Críticas
Estreno en cines
Crítica de “La hora de la desaparición” (“Weapons”), película de Zach Cregger con Julia Garner, Josh Brolin y Amy Madigan
Tras el éxito de crítica y público de Bárbaro / Barbarian (2022), Zach Cregger redobla la apuesta con un film mutante, desaforado y creativo que funciona en buena parte de las algo más de dos horas que dura.
La hora de la desaparición (Weapons, Estados Unidos/2025). Guion y dirección: Zach Cregger. Elenco: Julia Garner, Josh Brolin, Amy Madigan, Alden Ehrenreich, Austin Abrams, Cary Christopher y Benedict Wong Fotografía: Larkin Seiple. Edición: Joe Murphy. Música: Zach Cregger, Hays Holladay y Ryan Holladay. Distribuidora: Warner Bros. Duración: 128 minutos. Apta para mayores de 16 años.
Si bien ya había actuado y dirigido en múltiples series y películas, Zach Cregger asombró a los cultores del cine de género con Bárbaro / Barbarian, por lo que muchos esperaban con ansiedad e interés qué haría a continuación. Y, en ese sentido, La hora de la desaparición (curioso título de estreno local frente al original Weapons) resulta una ratificación de su audacia, creatividad e ínfulas, sus no pocos caprichos que se compensan con su talento para la puesta en escena, para revisitar y luego subvertir los distintos géneros que va abordando.
La película arranca como una mixtura entre Perdida, de David Fincher, la serie The Leftovers, It (Eso), de Andrés Muschietti (más bien el universo de Stephen King) y los oscuros cuentos de hadas de los hermanos Grimm. En un pueblo de Pensilvania llamado Maybrook, 17 niños salen de sus casas a las 2:17 A.M. y desaparecen. Todos son compañeros de una misma clase y al día siguiente el único que se presenta en el aula es un chico tímido, Alex Lilly (Cary Christopher). La policía y el FBI lo interrogan e investigan todas las pistas posibles, los padres revisan una y otra vez las imágenes tomadas por sus cámaras de seguridad, pero lo concreto es que todos los chicos se han ido por sus propios medios. El chivo expiatorio, entonces, pasa a ser Justine Gandy (Julia Garner), la maestra de ese tercer grado al que todos insultarán en una reunión informativa del colegio y terminarán agrediendo de distintas maneras (hasta le pintan la palabra “BRUJA” en el auto).
Pero si el inicio está más cercano del thriller psicológico, poco a poco la película va desmarcándose del “drama adulto” para abrazar zonas bastante más extremas, violentas y esotéricas llegando hasta el delirio propio de, digamos, Longlegs: Coleccionista de almas y a los excesos del gore y de la comedia más kitsch.
Narrada desde distintos puntos de vista con situaciones que por momentos se repiten o entrecruzan, La hora de la desaparición tiene segmentos titulados como los personajes: no solo están los dedicados a Justine y Alex, sino también los de Archer Graff (Josh Brolin), padre de uno de los chicos desaparecidos; Andrew (Benedict Wong), director de la escuela; Paul (Alden Ehrenreich), un policía casado que mantiene un affaire con Justine; y Anthony (Austin Abrams), un junkie que parece estar siempre en el lugar equivocado. Y no conviene adelantar demasiado, pero en determinado momento irrumpirá en escena Gladys (una desbordada, irreconocible e irresistible Amy Madigan), tía del pequeño Alex.
Es cierto que la película perturba, incomoda y desconcierta, pero también tiene el arrojo, el desenfado y el ingenio como para atrapar al espectador y no soltarlo durante sus algo más de dos horas. Es cuestión, entonces, de aceptar los códigos, entregarse y sumergirse en el universo perverso pero al mismo tiempo lleno de humor negro de un Zach Cregger que como guionista y director empieza a consolidarse como uno de los exponentes del fantástico y el terror a seguir con atención.
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