Críticas
Cine argentino en salas
Crítica de “Mensaje en una botella”, película de Gabriel Nesci con Luisana Lopilato
El director de Días de vinilo, Casi leyendas, la serie Todos contra Juan y el documental Los Knacks: Déjame en el pasado construye una tragicomedia ambientada en el mundo del vino y con algunos elementos románticos y fantásticos. Tras su paso por el Festival de Málaga, esta producción en la que participa el gigante Amazon Prime Video (con su estudio MGM), llega a más de un centenar de salas argentinas el 1º de mayo.
Mensaje en una botella (Argentina/2025). Guion y dirección: Gabriel Nesci. Elenco: Luisana Lopilato, Benjamín Vicuña, Benjamín Amadeo, Luciano Cáceres, Rafael Spregelburd, Marina Bellati, Valeria Lois, Belen Chavanne, Luis Machín, Eduardo Blanco, Gabriel Corrado e Inés Estévez. Fotografía: Lucio Bonelli. Edición: Alberto Ponce, Wenceslao Bonelli y Gabriel Nesci. Música: Ruy Folguera y Gabriel Nesci. Sonido: Martín Grignaschi y Lucas Page. Dirección de arte: Graciela Fraguglia. Producción: Martín Kweller, Rocío Gort, Juan Francisco Pelosi e Ignacio Rey. Distribuidora: Digicine. Duración: 126 minutos. Apta para mayores de 13 años.
Denise (Luciana Lopilato) es una sommelier que atraviesa algo así como “la crisis de los 40”, esa instancia de la “mediana edad” en la que se suelen hacerse constantes balances y profundos replanteos, y a ella el saldo no le da precismaente bien porque acumula demasiados arrepentimientos y resentimientos por los errores cometidos.
En esta comedia con elementos dramáticos y sentimentales hay espacio también para algunos recursos propios de la ciencia ficción y, así, el guionista y director Gabriel Nesci construye un dispositivo (artilugio) por el cual Denise encuentra la manera de enviarse mensajes al pasado a través de las botellas de vino que van directamente al año de cosecha que figura en cada etiqueta.
La idea de viajar al pasado para alterar el presente no es nuevo en el cine, en la literatura ni en la ciencia (el Efecto Mariposa), pero como en toda comedia de enredos (y aquí los hay) las cosas no resultan como la protagonista esperaba. Su evolución profesional, familiar (sobre todo la relación con su padre, un enólogo y coleccionista de vinilos interpretado por Eduardo Blanco) y afectivas (por allí andan desde Benjamín Vicuña hasta Benjamín Amadeo, pasando por Luciano Cáceres) es bastante más ciclotímica y caótica de lo esperado durante la década que abarcan el relato.
Nesci divide el relato en varios episodios autoconclusivos pero cada uno de ellos es también parte de un rompecabezas mayor. Hay algunos ejes recurrentes como las competencia de sommeliers en Mendoza donde los participantes deben hacer catas a ciegas (olfato, gusto, textura) para adivinar terroir, cepa y año, pero la estructura es más bien pendular, con gran cantidad de personajes secundarios (desde el millonario y egocéntrico experto en vinos interpretado por Rafael Spregelburd hasta la amiga de Denise que encarna Marina Bellati).
Hay zonas en que la película fluye con gracia y encanto (se percibe incluso alguna conexión con otra comedia vitivinícola argentina como Vino para robar, de Ariel Winograd), pero en otros pasajes ese ir y venir en el tiempo, ese constante pendular, resulta un poco agobiante (Nesci contó que el primer corte duraba 220 minutos y en el montaje tuvo que sacar varios personajes completos para dejarlo en los 126 minutos finales).
De todas maneras, más allá de haber tenido que sacrificar tanto material, Nesci se permite retomar algunos juegos melómanos de varios de sus trabajos previos con el “maridaje” entre vinos y canciones que el personaje de Blanco le propone a su hija. De esa manera, canciones como Message in a Bottle, de The Police; Wildflowers, de Tom Petty; Red Red Wine, de Neil Diamond y Don't Stop, de Fleetwood Mac, tienen una incidencia directa en la trama, mientras que el soundtrack también incluye una participación nacional como Cuando amas a alguien, de César “Banana” Pueyrredón (con cameo incluido del cantautor).
No será Hechizo del tiempo / Groundhog Day, de Harold Ramis; ni tampoco Cuestión de tiempo / About Time, de Richard Curtis, pero aun con sus inconsistencias y desniveles Mensaje en una botella no deja de ser una película con múltiples atractivos (algunos parciales o laterales) y una verdadera rareza dentro del cine argentino por parte de un cineasta como Nesci que ama los géneros y se los apropia con espíritu lúdico.
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