistas Cinematograficos de la Argentina descuidamos este tema, que es clave en nuestra cultura cinematográfica. Estamos elaborando un comunicado al respecto.</p> <p>Es cierto, y queda demostrado, que para el GCBA es más importante una presentación de Violeta que la historia del cine y que la taquilla de la Lugones no es tema electoral. El costo de la peatonalización de una sola cuadra del Miicrocentro alcanza y sobra para las obras de la sala, y todo el Microcentro fue hecho en menos tiempo. No existe excusa para que una obra semejante no esté terminada y en las mejores condiciones edilicias y tecnológicas.</p> <p>Un fuerte abrazo, Diego, y como siempre, felicitaciones por la página.</p>
<p>Lo triste es el silencio de todos los programadores del BAFICI sobre el tema. Su director Marcelo Panozzo hasta se puso a favor de sus jefes, criticando a los que se quejaban por el cierre de la sala Lugones. Fea actitud. Después te venden alegría. Triste, como las últimas ediciones del festival porteño.</p>
<p>No es por ser mal pensado, pero creo que ellos estan seguros de que nadie que haya pisado alguna vez la Lugones, está en condiciones de votar a Macri o alguno de sus secuaces, ¿Para qué van a gastar pólvora en chimangos y/o cinèfilos?</p>
<p>Así como elogiamos el BAFICI, Lombardi debería pagar el costo político de haber cerrado (al pedo, ya que las obras empezaron 6 meses después) la Lugones por más de un año. Que no se la lleve de arriba. Seguro no tiene idea de la importancia de la Lugones en CABA, pero debería presentar su renuncia YA. No aflojemos. La Lugones es de todos.</p>