Críticas
Estreno en cines
Crítica de “M3GAN 2.0”, película de Gerard Johnstone
Esta secuela funciona mejor como comedia negra que como advertencia sobre los abusos de la Inteligencia Artificial. El problema es que tiene bastante más de denuncia que de humor.
M3GAN 2.0 (Estados Unidos/2025). Guion y dirección: Gerard Johnstone. Elenco: Allison Williams, Violet McGraw, Jemaine Clement, Amie Donald, Ivanna Sakhno y Brian Jordan Alvarez. Música: Chris Bacon. Fotografía: Toby Oliver. Edición: Jeff McEvoy. Distribuidora: UIP (Universal). Duración: 120 minutos. Apta para mayores de 13 años con reservas.
Estrenada a fines de 2022, M3GAN se convirtió en un gran negocio (costó apenas 12 millones de dólares y solo en cines recaudó más de 180 millones) y hasta fue recibida con mayoría de críticas positivas (incluida la nuestra). Los ejecutivos de Blumhouse (con Jason Blum a la cabeza), Atomic Monster (liderada por James Wan) y el estudio Universal, por lo tanto, no tardaron demasiado en dar luz verde a la “inevitable” secuela.
La presencia otra vez de Gerard Johnstone como guionista y director permitía sostener esperanzas de continuidad respecto del valioso rumbo artístico planteado por el film original, pero esta vez el resultado es menos estimulante: la crítica a los usos más abyectos de la tecnología es mucho más explícita, obvia, subrayada; y algo parecido ocurre con la psicología de los personajes, las actuaciones, los diálogos y hasta con el ingenio a la hora de desarrollar las luchas cuerpo a cuerpo. Sigue, sí, funcionando bien el humor (por momentos muy negro) y se agradecen esos arrebatos, esas irrupciones que alivianan la carga de solemnidad y de (auto)importancia que se percibe a la hora de cuestionar las acciones tanto de las autoridades del FBI como de los magnates de la tecnología made in Palo Alto.
En esta secuela 2.0 (no se trata de una versión mejorada sino ampliada), nos reencontramos con Gemma (Allison Williams), creadora de la robot M3GAN, quien ahora es una reconocida autora y defensora de ampliar los controles y regulaciones oficiales sobre la aplicación desenfrenada y en muchos casos nociva de la Inteligencia Artificial. La protagonista vive con su sobrina Cady (Violet McGraw), quien ha quedado huérfana y a sus 14 años se ha convertido en una adolescente tan cuestionadora como hábil en el arte de la programación.
Hackeo va, hackeo viene, la tecnología usada para la creación de M3GAN es robada y utilizada por un poderoso contratista militar como arma en misiones secretas. Pero esa espía androide llamada Amelia (Ivanna Sakhno) se rebela y empieza a tomar sus propias decisiones y caminos. En medio de crecientes amenazas, confabulaciones, conspiraciones y traiciones cruzadas, Gemma no tiene más remedio que resucitar a M3GAN en un formato superador en cuanto a velocidad, potencia y letalidad.
El duelo queda planteado y habrá enfrentamientos coreografiados con virtuosos movimientos de cámara que acompañan a los de las robots, pero el efecto sorpresa ya no es el mismo. Como ocurre con varias secuelas, hay algo más calculado, más mecánico en esta 2.0 que tiene algunos buenos momentos y hasta podría decirse que alcanza o supera la media (baja) de la mayoría de los habituales estrenos de terror de los jueves, pero que -vistos los pergaminos y antecedentes- deja sabor a poco.
TAGS
CRITICAS ESTRENOS CRÍTICAS CRITICA MEGAN 2 MEGAN 2.0 GERARD JOHNSTONE BLUMHOUSE ATOMIC MONSTER CINE DE TERRORCOMENTARIOS
-
SIN COMENTARIOS
DEJÁ TU COMENTARIO



CRÍTICAS ANTERIORES
El realizador de la exitosa La culpa regresa con otro intenso e inquietante film sobre dilemas éticos y morales.
Tras su paso por la muestra Contracampo en Mar del Plata 2024 y por los festivales de Jeonju, Gotemburgo y Cosquín (FICIC), se estrena en salas de Buenos Aires, Córdoba y Río Cuarto este nuevo film del director de Un cuerpo estalló en mil pedazos (2020).
Estrenado en el Festival de Sundance 2025 y premiado en los recientes Gotham TV Awards, este retrato en dos partes sobre el actor Paul Reubens (1952-2023) resulta fascinante, emotivo y desgarrador a la vez.
Con producción mayoritariamente británica, esta reconstrucción del caso de la mujer de la alta sociedad de Río Cuarto que apareció muerta el 25 de noviembre de 2006 no se aparta un milímetro de la fórmula básica de las true crime stories.