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Crítica de “Tiempo de valientes”, de Damián Szifron (Netflix)
A casi 17 años de su estreno en los cines argentinos (donde fue visto por medio millón de espectadores), el segundo largometraje del creador de El fondo del mar, Relatos salvajes y las series Los simuladores y Hermanos y detectives llegó a la plataforma de Netflix en copia restaurada a resolución 4K (fue rodada originalmente en 35mm) y sonido envolvente remasterizado en 5.1, que contó con la supervisión directa del propio Szifron. Un acontecimiento cinéfilo.
Tiempo de valientes (Argentina/2005). Guión y dirección: Damián Szifron. Elenco: Diego Peretti, Luis Luque, Oscar Ferreiro, Gabriela Izcovich, Martín Adjemián, Tony Lestingi y Daniel Valenzuela. Fotografía: Lucio Bonelli. Música: Guillermo Guareschi. Edición: Alberto Ponce. Dirección de arte: Jorge Ferrari y Juan Mario Roust. Sonido: Fernando Soldevila. Duración: 112 minutos. Apta para mayores de 13 años con reservas. Disponible en Netflix.
(Esta crítica fue publicada en el diario La Nación a propósito de su estreno en salas en septiembre de 2005)
Con apenas 30 años, luego del Martín Fierro de Oro y del rating descomunal de Los simuladores, y de probar suerte con una arriesgada opera prima como El fondo del mar, Damián Szifron amplifica en Tiempo de valientes su interés por los géneros populares: en este caso, una mixtura de comedia y de policial, con escalas en el thriller psicológico y en el cine de acción e incluso con algunos guiños al western-spaghetti de Sergio Leone.
A contramano de la inmensa mayoría de sus colegas generacionales, que apuestan por un cine de raigambre más autoral, intelectual e intimista, con la nouvelle vague francesa como principal referencia, Szifron encuentra sus modelos en el cine norteamericano. Así, Tiempo de valientes no es otra cosa que una buddy-movie, término con que se conoce en Hollywood a las historias protagonizadas por dos improbables compinches decididamente opuestos entre sí, pero con una impronta social y humorística reconociblemente porteña.
Tiempo de valientes -que bien podría definirse como una cruza entre Arma mortal y Analízame- se centra en las desventuras afectivas, laborales y existenciales de un psicoanalista y de un detective: dos seres anónimos, por momentos mediocres, que producto de una catarata de sucesos extraordinarios terminan convertidos en involuntarios héroes que luchan contra un sistema corrupto.
Mariano Silverstein (Diego Peretti) es un psicólogo que, tras ser condenado por un accidente automovilístico, solicita una probation. El juez le asigna, entonces, un trabajo comunitario: ser el acompañante terapéutico de Alfredo Díaz (Luis Luque), un inspector de la Policía Federal atormentado por la infidelidad de su esposa.
Como en toda buena comedia, las cosas empezarán a invertirse y así el pragmático y contenedor profesional pronto se convertirá en un ser tanto o más vulnerable e inseguro que su paciente. Silverstein, muy a su pesar, se adentrará de lleno en el submundo de las fuerzas de seguridad y concretará un rígido y acelerado entrenamiento en materia policial.
Entre el humor judío, el gag físico y la velocidad de la screwball-comedy, un atrevido manejo del absurdo y de la paranoia que remite, por ejemplo, al Martin Scorsese de Después de hora o al Francis Ford Coppola de La conversación, y con su ya habitual categoría para la construcción de una trama sostenida por el suspenso (hay aquí mucho del Alfred Hitchcock de El hombre que sabía demasiado y de Notorious: Tuyo es mi corazón), Szifron elabora un entretenimiento muy eficaz.
Película diáfana y sencilla, con una mirada por momentos inocente del mundo en el que nadie -salvo, claro, nuestros dos antihéroes- parece cumplir con sus roles y sus responsabilidades, Tiempo de valientes resulta inteligente en su mirada disparatada de una coyuntura muy reconocible y delirante en su construcción de una realidad que -en los términos aquí planteados- parece difícilmente creíble.
Impecable en todos sus rubros técnicos (otra muestra del enorme profesionalismo de varios jóvenes incorporados hace poco tiempo a la industria del cine), Tiempo de valientes encuentra en Peretti y Luque a dos intérpretes ideales para sacar provecho de las contradicciones iniciales y de las coincidencias posteriores, a partir de códigos implícitos de nobleza, lealtad, camaradería y amistad. Entre los personajes secundarios, en cambio, el resultado no es tan homogéneo: mientras Oscar Ferreiro construye un implacable y cerebral villano de fuste, con toda la sangre fría, el cinismo y la arrogancia de un jerarca de los servicios secretos, otros -como el comisario que interpreta Martín Adjemián- dan alguna que otra nota falsa y caen en una innecesaria sobreactuación.
Película destinada a ese segmento -para nada despreciable- de espectadores que disfrutan de entretenimientos pasatistas sin desmedidas exigencias intelectuales, Tiempo de valientes hace gala de un estándar visual y narrativo que no muchas veces el cine industrial ha podido alcanzar. Szifron, por su parte, combina referencias propias de la vieja y de la nueva cinefilia (el film es old-fashioned y moderno a la vez), apuesta siempre por el costado más lúdico de la narración clásica y trabaja los distintos matices, elementos, dimensiones de su material como una metáfora del propio lenguaje cinematográfico.
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Una muy buena noticia la llegada a Netflix de esta comedia policial que, en mi modesta opinión, es la mejor que ha hecho Damián Szifron. A la explosiva dupla protagónica de Luis Luque y Diego Peretti que componen a un policía duro y a un psicoanalista se le debe sumar el impecable villano que compone el muy buen actor Oscar Ferreiro y un memorable papel secundario de Gabriela Izcovich como la esposa de Peretti Es una película muy bien filmada, sólida en sus rubros técnicos y con un guión impecable de punta a punta. Para volver a ver y disfrutar (9/10)