Columnistas

Jean-Luc Godard: “Mi cine es un acto de resistencia intelectual y personal”

Esta entrevista fue publicada originalmente en el diario La Nación del 18 de mayo de 2001 durante la cobertura del 53° Festival de Cannes.

Publicada el 04/01/2023


La recuperación y publicación de este reportaje forma parte de una instancia inicial del proyecto Grandes cineastas: 50 entrevistas, realizado con el apoyo del FONDO NACIONAL DE LAS ARTES (Beca Creación - Desarrollo de Proyectos 2022).



Por Diego Batlle

CANNES.- Con la presentación en la competencia oficial de Éloge de l’amour (Elogio del amor) el festival vivió indudablemente su momento más emotivo y a la vez el más polémico. Fue emotivo porque se trató del regreso a lo grande de Jean-Luc Godard, que a los 70 años sigue siendo uno de los realizadores más prestigiosos del cine europeo. Y polémico, porque su figura sigue siendo motivo de disputas que van más allá de los valores artísticos de sus películas.

Éloge de l’amour fue saludada por la gran mayoría de los críticos como la película más sólida, emotiva y accesible de Godard en muchos años y tiene serias posibilidades de quedarse con algún galardón en la premiación de pasado mañana. Pero aún hoy el director de Sin aliento sigue generando divisiones y enconos varios: todavía existen entre los intelectuales franceses los que están en favor y los que están en contra de Godard, en favor y en contra de la Nouvelle Vague, en favor y en contra de Cahiers du Cinéma, la revista en la que él participó como crítico junto con otros grandes como Eric Rohmer, Claude Chabrol, François Truffaut y Jacques Rivette, este último también presente en la competencia de Cannes 2001.

La reacción también fue muy violenta por parte de los críticos estadounidenses, que salieron a contrarrestar el furibundo ataque que Godard hace en su película a la política, a la sociedad, a la cultura y a la industria del cine norteamericanos y, muy especialmente, a la figura de Steven Spielberg.

"Estoy dispuesto a cuestionar sus películas una por una, toma por toma, me parece un director oportunista y manipulador", dice Godard en diálogo con La Nación. Para que no queden dudas de su postura, en su film aparece un director norteamericano que le paga a una necesitada pareja de veteranos héroes de la Resistencia para quedarse con los derechos de su historia de amor y la lucha contra la ocupación nazi.



Este hombre que llega al reportaje con su ya mítica imagen para los cinéfilos -pelo revuelto, grandes anteojos, un cigarro en una mano y el encendedor en la otra- no sólo cuestiona a Spielberg ("La pobre Emilie Schindler se está muriendo de hambre en su país", dice a este enviado) sino que opone a eso un sensible y divertido homenaje a Robert Bresson.

En una escena de la película -cuyos derechos para la Argentina, afortunadamente, ya fueron comprados- Godard muestra en el subte un afiche de El carterista, de Bresson, junto a otro de la taquillera The Matrix. Varios minutos más tarde, la cámara regresa al lugar: el afiche de El carterista sigue en su lugar; el otro, en cambio, ha sido reemplazado por el de otra película estadounidense cualquiera.

Para Godard, está claro, lo que perdura es la memoria de sus ídolos y compañeros de ruta: así, en el reportaje nombrará no sólo a Bresson ("un modelo ético"), Truffaut y Rivette, sino también al teórico André Bazin, a Henri Langlois, a Max Ophuls, a James Agee, a Alfred Hitchcock y -en uno de los pocos casos que destaca del cine contemporáneo- a la joven iraní Samira Makhmalbaf.

Por Éloge de l’amour, una película que en muchos sentidos resulta más personal incluso que su autorretrato JLG/JLG, desfilan también sus filosóficas posturas respecto de la historia, de la globalización, de las desigualdades sociales, de la literatura, la música y la pintura, de la tecnología y la religión, entre muchas otras cuestiones.

El director de Vivir su vida y Yo te saludo María, que decidió personalmente que la prensa extranjera que lo entrevistara fuese sólo de la República Checa, Rusia y la Argentina, admitió sentirse algo cansado de promocionar su film y durante parte del reportaje prefirió intercambiar impresiones sobre fútbol, tenis y automovilismo, disciplinas en las que demostró ser todo un entendido.



-¿Sintió que era necesario participar en la competencia de Cannes para promocionar la película?

-Sí, porque es una forma de hacerla conocer. Este fue un proyecto muy complicado, que demandó mucho tiempo, y si la presentación en Cannes sirve para que por lo menos se dé en pequeñas salas de distintas partes del mundo, vale la pena el esfuerzo. Mis películas cada vez son vistas por menos gente. El festival, además, fue muy importante para todos nosotros, para nuestra formación, nuestra difusión y para el debate. Yo recuerdo que vine por primera vez en 1950 y había un joven norteamericano que cargaba las latas de películas: era Jack Nicholson. Ahora nos volvimos a cruzar.


-¿Siente por momentos que lo reverencian como a un veterano?

-¡Pero si somos piezas de museo! A los festivales les encanta homenajear a los viejos y por eso nos traen a Manoel de Oliveira, a Shohei Imamura, a Rivette o a mí. Pero yo sólo estoy viejo de edad, internamente me siento con mucha energía.


-¿Por qué filmó Éloge de l’amour en dos partes tan distintas, una en cine y la otra en video, con esquemas y situaciones tan disímiles?

-Porque la primera son historias de amor más convencionales, "escritas" con un marcador grueso como la cámara de 35 milímetros, y la otra es una exploración más documental hecha con un lápiz como la camarita de video, en la Bretaña. Pero en ningún caso pretendo seguir esquemas de narración convencional. Mi cine está hecho de acumulación de pensamientos, de citas, de anécdotas, de lecturas de autores que me interesan.


-¿Y por qué filmó el presente en blanco y negro y el pasado en color?

-Porque se trata de una anacronía, a lo Proust. Es como si hubiese comenzado por el final de la novela, como si hubiese escrito primero el complemento, el verbo, y después el sujeto. Además, así sigo yendo contra la corriente: el blanco y negro se asocia con el pasado (se ríe).



-Para muchos críticos estadounidenses su película es una provocación y usted, a esta altura, apenas un francotirador.

-¿De qué provocación se puede hablar si el cine de Hollywood tiene todo dominado, todo comprado? Más bien esta película es un acto de resistencia intelectual y personal.


-Pero esta vez incorpora a la mirada crítica una dosis de humor.

-Sí, es un humor un poco corrosivo y tiene que ver con la prepotencia que frente al resto del mundo tienen los Estados Unidos, país incapaz de tener memoria, de contar su propia historia. Ellos, por ejemplo, se autodenominan "americanos" ¿Ustedes no son acaso también americanos? ¿Y los brasileños? En la película se tratan estas cosas con levedad, pero también con seriedad.


-Hacía mucho que no se mostraba a París como usted lo hace, con una hermosa fotografía en blanco y negro.

-Es la París moderna, contemporánea, y también la tradicional, la atemporal, la de los cafés de siempre. Quise recuperar el espíritu de la nouvelle vague, cuando salíamos a "tomar" París sin tener que cortar la calle o pedir autorización a la burocracia. La fotografía no es mérito mío. Es que sólo ahora los laboratorios han aprendido a revelar la película Kodak convencional de manera más o menos correcta.









Una revista que hizo historia


CANNES.- Para completar el desembarco que este año hicieron dos históricos como Jean-Luc Godard con Éloge de l’amour y Jacques Rivette con Va savoir, ayer se proyectó Le cinéma des Cahiers-50 ans d'histoires d'amour, largometraje documental que el argentino Edgardo Cozarinsky filmó con motivo del medio siglo de vida de la mítica revista francesa de la que formaron parte también Chabrol, Rohmer y Truffaut.

Se trata de un muy interesante acercamiento a la conflictiva historia de esta revista que marcó al cine mundial, especialmente durante los años '50 y '60, que generó la Nouvelle Vague, que concibió la teoría (política) de los autores, revalorizó al cine clásico de Hollywood y defendió las cinematografías periféricas.


Mediante excelentes materiales de archivo y testimonios de todos los que influyeron o participaron de la experiencia se recorre medio siglo de historia del cine francés, con los aportes de gente tan diversa como André Bazin, Henri Langlois, Serge Daney y Serge Toubiana, y de otros ex integrantes devenidos directores, como Olivier Assayas y Arnaud Desplechin.


La película -producida por Canal Plus- es bastante crítica con la etapa "maoísta" de la revista y con las luchas intestinas que fueron cambiando sucesivamente la conformación y la línea politizada de Cahiers. Por eso resultó triste ver a los actuales integrantes de la publicación atacar violentamente a Cozarinsky en un debate posterior a la proyección.


Aclaración: las fotos de la nota original no están disponibles en buena calidad por lo que fueron reemplazadas por otras con el objetivo de acompañar el texto, que sí se transcribió en su totalidad. Reproducido con autorización previa de S.A. La Nación.


Otros textos de esta serie de entrevistas:

Adolfo Aristarain con Federico Luppi en 1997

Leonardo Favio en 1992

Hou Hsiao-hsien en 2001

Steven Spielberg en 2016

David Cronenberg en 2014

COMENTARIOS

  • SIN COMENTARIOS

DEJÁ TU COMENTARIO


COLUMNISTAS ANTERIORES


Videocrítica de "Grand Tour", de Miguel Gomes
Diego Batlle y Manu Yáñez

Diego Batlle y Manu Yáñez analizan la nueva película del director de Aquel querido mes de agosto y Tabú, que luego de su estreno mundial en el Festival de Cannes 2024 (Premio a Mejor Dirección) y de un breve paso por las salas argentinas ya está disponible en la plataforma de streaming MUBI.

LEER MÁS
Videocrítica de "Misericordia" de Alain Guiraudie
Diego Batlle y Manu Yáñez

Análisis de la nueva película del director de No Rest for the Braves / Pas de repos pour les braves (2003), The King of Escape / Le roi de l'evasion (2009), El desconocido del lago / L'inconnu du lac (2013), Rester vertical (2016) y Viens je t'emmène (2021). Lanzamiento en Argentina: Festival de Cine Francés (Abril 2025) y en salas comerciales (Mayo 2025).

LEER MÁS
Nuestro cine por hacer
Pablo Chernov, productor y docente

Algunas ideas sobre cómo (re)pensar las películas en estos tiempos de ataques constantes y con un INCAA intervenido y prácticamente inactivo.

LEER MÁS
Derechos involucrados en la obra audiovisual
JULIO RAFFO

Nuevo aporte de nuestro columnista experto en legislación cinematográfica.

LEER MÁS