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Crítica de “La chica zurda” (“Left-Handed Girl”), película de Shih-Ching Tsou producida, coescrita y editada por Sean Baker (Netflix)
Productora de varias de las películas de Sean Baker, la taiwanesa radicada en Nueva York Shih-Ching Tsou regresó a su tierra natal para este notable debut como directora en solitario. El ganador de la Palma de Oro y del Oscar por Anora fue parte clave del proyecto y estuvo presente en el estreno mundial del film en el Espacio Miramar de la sección Semana de la Crítica del Festival de Cannes, donde esta ópera prima ganó uno de los premios principales.
La chica zurda / Left-Handed Girl (Taiwán, Francia, Estados Unidos, Reino Unido/2025). Dirección: Shih-Ching Tsou. Elenco: Janel Tsai, Shih-Yuan Ma, Nina Ye, Brando Huang, Akio Chen y Xin-Yan Chao. Guion y producción: Sean Baker y Shih-Ching Tsou. Fotografía: Ko-Chin Chen. Duración: 108 minutos. Disponible en Netflix desde el viernes 28 de noviembre.
En 2004 Sean Baker y Shih-Ching Tsou codirigieron Take Out, una historia rodada en Nueva York con apenas 3.000 dólares que con el tiempo se convirtió en película de culto. La originaria de Taiwán no volvió a filmar, pero fue productora de Starlet, Tangerine, Proyecto Florida y Red Rocket. Dos décadas después de aquel debut, retomó la realización -ahora en solitario- con una vertiginosa, imperfecta, algo caótica pero siempre entrañable tragicomedia llena de vitalidad, de visceralidad, de desparpajo y de energía.
La cámara sobreexpuesta del iPhone de Shih-Ching Tsou absorbe y potencia los colores brillantes de las calles y los mercados de Taipei mientras que la fragmentaria, caleidoscópica edición de Sean Baker sostiene la narración a una velocidad frenética, desenfrenada. Es como si uno pudiera no solo ver la ciudad y escuchar sus ruidos sino también sentir sus olores, su transpiración pegajosa. Y es a esa desbordante urbe que regresan después de muchos años una madre joven llamada Sho-Fen (Janel Tsai) y sus dos hijas, una ya adolescente como I-Ann (Shih-Yuan Ma) y la otra, I-Jing (la adorable Nina Ye), de apenas cinco años. La idea de Sho-Fen es alquilar un puesto en una feria para abrir una casa de comidas.
A ninguna de estas tres mujeres (tres generaciones) las cosas les salen bien: Sho-Fen no puede afrontar los gastos del emprendimiento, I-Ann queda embarazada de su jefe y a la pequeña I-Jing se le da por robar chucherías de manera compulsiva. Los abuelos de las niñas tampoco parecen dispuestos a ayudarlas, pero sí lo hace un simpático puestero del mismo mercado que se enamora de Sho-Fen.
La chica zurda (el título hacer referencia a que la niña I-Jing es zurda y su abuelo la obliga a usar la otra mano porque dice que quienes utilizan la izquierda son víctimas de una maldición diabólica) va de la comedia de enredos al melodrama propio del culebrón televisivo y Shih-Ching Tsou se mueve con soltura entre esos registros tan disímiles. No todas las situaciones y conflictos son igual de eficaces pero La chica zurda respira cine e insufla esa alegría que se necesita para sobrellevar una cotidianeidad que muchas veces invita a la angustia y la depresión.
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