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Steven Spielberg: “Mis películas son un antídoto contra el cine oscuro y el mundo cínico de hoy”

En este encuentro en el marco del Festival de Cannes 2016, el brillante director habló de Mi buen amigo gigante, de su filmografía y de su visión de la actualidad.

Publicada el 21/01/2023


La recuperación y publicación de este reportaje forma parte de una instancia inicial del proyecto Grandes cineastas: 50 entrevistas, realizado con el apoyo del FONDO NACIONAL DE LAS ARTES (Beca Creación - Desarrollo de Proyectos 2022).



(Esta es una versión bastante más larga de la publicada en el diario La Nación del 9 de julio de 2016)

Por Diego Batlle

La cita con Steven Spielberg es en la suite Sean Connery del último piso del Hotel Carlton Intercontinental de Cannes. Desde allí la vista a la bahía de la Croisette -emblemática escenografía de la Costa Azul con su ostentación de hoteles, bares, restaurantes, boutiques y balnearios de lujo- es privilegiada. Y privilegiada es también la oportunidad de entrevistar a uno de los grandes directores contemporáneos, una referencia ineludible desde que en la década de 1970 surgiera con joyas como Reto a la muerte, Tiburón o Encuentros cercanos del tercer tipo.

Con más de 30 películas sobre sus espaldas y próximo a cumplir 70 años, Spielberg ha hecho de todo, y casi todo bien. Desde sagas de aventuras de inmensa popularidad (Indiana JonesJurassic Park) hasta películas de prestigio (La lista de Schindler, ganadora del Oscar), pasando por clásicos para toda la familia (E.T., el extraterrestre), films bélicos (Rescatando al soldado Ryan), épicas históricas (Lincoln) o thrillers como la reciente Puente de espías.

Con la amabilidad y la sencillez dignas de los verdaderamente grandes, Spielberg llega puntual a una charla concertada para un domingo al mediodía, momento más propicio para un almuerzo relajado mirando al mar que para un encuentro con un periodista. Pero la persistencia, la conducta y el profesionalismo son características que han complementado su talento impar hasta convertirlo en uno de los cineastas más admirados, respetados y hasta reverenciados de Hollywood.

En esta oportunidad, Spielberg viajó a Cannes para el estreno mundial de El buen amigo gigante (The BFG), producción de Walt Disney basada en el libro de 1982 escrito por el gran Roald Dahl con guión de la ya fallecida Melissa Mathison (autora también de la apuntada E.T.). La película -que en la Argentina se estrenará el próximo jueves 14- significó además el regreso del director al universo de las aventuras fantásticas para todos los públicos.




El buen amigo gigante arranca como una deslumbrante (sobre todo en el terreno visual) historia sobre la relación entre Sophie (Ruby Barnhill), una niña de diez años que vive en un orfanato, y el querible monstruo al que alude el título (Mark Rylance, ganador del Oscar por Puente de espías), pero en su segunda mitad se convierte en lo que todos esperaban: una entrañable historia de amor más allá de las diferencias concebida a pura emoción y con una larga secuencia ambientada en el palacio de Buckingham con la mismísima reina de Inglaterra (Penelope Wilton) que resulta hilarante y brillante. “Desde que le leí el libro a mis hijos cuando eran pequeños y vi lo bien que funcionaba con ellos siempre quise filmar esta película. Cuando Melissa (Mathison) se sumó como guionista y la familia Dahl nos apoyó tuve en claro que quería ser no sólo el productor sino también el director", asegura el realizador de La terminal y Minority Report: Sentencia previa.


-Uno de los temas esenciales de esta película y diría de toda su filmografía es la soledad ¿Por qué se ha convertido en algo tan recurrente?

-La soledad es un lugar muy familar para mí, un sentimiento del que siempre traté de escapar. En ese sentido, es simplemente como filmar mi propia vida. Mucho antes de casarme y tener hijos, pretendía no estar solo, pero recuerdo como si fuera hoy la sensación de sentirme excluido, aislado, y eso reaparece de alguna manera en BFG. Me resultó fácil contar esta historia porque comparto los sentimientos con los personajes. Yo soy El Buen Amigo Gigante. Es la relación entre dos huérfanos en sentido estricto o metafórico. Una niña y un gigante que se conocen, se entienden y se complementan. Ese es el corazón emocional de la película.


-Otra característica de sus películas es el optimismo, algo que no es común en un cine actual dominado por la oscuridad y el cinismo...

-Hablo por mí mismo, no soy un crítico como usted que busca tendencias (se ríe). No me gusta el cinismo del mundo de hoy, la forma en que mucha gente se expresa, la sensación de que cada vez hay más divisiones. Ir contra esa percepción fue uno de los motivos principales que me llevó a filmar El buen amigo gigante. Mi cine es un antídoto contra el mundo actual. Por eso me gustan películas como Guardianes de la Galaxia, una historia optimista, para nada cínica, que no se toma en serio. Fue una brisa de aire fresco entre las películas de superhéroes.


-¿Qué hay de Dahl en su película?

-El espíritu de la historia. No tomamos demasiado en cuenta las ilustraciones, con la excepción de las orejas gigantes de BFG, tampoco nos juntamos con la familia de Dahl. El guión tiene mucha más estructura y conflictos que el libro. Y necesitaba una actriz pura y creible como Ruby.


La nota original en La Nación


-¿De dónde viene su capacidad para elegir intérpretes muchas veces desconocidos y puntualmente niños para protagonizar sus historias?

-El arte del casting tiene que ver, sobre todo, con la intuición. Cuando empezás a pensar demasiado en por qué te interesaba determinado actor ese pálpito, esa corazonada se evapora. Yo siempre tengo inseguridades, una lucha interna entre el cerebro que funciona todo el tiempo con advertencias y al que tengo que parar y un susurro en mis oidos que me dice que estoy haciendo lo correcto. Muchas veces elijo a un actor y en la semana siguiente empiezo a dudar de mi elección. Llamo a ese actor a leer de nuevo el guión y me doy cuenta de que estaba en lo correcto. Y me castigo diciendo: “¿Por qué lo hice leer de nuevo? ¿Por qué les hice perder tiempo a todos? La inseguridad y el riesgo son aspectos fundamentales de esa gran lucha interna del artista. Por suerte creo que he tenido más aciertos que errores.


-¿Cuán importantes son para usted las reacciones del público?

-Me sigue emocionando escuchar las diferentes razones por las que gustan mis películas. Estoy siempre muy atento. Anoche 2000 personas vieron El buen amigo gigante por primera vez y fueron 2000 recepciones diferentes. Lo mismo ocurre con films de alto impacto como Star Wars: El Despertar de la Fuerza, que nadie interpreta igual, todos les encuentran significados diferentes. Ese es el verdadero arte de la narración, conseguir esa comunión, ese encuentro entre el artista y su audiencia: desde nosotros a la pantalla y de la pantalla al público.


-Recién hablaba de la recepción de Star Wars ¿Nunca tuvo la tentación de involucrarse como director en esa saga?

-No, George (Lucas) siempre me hacía esa pregunta y yo le decía: “Vos hacés películas que transcurren en el espacio sideral, yo hago películas sobre gente del espacio que viene hacia mí”. Esa es la diferencias entre nosotros (risas). Pero me considero un fan absoluto de la saga.


-¿Está muy atento a los avances de la tecnología y a cómo aplicarlos en sus películas?

-No tanto. Colegas como George Lucas, Peter Jackson o James Cameron, sí. Los respeto y me parece bien sus búsquedas, pero no soy un fan de filmar a mayor velocidad, a más cuadros por segundo, porque hacen que las películas se parezcan demasiado a la vida real y yo voy al cine precisamente para escapar de la vida real. No quiero duplicar esa experiencia. Hemos perdido el look, la textura, la vida propia del fílmico frente a la dictadura del digital. Con cámaras digitales como la Red Cam o Alexa se trabaja bien, pero es como la diferencia entre el óleo y el pastel, entre impresionismo y la realidad fotográfica. A mi me gusta el impresionismo en el cine. Igual sigo buscando técnicas nuevas. Mi próxima película, Ready Player One, es sobre la realidad virtual y seguramente muchos nos van a cuestionar por eso. Con el tiempo veremos si es una herramienta narrativa que puede perdurar o sólo la flor de un día.




-BFG es, a su manera, un héroe, pero se ubica muy lejos de los superhéroes que hoy inundan la pantalla ¿Cómo se lleva con esta tendencia?

-Cualquiera pueda ser un héroe. Una persona común que ve un accidente, a un auto incendiándose, le saca el cinturón de seguridad al conductor y lo rescata antes de que el coche explote, es un héroe. El superhéroe puede hacer lo mismo, pero llega volando, levanta el auto, sacude a la persona y apaga el fuego con un soplido. Esa es la diferencia. Yo prefiero el héroe al superhéroe. Es más creible, me puedo identificar más con él. Nunca fui demasiado fan de los superhéroes, no entiendo eso de transformarse en una cabina telefónica, me gustan los personajes con características que todos tenemos. Me encantan las Superman de Richard Donner, las películas de The Dark Knight de Christopher Nolan, la primera Batman de Tim Burton, pero hay tantas que se me da vueltas la cabeza. Las películas de superhéroes se parecen demasiado entre sí, me cuesta distinguirlas.


Entra una asistente del equipo de comunicación de Disney y dice: “Una pregunta más”. “Tres preguntas más”, responde Spielberg ante la mirada resignada de la joven.


-¿Cómo hace para mantenerse tan activo y creativo con 70 años?

-Ni idea. No me lo pregunto y no lo pienso. No puedo creer que tenga 70. Levantarme por la mañana e ir a trabajar es algo natural para mí, como la hacía mi padre con las primeras computadoras. Empiezo viendo CNN en medio del tráfico durante una hora y, cuando me aburro de la realidad, empiezo a trabajar con la fantasía.


-¿Qué película o director joven lo conmovió últimamente?

-El hijo de Saúl estuvo muy cerca de romperme el corazón con su aproximación al Holocausto. Vi la película un día antes de conocer al director húngaro László Némes para una cena de la Academia. La semana siguiente lo invité a mi oficina y charlamos durante dos horas de cine. Me gustaría trabajar con él ya.


-Siempre tuvo una relación generosa, de maestro-discípulo, con directores más jóvenes...

-Sí, desde Robert Zemeckis hasta J.J. Abrams (a quien conozco desde sus 15 años), muchos colegas se han acercado y me han tomado como inspiración para luego hacer cosas muy diferentes, por suerte. Todos me conocen... ¡porque soy un viejo!


La misma empleada de Disney que había ingresado minutos antes dice “Gracias”, y ahora sí el reportaje llega a su fin. Habrá, de todas maneras, tiempo para romper un poco más el protocolo, sacarse unas fotos y que Steven regale un autógrafo en el pressbook de la película. La distancia entrevistador-entrevistado es una de las reglas de oro del periodismo, pero a veces -muy pocas veces- hay que hacer una excepción. No todos los días estamos ante un maestro del cine. Los gustos hay que dárselos en vida.




La amistad y los proyectos con Peter Jackson

Consultado durante la entrevista sobre los trabajos pasados, presentes y futuros en colaboración con Peter Jackson, Spielberg respondió: “Tenemos una gran relación. El que conocía a Peter era mi protegido Bob (Robert) Zemeckis, que a su vez estaba apadrinando a Peter para Muertos de miedo (The Frighteners) ¿Recuerda ese film ? Nunca había tenido la oportunidad de encontrarme con él hasta que tuve el honor de abrir el sobre y entregarle a él y a Fran (Walsh) el Oscar a mejor película por El señor de los anillos: El retorno del rey en 2004. Así que nos conocimos sobre el escenario frente a una multitud, dándonos la mano con la estatuilla (risas). En el backstage, a los pocos mínutos, ya estábamos hablando de películas, pasamos juntos un momento maravilloso y nos convertimos inmediatamente en amigos. Sentíamos que hablábamos el mismo lenguaje sobre cine, luego descubrimos que los dos amábamos a Tintín y así llegamos a nuestro primer proyecto juntos”. “Peter -agrega Spielberg- tiene una gran ventaja sobre mí: él es dueño de su propia empresa de efectos visuales (Weta Digital) que le permitie hacer películas como El señor de los anillos o King Kong en condiciones ideales, y aportar a otras ajenas como El planeta de los simios. Luego trabajé con ellos en Las aventuras de Tintín: El secreto del unicornio y El buen amigo gigante. Es una compañía maravillosa. Y se viene una tercera película sobre Tintín, de la que ya tenemos el guión listo. Peter será el director y yo, el productor. Siempre estuvo planeada como una trilogía: yo dirigí la primera y él, las otras dos. El estuvo alejado del universo de Tintín durante bastante tiempo por El Hobbit y por una película en la que estamos trabajando juntos (de la que nadie sabe nada porque es un secreto) y luego sí hará la tercera parte de la trilogía.”


Aclaración: las fotos de la nota original no están disponibles en buena calidad por lo que fueron reemplazadas por otras con el objetivo de acompañar el texto, que sí se transcribió en su totalidad. Reproducido con autorización previa de S.A. La Nación.


Otros textos de esta serie de entrevistas:

David Cronenberg en 2014

Adolfo Aristarain con Federico Luppi en 1997

Hou Hsiao-hsien en 2001

Leonardo Favio en 1992


Jean-Luc Godard en 2001

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