Críticas
El patrón: Radiografía de un crimen, de Sebastián Schindel
En carne propia
El director de Mundo Alas, Rerum Novarum y El rascacielos latino debuta en la ficción con este duro y valioso alegato social basado en el libro de Elías Neuman.
El patrón: Radiografía de un crimen (Argentina-Venezuela/2014). Dirección: Sebastián Schindel. Elenco: Joaquín Furriel, Luis Ziembrowski, Mónica Lairana, Germán De Silva, Andrea Garrote y Guillermo Pfening. Guión: Sebastián Schinel, Nicolás Batlle y Javier Olivera, basado en el libro homónimo de Elías Neuman. Fotografía: Marcelo Iaccarino. Música: Lucas Kohan. Edición: Andrés Ciambotti y Sebastián Schindel. Dirección de arte: Augusto Latorraca. Sonido: Javier Farina, Fernando Vega & Hernán Gerard. Distribuidora: Distribution Company. Duración: 98 minutos. Apta para mayores de 13 años. Salas: 26.
Esta primera incursión de Schindel en el largometraje de ficción luego de una amplia y sólida trayectoria como documentalista (Mundo Alas, El rascacielos latino, Rerum Novarum, Que Sea Rock, Germán, Cuba Plástica) es valiosa por lo que es (un implacable retrato sobre las prácticas poco menos que esclavistas que aún perduran en ciertas relaciones laborales) y también por lo que no es, o por lo que evita.
Es que tratándose de una película dura y, por qué no, de denuncia (está inspirada en el libro homónimo de Neuman que a su vez se basó en un caso real), evita la bajada de línea discursiva y aleccionadora porque cree en la esencia del cine: el poder de la imagen, la intensidad de una mirada o de un gesto, la fuerza de una actuación (en ese sentido, es notable el trabajo de los “malos” que interpretan Germán De Silva y Luis Ziembrowski).
El mayor riesgo, de todos modos, fue la elección de una figura reconocida como Joaquín Furriel (en una digna y esforzada caracterización) como el protagonista y víctima del film en el papel de Hermógenes Saldivar, un santiagueño analfabeto y con problemas físicos que llega a Buenos Aires con su esposa Gladys (Mónica Lairana) y empieza a trabajar en una cadena de carnicerías regenteada por un hombre violento, codicioso y manipulador llamado Latuada (Ziembrowski), capaz de vender carne podrida apelando a diversos trucos (son muy buenas las escenas en que el personaje de Armando encarnado por De Silva le explica cómo disimular los olores y colores inconvenientes).
Dócil y temeroso, Hermógenes irá acumulando humillaciones e indignidades con el objetivo de mantener a su mujer y a su hijo por llegar. El resto tiene que ver con una subtrama policial y judicial que encabeza Marcelo di Giovanni (Guillermo Pfening), un abogado bastante arrogante que investigará en profundidad el derrotero de Saldivar (su paso casi sin escalas desde un cinismo absoluto en el comienzo a comprometerse con convicción en el asunto es el aspecto más torpe, maniqueo y superficial del film).
Con el cine de Pablo Trapero (sobre todo El bonaerense) y de los hermanos Dardenne como ineludibles referentes y con un clasicismo narrativo que le hace muy bien al relato, Schindel hace gala de una llamativa solidez para combinar el costado humano, la mirada social y la trama policial de la historia. La fotografía de Marcelo Iaccarino ayuda y mucho a crear los climas (sobre todo dentro de esas carnicerías/aguantaderos) para una película desgarradora, implacable y, al mismo tiempo, necesaria.
NOTA DEL AUTOR: Uno de los productores de esta película es mi hermano, Nicolás Batlle. Si algún lector considera que por eso esta crítica está viciada por "tráfico de influencias", "falta de ética" o "imparcialidad" puede descartar esta crítica de inmediato. Están avisados.
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El muy demorado estreno del más reciente film del director galés especializado en coreográficas escenas de acción se ubicó como lo más visto de la N roja ya desde su primer día en la plataforma.
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Aunque nació en Turquía, pocos directores encarnan la “italianidad al palo” como Özpetek, quien en este caso propone una tragicomedia coral con las actrices con las que ha trabajado a lo largo de su carrera.
<p>Esta nueva película argentina está viciada ideológicamente. Si partimos de la idea (garantista) de que todos los criminales son producto, o mejor dicho, víctimas de una sociedad que no los incluye ni contiene, creo que estamos en graves problemas. De hecho, lo estamos. Y aquella es la tesis de este film.</p> <p>La película, basada en hechos reales, y en un pésimo guión que transcurre en Buenos Aires y relata la relación entre el empleado de una carnicería y su patrón. El exceso gobernará al relato, y el mismo, concluirá en crimen. El guión es absolutamente maniqueista y sus personajes están delineados de tal manera que carecen de humanidad. Son los típicos personajes ideas. El de Hermógenes sobrevive gracias a la esforzada labor de Joaquin Furiel, que lucha denodadamente para darle carnadura. Éste es un campesino santiagueño que al quedarse sin trabajo en su provincia como consecuencia de una accidente que lo deja rengo de una pierna, tienta suerte con su mujer viajando a la Capital Federal. Allí comienza su desventura cuando conoce al dueño de una cadena de carnicerías (Luis Ziembrowski en un festival de cliches), un reverendo hijo de puta, que lo único rescatable que hace es darle un trabajo precario como carnicero, enseñarle el oficio con uno de sus peones, y permitirle dormir en la pieza de atrás de la carnicería, servicios que descontará de sus haberes. Así, esquemáticamente planteada , de principio a fin, la película avanza por acumulación de escenas repetitivas para que no tengamos ninguna duda y se nos vaya revelando el carácter de hijo de puta que es el patrón, y de qué Hermógenes es la víctima del caso. El asco de la carne podrida que vende Hermógenes no es otra cosa que el asco del sometimiento que genera la relación laboral entre el trabajador y su empleador. Obviamente, dicha relación terminará en crimen. Hermógenes matará a su patrón con una interminable serie de puñaladas que comienzan dentro de la carnicería y finalizarán al borde de la vereda de la misma, llevándose la vida del Patrón. Lo que se dice, un crimen truculento.</p> <p>Por otro lado, el film intercala, desprolijamente, escenas del juicio correspondiente al crimen desde el principio hasta su final tratando de dejar en claro que la justicia en la Argentina es una reverenda mierda incapaz de solucionar el problema social que presenta el país, dado que dicho problema es innato a un sistema que lo corrompe todo.rnrnEn consecuencia, nuestro hábil y politizado abogado interpretado por el bueno de Guillermo Pfenning, sacará a relucir todo ésto en un juicio donde no tiene pruritos de usar a su propia esposa como perito de parte, y alegar que la culpa de este monstruoso crimen la tiene una sociedad totalmente indiferente al problema de la pobreza dando a entender que el capitalismo en si mismo lleva la semilla de la explotación y la desigualdad porque origina una sociedad de explotadores y explotados, y en consecuencia, dejándonos inferir que nunca será la economía la ciencia que acaso trata de distribuir recursos escasos ante necesidades múltiples valiéndose de la leyes de mercado, sino la política la que solucione el problema, a través del Estado, con gobernantes iluminados de conciencia social, sentido de la justicia y fuerza liberadora de la opresión que genera la desigualdad.</p> <p>Como película, un bodrio absoluto realizado por soñadores creyentes de la igualdad social, del sometimiento individual, del pensamiento único e idolatradores de la propiedad colectiva de los recursos. No es casual que en esa pintura maniqueista de la vida, si alguien tiene algún signo de humanidad es el asesino Hermógenes, y dado el caso, es el único capaz de mostrar un signo de felicidad, incluso de espiritualidad. Como si acaso no todos fuéramos criaturas del Señor, la vida no fuera dura para todos por igual, y por consiguiente, la búsqueda de la felicidad no fuera común a todo ser humano.</p> <p>Lo que más lamento es que mientras yo terminaba de ver este film asqueado por la cantidad de carne podrida que se vende en la carnicería de la película (los vecinos del barrio de la carnicería deben ser todos boludos para comprar dicha carne) y cansado de mirar una película cuyos personajes se dividen en malos patrones y buenos trabajadores, más de la mitad del cine estalló en un fuerte aplauso. Y eso me dejó aún más preocupado porque intuyo que demasiados argentinos están convencidos que viven en la \"Injusticia Social\", que es el Estado el responsable del cambio a través de mecanismo redistributivos, y que la Responsabilidad Social como ciudadanos sólo nos cupe y la dejamos satisfecha cuando acudimos a llevar un paquete de arroz o fideos y una botella de agua mineral ante \"unl llamado a la solidaridad\" de un canal de televisión cuando ocurre una catástrofe. Entonces recordé otra película, \"A la Hora Señalada\", con Gary Cooper, la quintaesencia del héroe individual. Acaso el Marshall Will Kane, cuando se queda solo, cuando nadie lo acompaña, y se enfrenta con la banda de forajidos de Frank Miller, por quién pelea Pelea por su propia vida o por imponer la ley en la pequeña HadlevillernrnEso, en su maniqueísmo, es lo que ignora El Patrón. Es el imperio y el respeto por la ley la que genera la existencia de la Justicia Social, y son las oportunidades que brindan la buena salud y la buena educación dentro de un marco de seguridad y no el redistribucionismo de un Estado, muchas veces arbitrario, que ignora el esfuerzo de los individuos para ser quiénes son y tener lo que tienen. No todo el mundo es bueno, ni todo el mundo es malo. Hacemos lo que podemos, que no es poco, aunque siempre falta un poco más.</p>
<p>Notable película, de una dureza conceptual apabullante Lo que si tengo para decirte Diego; es que fuiste mezquino en tu comentario para con Furriel. Me pareció mucho mas que un \"trabajo digno y esforzado\". Hacia años que no veía en el cine argentino un trabajo de composición tan rotundo como el suyo. Ese sueño que tiene todo actor de verse y sentirse \"otro\"; aquí Furriel lo cumple a rajatabla.</p> <p>La vi anoche en el Gaumont y te cuento que fue una alegría ver la sala totalmente colmada y el público aplaudiendo al final. Esto último es para todos aquellos pelotudos que se llenaban la boca diciendo que los cines del INCAA eran un fracaso, y que no debía haber \"salas especiales\" para el cine argentino.</p>
<p>Mas que aclarar algo, tenés que estar orgulloso que tu hermano sea uno de los productores. No si me alcanzan los dedos de la mano para contar las veces que fui a una carniceria, pero NEVER MORE...</p>
<p>Coincido con la calificación de 7 puntos de la película.</p> <p>La historia es interesante, tiene un buen guíón, está bien dirigida y las actuaciones de Furriel y Ziembrowski son excelentes.</p> <p>Considero innecesaria la aclaración que hace Diego respecto a que su hermano es productor de la película.</p> <p>Me parece que hay que ser muy mala leche para dudar de la honestidad intelectual de Diego, lo que no equivale a afirmar que voy a coincidir siempre con sus críticas y su puntajes.</p>
<p>Es increible cómo está construida esta pelicula.</p> <p>Descripción descarnada -valga la expresión- sobre la indefención y sometimiento de los muchos que estan expuestos a las diversas psicopatias profundas que acompañan nuestra cotidianeidad.</p> <p>Si bien es un caso puntual, desnuda con credibilidad la indiferencia, desatencion y hasta crueldad de una sociedad que casi siempre mira para el lado equivocado.</p> <p>Posee un guión muy cuidado y fundamentado, una actuación extraordinaria de todos los interpretes -casting virtuoso- y ni que hablar de Ziembrowsky y De Silva.</p> <p>El trabajo de Schindel es de una gran espesura narrativa y dota de dosis justas de emocionalidad dramática.</p> <p>Me vino el recuerdo -que me perdonen los cinéfilos duros- de la escena final de Ladrones de bicicletas, donde el hijo aferra las manos de su padre avergonzado mientras se confunden con los hinchas que salen de un estadio: era un grito desgarrador a todos los espectadores del mundo a observar más y comprender a los que pasan a nuestro lado.</p> <p>Creo que El Patrón puede tambien ser un alerta en ese sentido.</p>
<p>como vos bien decis , te descartas vos mismo, con lo cual tomas al lector con falta de respeto. es poco serio. No tenes ningún colega que te exima de hacer la critica?</p>
<p>¿Y Batlle deberia calificar como mala una pelicula solo porque el hermano la hace? De cualquier manera, la he visto.</p> <p>El patron es una gran pelicula, independientemente de si la produjo su hermano o no. Coincido en gran parte con la critica. 8/10</p>
<p>a mí lo que má me sorprende es que battle recomiende una película que produce el hermano</p>
<p>Hace años que leo las criticas del sitio y siempre me sorprenden con los estrenos argentinos que recomiendan. Pero es una lastima que en el interior no se vea casi ninguna. Acá en San Luis, por lo menos no han llegado. Dos disparos, Mauro, Jauja, Abrir puertas y ventanas, la de Julieta Diaz que escapa del esposo violento...Todas películas que me encantaría ver en pantalla grande...ni las consigo en Internet porque al no haber mucha demanda de estos filmes quizás un poco difíciles, no aparecen. El INCAA hace agua en promocionar sus películas, y hacerlas conocidas en el interior (Argentina no es Conurbano y Capital Federal nomas). Dicen que van a inaugurar un espacio INCAA en San Luis, ojala funcione el proyecto y no quede en promesas.</p>