Festivales
Charles Chaplin + música en vivo, una experiencia íntima y encantadora
Gabriel Chwojnik -habitual colaborador de Mariano Llinás-, la reina de la electrónica Juana Molina, y la dupla entre la cantante Isol (ex líder del grupo Entre Ríos) y su hermano Zypce (luthier de profesión) fueron los encargados de musicalizar tres cortometrajes del gran Charles Chaplin. El primero de los dos shows en vivo que se realizó este jueves 26 en el Teatro 25 de Mayo (el segundo será el martes 31) regaló grandes momentos de esa mágica comunión entre imágenes y sonidos.
Publicada el 30/11/-0001
El gran maestro de la comedia representó un gran desafío para Gabriel Chwojnik, Juana Molina, e Isol y Zypce, quienes compusieron y ejecutaron música original muy alejada de las típicas bandas sonoras que solían acompañar a los films mudos.
El primero de los cortos proyectados fue Easy Street (1917, 24’, EEUU), a cargo de Gabriel Chwojnik. El músico, que suele colaborar con directores como Mariano Llinás y Gustavo Taretto, le contó a OtrosCines.com, que eligió acompañar el film básicamente con percusión, a cargo de los músicos Matías Keller y Gonzalo Pérez. Sus referentes fueron la música clásica, la de películas y el estilo de Carl Stalling, aquel maestro que musicalizó dibujos de la Warner, entre otros trabajos. “En este corto aparece el primer superpolicía de la historia del cine, así que intenté crear una música que siguiera sus hazañas utilizando como base un vibrafón y un xilofrón, y prescindiendo de sonidos electrónicos”, explicó. La ejecución tuvo la cualidad de resaltar el dramatismo de esta historia de persecuciones de una imaginación desbordante.
Luego llegó el turno del brillante One A.M. (1916, 24’, EEUU), donde Carlitos vuelve a casa luego de una de sus borracheras. Isol, ex vocalista de Entre Ríos, compartió el set con su hermano Zypce, luthier de profesión, que utilizó recursos como el scratching y trabajó con instrumentos diseñados por él mismo, como un raro artefacto que describió como “cuerdas de piano en estructura metálica”. La exquisita Isol utilizó su propia voz como instrumento, apuntando a crear climas en cada una de las partes del corto. El trabajo fue el de recrear a partir de la música el estado mental un poco hipnótico, un poco fantasmagórico, de la borrachera de Carlitos.
Para cerrar la noche, Juana Molina, junto a su colaborador habitual Alejandro Franov, hizo lo propio con The Immigrant (1917, 24’, EEUU). “Trabajé con samplers y loops, grabé todo lo que me parecía apropiado mientras veíamos el corto y ensayábamos. Lo que intentamos fue evitar el clisé”, dijo Juana, que recreó muy libremente los diálogos con sonidos guturales que hacía en vivo. Algunos violines, algún piano de Rachmaninoff, y fragmentos de música electrónica fueron utilizados para enriquecer la proyección.
La noche fue toda una celebración de esa experiencia única y colectiva que es el cine. En la era de las descargas y de la piratería, esta proyección especial fue un manifiesto en favor de su magia única.
Quien se haya perdido este show, tiene la última oportunidad de verlo el martes 31 de marzo, a las 21, en el Teatro 25 de Mayo (Triunvirato 4444). La entrada es gratuita y se retiran allí ese mismo día, a partir de las 10.
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