Cartas

Lo que ellas quieren

Publicada el 19/06/2009
Después de ver la bella, prolija e insípida Felicitas y de leer sobre el éxito que ha tenido en su arranque comercial confirmo una vez más (por si hacía falta) que el "público" (o sea, el 99,5% de la gente que aún va al cine) quiere eso: films previsibles.

Los argentinos, qué duda cabe, quieren productos amables y obvios, pero que sean "lindos" ("¡qué linda fotografía tiene!", escucho y siento náuseas).

No sé si porque pasó a ser un entretenimiento caro, si porque a la gente se le atrofió el cerebro y ya no tiene paciencia ni ganas de ser desafiada, pero lo concreto es que cada vez hay menos hábito de ver buen cine de autor, ya sea argentino o extranjero.

Que Una semana solos, de Celina Murga, deba mendigar un par de salas y un par de semanas de vida en la cartelera, mientras este dramón histórico de Teresa Costantini tenga todo a su disposición, habla a las claras del estado de las cosas.

Las mujeres -que van mucho al cine solas o deciden por sus maridos qué ir a ver- optan por productos que bien podrían ser proyectos de y para la televisión, mientras que ellos corren raudos al próximo tecno-thriller con un millón y medio de efectos visuales que olvidan a la media cuadra.

Mientras tanto, el mejor cine del mundo sólo llega a cuentagotas (y ahora en proyección DVD) o durante el oasis del BAFICI, las salas cada vez están más vacías, los cinéfilos ven sus películas bajadas de Internet en pantallitas de computación y lo que alguna vez fue una herramienta invalorable para descubrir el mundo y discutir sobre él en interminables veladas de café va muriendo lenta, pero inexorablemente. Q.E.P.D.

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