Festivales
Cannes 2015: Entrevistas a los directores argentinos #1 / Iair Said (Presente imperfecto)
Por Diego Batlle
-Este realizador y actor de 27 años llegó a la Competencia Oficial por la Palma de Oro de Cortometrajes (son sólo 8 títulos seleccionados) con Presente imperfecto, lúcida tragicomedia que sigue la línea de su anterior película, 9 vacunas, ganadora del BAFICI 2012. Si bien es más conocido como intérpretes de films como Acá adentro y Mi primera boda, Said continúa profundizando su carrera como director y avanza con el proyecto documental Flora no es un canto a la vida.
-Presente imperfecto es uno de los tres cortos argentinos que se verán este año en Cannes junto a El pasado roto, de Martín Morgenfeld y Sebastián Schjaer (Quincena de Realizadores); y El ser magnético, de Mateo Bendesky (Cinéfondation).
Publicado el 8/5/2015 - 12:30:24
-¿Cómo llegaste a filmar Presente imperfecto?
-Filmar Presente imperfecto fue un impulso que me dio una de las productoras, Victoria Galardi. Yo venía de perder un concurso (el Gleyzer), en el que me había presentado con un documental que estoy filmando, había quedado entre los cinco finalistas y la desmotivación por perder ese concurso fue la motivación para filmar el corto que tenía escrito hacía unos años. Ella me dijo: "Perdiste este, no importa, ahora filmá el otro" La llamé a Laura Huberman para que me ayudara, y se puso al hombro la producción. A la protagonista, Katia Szechtman, y al resto de los actores ya los tenía apalabrados, porque el corto lo escribí pensando en ellos.
-¿En qué se diferenció de la experiencia previa con 9 vacunas?
-Básicamente quería mantener el mismo estilo. Trabajar bajo una atmósfera de amor, paciencia y buena onda, con amigos que quiero y admiro, y que fuera una experiencia placentera. No se filma todos los días un corto, hay que tratar de pasarla bien. Pero la verdad que sentía mucha más responsabilidad. Mi corto anterior tuvo un recorrido mucho más sorpresivo de lo que yo esperaba, y no quería decepcionar con este, ni a mí ni a las personas que confiaron en mí. No quería sentirme un vago. Había muchas cosas que quería repetir, tanto del estilo de trabajo como algunas similitudes narrativas, o de actores, o de locaciones: tratar de hacer algo parecido, pero mejor. Sofisticar un poco el anterior. Tuve más años para pensar cómo quería contarlo. Esta vez además me salió más caro: trabajé con un grupo más grande y con más equipos.
-El corto tiene en principio un tono leve y hasta lúdico, pero los sucesivos contratiempos del protagonista transmiten también una sensación de cierto malestar e incomodidad con un personaje demasiado pendiente de lo que piensan de él, de cuánto lo quieren o no, etc ¿Buscabas a través del humor un espíritu tragicómico y en sintonía con ciertas angustias existenciales tan contemporáneas? ¿Cuáles fueron tus principales ideas a la hora de escribir el corto?
-Creo que el corto atraviesa un tono "lúdico" en el que vale todo y te va llevando por distintos terrenos. Me gusta relacionar mi manera de contar, con esa palabra: "lúdico". Creo que hasta en los momentos más dramáticos de la vida es necesario atravesar un momento lúdico. El comienzo del corto, además de mostrar a un personaje solitario, intenta descibirlo un poco obsesivo, devolviendo una llamada perdida en el día de su cumpleaños. Un ser que necesita llenar su tiempo con algo, que no está contento, que está aburrido. Decide abrir sus regalos de cumpleaños, en medio de la fiesta, en soledad, sin compartirlo con nadie. Se siente medio perdido, está rodeado de gente, pero solo. En la escena de cumpleaños creo que es donde más se ve, cuando después de que lo saludan, se queda solo. Sí, lo relaciono con "ciertas angustias existenciales" mías, no sé si son sólo contemporáneas. Supongo que habrán existido siempre. Solo que ahora están más de moda. A la hora de escribir un proyecto, no pienso en "lo que quiero contar". Primero se me ocurre la historia y de ahí se desprende de lo que quiero hablar. Acá quería contar un cambio de un regalo de cumpleaños, y cómo desde allí devienen un montón de interrogantes. Sin querer sonar pretencioso, creo que el corto habla sobre la identidad, la soledad, la ciudad y la confusión. Y los malos entendidos…
-Pese a que tenés más experiencia como actor que como director, ¿te interesa profundizar la veta de realizador? ¿Te planteás la idea de hacer un largometraje? ¿Siempre como director y actor?
-Sí, me interesa mucho profundizar esa veta. Estoy preparando un documental que se llama Flora no es un canto a la vida, en el que estuve filmando desde hace tres años a una pariente mía. Me encuentro buscando financiación. La verdad que la idea de dirigir surgió como una manera más de mostrarme como actor. Estaba desempleado hacía meses, y tenía la necesidad de actuar, y tener material mío para poder mostrar. Mi productora de ese momento, Natali Sussman, me dijo que me producía ella todo y así fue que lo hice. No estaba en mis planes convertirme en director. Estudié guión, con Patricio Vega, pero nunca dirección. Solo dirección de actores con Nora Moseinco. La verdad que por ahora me imagino actuando y dirigiéndome a mí. Porque así escribo. Si se me ocurriera una historia que no protagonizaría un actor de mi edad, seguramente la haría y pensaría en otros actores. Por ahora sólo se me ocurren historias protagonizadas por mí. Me gustaría ver cómo sería dirigir historias de otros. Dirijo castings de cine y me interesan mucho esos momentos de escenas que no me pertenecen.
-¿Cómo ves el panorama del corto hoy en Argentina? Más allá de Historias Breves, de la producción incentivada por las escuelas de cine como la FUC y la ENERC o de ciertos ciclos en I.Sat o tipo La Nave de los Sueños no parece haber demasiado espacio para la difusión. Sin embargo, se sigue filmando mucho ¿Cómo lo analizás vos?
-Siento que está creciendo de a poco, podría estar creciendo con un poco más de velocidad si existieran más posibilidades económicas o de producción. En otros países del mundo existen leyes que defienden los difusión de los cortometrajistas locales (Colombia, por ejemplo). Y antes de cada película se pasa un cortometraje. Si ese corto es local, las salas pagan menos impuestos. No conozco en profundidad esa ley, pero en resumen funciona así. Acá, más allá de esos lugares que mencionas, sumando el BAFICI y los festivales nacionales de cine, los cortos no tienen demasiada difusión. No hay canales que pasen cortos, ni muchos cines. El mundo del cortometraje en Argentina aún está por explorarse. Tuve la suerte de viajar a distintos festivales del mundo (Incluso he viajado a Cannes como actor en 2011) y fue allí donde descubrí la importancia de los cortometrajes a nivel internacional. Afuera son muy apreciados. Hay países con megaproducciones en cortometrajes. He vendido mi cortometraje anterior a distintos canales de televisión de América Latina y Europa, pero en Argentina ya no hay lugar para eso más allá de I.Sat. El cortometraje en general está relacionado con estudiantes de cine, o directores amateurs, está estipulado como la primera carta de presentación de los directores para poder luego desarrollar sus largos, pero creo que no es sólo una manera de anticiparlo que luego podría ser una prolífica carrera como director de alguien, sino también un mundo en sí mismo. Hay historias que no necesitan ser contadas en más de una hora. Y no siempre el cortometraje funciona como una "prueba" para lo que vendrá. Admiro a los directores que luego de hacer un largo vuelven a hacer un corto. Los lugares que vos me mencionas, son fantásticos, pero no de alcance masivo para realizadores de todo el país. No cualquiera entra en la ENERC, y para poder estudiar en la FUC hay que ser de un poder adquisitivo de mediano a alto. Yo no lo podría haber pagado por ejemplo. Es cierto que, una vez que entrás en el mundillo, las propuestas de festivales y difusión te caen automáticamente, pero no todos tienen esa posibilidad.
-¿Cómo tomaste la selección para Competencia Oficial en Cannes y cuáles son tus expectativas a la hora de presentar el corto en el principal festival del mundo?
-Lo recibí con mucha emoción y alegría, obviamente. Si bien creo que participar de ese festival no hace ni mejor ni peor a mi cortometraje (más allá de que la gente que lo ve lo empieza a medir con una vara más extraña del tipo "para mí no es para Cannes" o "es re-Cannes"), no puedo negar que me da más notoriedad y posibilidades de seguir haciendo otros proyectos, amparado en el laurel pegado en el afiche. Y ese es mi objetivo: conseguir interesados en Flora no es un canto a la vida para poder llevarlo a cabo. Y mi expectativa mayor es que me llamen para actuar en películas de distintas partes del mundo. O por lo menos de Argentina.
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<p>Te felicito Iair, muy buena la entrevista, Exitossss</p>