Columnistas
Contra la estigmatización del cine argentino “de 10 espectadores”: El caso “Camuflaje”
Por Diego Batlle
-Notas escritas, editadas y publicadas recientemente con evidente mala intención se burlaban de "los estrenos que no vendieron ni diez entradas". Además de contener datos falsos, desconocen la realidad detrás de muchos films valiosos que recorren otros circuitos y formas de exhibición.
-A propósito, analizamos en profundidad el caso del más reciente film de Jonathan Perel.
(Este texto fue publicado originalmente en la newsletter semanal que se envía solo a suscriptoras y suscriptores de OtrosCines/Club, pero como en las últimas horas se informó que el gobierno de Javier Milei avanzará a través de un DNU en el desfinanciamiento del INCAA, algo que no pudo concretar por la caída en el Congreso Nacional de la denominada Ley Omnibus, decidimos compartirlo también con el resto de nuestros lectores y lectoras).
Hace un par de semanas, Axel Kuschevatzky, uno de los principales productores argentinos de las últimas dos décadas con películas como El secreto de sus ojos, Relatos salvajes, El Ángel o Argentina, 1985 y actualmente radicado en Los Angeles, escribió un hilo en X (ex Twitter) que transcribo a continuación en un solo párrafo porque es un buen punto de partida para esta columna: “Como estos días leí mucha nota periodística mal informada quiero contarles cómo funciona la distribución de películas. Una de las primeras cosas que hay que saber es que medir el éxito de una película por los espectadores en cines es erróneo. Las películas atraviesan muchas instancias de comercialización, lo que se conoce como 'windowing' o "ventaneo". Este recorrido incluye el estreno en salas, distribución en plataformas premium, licencias a líneas aéreas, hoteles y barcos, licencias a cable premium, licencias a cable básico, plataformas de streaming gratuitas y licencias a televisión abierta. A eso hay que sumarle proyecciones en festivales y estrenos internacionales. En cada una de esas etapas (y sumándole la piratería) las películas acumulan cada vez más espectadores. Es decir que los espectadores en cines representan cada vez más una parte mínima de la cantidad de gente que ve una película en todo su recorrido. Analizar el éxito o el fracaso de una película solo por los resultados de la taquilla es incompleto, inexacto y muchas veces hasta una visión antigua de cómo funciona el sector”.
Las notas a las que Kuschevatzky se refiere son las que publicó el periodista Leonardo D'Espósito en el sitio web Seúl primero y en el diario La Nación después (Los números del INCAA: gasta más en burocracia que en hacer películas; los estrenos que no vendieron ni diez entradas), en las que cuestionaba múltiples aspectos de la política cinematográfica en la Argentina y citaba los casos de varias películas que tuvieron muy pocos espectadores.
Me interesó particularmente uno de los ejemplos que aparecían en la nota, el de Camuflaje, con 15 entradas vendidas, porque es un notable y muy provocador documental, así que me comuniqué con su productor Pablo Chernov (algo que D'Espósito también podría haber hecho) para chequear si ese dato era correcto. Spoiler: no lo era.
“Esos 15 espectadores corresponden a una sola función en la ciudad de Córdoba”, indica Chernov, productor detrás de varios otros valiosos films independientes como El hombre robado y Todos mienten, ambos de Matías Piñeiro; Papirosen, de Gastón Solnicki; Los dueños, de Ezequiel Radusky y Agustín Toscano; Esto no es un golpe, de Sergio Wolf; La vida en común, de Ezequiel Yanco; Clara se pierde en el bosque, de Camila Fabbri; y La vida a oscuras, de Enrique Bellande, entre varias otras.
Pero a ese número hay que sumarle 179 espectadores en cinco proyecciones en la Sala Lugones (Camuflaje se dio en el marco de una retrospectiva integral que incluyó films previos de Perel como Los murales, El predio, Responsabilidad empresarial, 17 monumentos, Toponimia, Las aguas del olvido, 5-T-2 Ushuaia y Tabula rasa), el público que convocó en más de 30 festivales (dos o tres funciones en cada uno, muchas veces con entradas agotadas) y, como dice Chernov, “ni que hablar del prestigio que le aporta a la película todas las invitaciones nacionales e internacionales que recibió”.
En efecto, Camuflaje, que tiene como protagonista al reconocido escritor Félix Bruzzone y como ámbito de su historia a la zona de Campo de Mayo, la unidad militar más grande de la Argentina, tuvo su estreno mundial nada menos que en la Berlinale 2022 y luego pasó por los no menos prestigiosos Cinéma du Réel (Francia), FICUNAM (México), el BAFICI porteño (donde ganó el Premio Especial del Jurado de la Competencia Argentina), Visions du Réel (Suiza), IndieLisboa (Portugal), Open City (Reino Unido), Viennale (Austria), IDFA (Países Bajos), La Habana (Cuba), Toulouse (también en Francia) y un largo etcétera.
Sin ir más lejos, Camuflaje se está exhibiendo durante febrero en el marco del ciclo No Ficción IX de Canal Encuentro. Aunque no sea una señal masiva como Telefé, está disponible para todo el país. Nunca sabremos cuántos espectadores la vieron en ese ámbito, pero probablemente sean varios cientos.
Camuflaje se presentó al INCAA a fines de 2016, obtuvo el apoyo de la Vía Digital Documental, que es la más baja dentro de las líneas que maneja el INCAA, y, según explica Chernov, el monto total recibido terminó siendo de 1.800.000 pesos en varias cuotas durante el período 2017-2022 (el proyecto estuvo detenido todo un año por la pandemia). Al día de hoy y al cambio oficial serían 2.200 dólares (al blue aún menos), pero pongamos que -como algunas cuotas se cobraron antes de las últimas devaluaciones- haya recibido 10.000 dólares. “Esta no fue la única financiación de la película, ya que es imposible hacer un largometraje solo con el apoyo del INCAA”, agrega el productor, que explica que la película estará disponible también en la plataforma de streaming Cine Ar Play, donde seguirá sumando espectadores.
Perel y Chernov recorrieron el mundo presentando el film.
La pregunta, entonces, sería: ¿Es cara y es un fracaso una película que le insumió al INCAA, pongamos, un total de 10.000 dólares y representó al país en 33 de los festivales más prestigiosos del mundo, se exhibió en la Sala Lugones, en un amplio circuito alternativo, se dio en la TV por cable a nivel nacional y en algún momento se podrá ver gratis en Cine Ar Play?
Me extendí en este ejemplo (hay muchos otros casos similares) porque es absurdo (por ser generosos con el adjetivo) que en una nota se diga “tal película llevó 15 espectadores” en un tono bastante despreciativo, cuando no se indica en verdad cuánto costó, cómo se estrenó, qué recorrido local e internacional tuvo, qué críticas recibió, a qué países se vendió (esas ventas traen divisas al país) y qué posibilidades tiene luego en el streaming, el cable, la televisión y todas las ventanas que Kuschevatzky enumera en el hilo que cité al comienzo.
De hecho, casi todas las películas producidas por Netflix ya no se estrenan en los cines o tienen un recorrido efímero por las salas, pero luego son vistas en muchos casos por decenas de millones de espectadores en todo el mundo. Si se las valorara solo por la “taquilla cinematográfica” todas serían un fracaso rotundo.
Antes de afirmar entonces con tanta liviandad que “casi todas las películas argentinas fracasan” (es cierto, muchas fracasan, como fracasan las de Hollywood, las francesas, las coreanas o las de Indonesia) habría que entender los nuevos parámetros, los nuevos cánones y los nuevos circuitos que tiene hoy el cine (el audiovisual en general) a la hora de encontrar su(s) público(s) y luego sí sacar las conclusiones lógicas y acertadas.
En próximas columnas abordaré otros desatinos contenidos en esas y otras notas recientes. Continuará...
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La cultura es muy importante. Pero es una discusión que se inscribe dentro del dilema Milei o Insaurralde. Porque no hay nada en el medio.
Me encantan los comentarios de los frikis púber libertarios, (como los de Bach y Andreol) que pavonean su esencia brutal con una envidiable naturalidad. El desprecio por la cultura y por toda manifestación poética (o de cualquier índole) que no genere ganancias es la condición de su ideario político. Se vuelve escalofriante ver con claridad el diseño de sus mundos. Sin poesía, sin imaginación. Habilitados por los discursos terraplanistas, mercantilistas y neofascistas de moda, militan una estética de lo espantoso. Tienten un mérito. Y es que todas las veces, sin darse cuenta, exhiben en sus comentarios una certeza feliz que les produce lo insignificante.
Chiques, a los trolls no se los discute, se los manda a la concha de la lora.
Estimado Andreol, No intentes esquivar la discusión. Lo que planteo es totalmente correcto y pertinente a tu comentario. Ese que sostiene que "no hay plata". Si ese es tu punto, y el momento es TAN critico, no entiendo porque -solamente- el dinero destinado a cultura tiene que ser revisado y no así otros "gastos" aun más inútiles, con menos recuperación y beneficiados con presupuestos mucho mayores, como los de las las fuerzas armadas, la ciencia o el deporte. Cerremos el CENARD también. Porque deberíamos que financiar el entrenamiento de deportistas que no ganan medallas olímpicas? Al menos el cine recupera algo de guita. No se cuanto entendés de cine. Por tus comentarios, se deduce que poco. Lo que planteás de "reestructurar toda la dinámica, especialmente en la manera en cómo se otorgan los subsidios" ya ocurre, con comités formados por personas de diferentes sectores, y que van cambiando sus integrantes. Te escucho.
Sofía Di Paola: es incorrecto como planteas el debate, aquí estamos hablando del financiamiento del INCAA. Con mi postura yo no estoy justificando que se gaste en aviones de guerra, eso también me parece mal. En todo caso justificame vos por qué el Estado tiene que poner plata en este momento tan crítico para filmar determinados proyectos (elegidos de forma arbitraria y muchas veces por cercanía ideológica de los cineastas que son beneficiados con subsidios). Es más, estoy de acuerdo con que el sistema de subsidios se retome, pero más adelante, a largo plazo, cuando la economía se recupere, y reestructurando por supuesto toda la dinámica, especialmente en la manera en cómo se otorgan los subsidios (deberían elegirse los proyectos de manera más objetiva y no a dedo por afinidad política, como sucede en muchos casos).
Estimado Andreol, Si tanto te preocupa que "no haya plata", justificame la compra a Dinamarca de 24 aviones F-16 usados, por 360 millones de USD. ¿No sería también algo para hacer cuando "el panorama esté mejor"? Si tanto reclamás que los cineastas "pongan su guita", reclamemos también que quienes eligen una carrera militar (que lo militar sea una carrera es un oxímoron dicho de paso) pongan de la suya para jugar a los soldaditos. ¿O por que tengo yo que financiar los sueldos y gastos del Regimiento 1 Patricios, por ejemplo?
Los economistas que profesan el clero neoliberal utilizan en los manuales el análisis de costo de oportunidad que sirve para decir que cuándo se toma una decisión de gastar dinero del estado en una actividad se renuncia a utilizar ese dinero en otro rubro que puede ser más importante . Así existen quienes dicen que habiendo tanta pobreza y hambre en este país hay que gastar menos en educación, salud, cultura y otros rubros que no son tan prioritarios como las urgencias. La falacia que tiene este razonamiento es que se considera gasto lo que se destina a la cultura, la salud y la educación cuando se trata de una inversión social que es esencial para la formación de los seres humanos. No todo se rige por el análisis costo-beneficio económico porque hay muchas actividades que tienen una finalidad social y por eso es necesaria la intervención estatal. Cuando voló el edificio de la AMIA ¿cuantas clínicas y hospitales privados pusieron a disposición sus instalaciones para tratar las urgencias? Pocas o ninguna porque no era rentable atender gente que no se sabía si iba a poder pagar una internación. Cuando el hambre está golpeando las puertas de muchos hogares argentinos ¿cuántas instituciones educativas privadas brindaron servicios de comedor, viandas u otras alternativas para que se alimenten los niños? Pocas, casi ninguna porque no es rentable dar de comer hambrientos. Cuando jóvenes argentinas/os quieren hacer su primer película y cuentan con escaso apoyo privado, de la cultura termina haciéndose cargo en la mayoría de los casos el Estado. Porque salud, cultura y educación no son gastos ni costos económicos sino se atienden demandas sociales. Un país con hambrientos, enfermos y sin cultura apoyada por el Estado NO TIENE FUTURO. Los vientos neoliberales que vuelven a soplar en la Argentina tienen una mirada poco indulgente hacia estas actividades pero no así para todos los costos que debe afrontar la población que tiene que viajar, pagar servicios básicos esenciales cada vez más caros, alquileres sin ninguna regulación y otras barbaridades más para que una minoría disfrute del esfuerzo de la mayor parte de la población. Ahora dicen que la justicia social es una inmundicia y quieren naturalizar las injusticias sociales. Van a volver a perder porque no hay mayor fracaso en toda la historia de la humanidad que la defensa de un orden natural donde las desigualdades sociales sean la regla básica, El proyecto de convertir a la Argentina en la cabaña del tío Tom pasará y la cultura nacional volverá a imponerse sobre el conglomerado de hdp e ignorantes que defienden la esclavitud. Acuerdo con lo que plantea Diego y como dijo Matías Recalt al recibir el Goya la cultura no se mancha .
No hay plata. La Argentina está en situación crítica. Cuando el panorama esté mejor, debatamos sobre el arte, la cultura y lo que quieran. Tenemos la inflación más alta del mundo, más de la mitad del país es pobre y quieren ponerse ahora a hablar de si financiamos desde el Estado un documental experimental? Están mal de la cabeza o son cínicos? En serio, se tienen que ubicar. Nadie prohíbe que se filmen películas, pero que los cineastas pongan su guita o busquen financiamiento privado. Sugiero seguir el caso de Orsai Cine, que financian películas con micro aportes de la gente que decide apoyar los proyectos. Pero claro, lo más fácil siempre es reclamar al Estado.
Nacho y Charly: Quisiera que me digan cuántos pesos salieron del Tesoro Nacional para el INCAA en 2023 y ese dinero cuántos jardines de infantes simbolizan (les encanta medir todo en jardines de infantes). El resto del dinero sale de un porcentaje de las entradas que uno paga al ir al cine y del servicio de cable que contratan (¿Se les ocurre que Clarín va a bajar su precio porque desaparezca el INCAA?). A veces pienso que esos comentarios vienen de personas de 10 años.
Estimado Juan Sebastián Bach, No entiendo la pretensión de que las películas, o cualquier otra manifestación artística, tengan la obligación de recuperar su inversión en términos netamente monetarios. Entonces.. pregunto: ¿cualquier cosa que utilice dinero del estado debería ser viable económicamente? Saludos.
Entendible desde la importancia de la cultura, no la desestimo. Ahora, dado el contexto, qué hay que priorizar? Transporte, energía, educación, salud? O pagarle la realización de cine, teatro, etc., viajes internacionales (conozco casos de primera mano) a quien quiera realizarlo? O la propuesta es, como en tantos otros ámbitos es emitan lo que sea necesario para pagar esto porque es un derecho? (sin importar las consecuencias posteriores, como fue necesario en pandemia... que no me van a decir que es lo mismo). A mí me gustó la fotografía, muy caro comprarse los equipos y formarse. Lo pagué todo de mi salario de laburo de jornada completa. Nadie me pagó ningún equipo, ni cursos, ni viajes. A veces me da la impresión, desde una ciudad capital mediocre del interior, que el palermitano culto, que está bien económicamente, piensa que vive en Francia y que el Estado argentino (debería decir la economía argentina, y tener que decir Estado en vez de eso, indica el estado de las cosas) tiene la misma capacidad económica para financiar todo lo que se nos cante o nos guste (no es solo recaudación, es en tamaño de la economía, los incentivos que hacen que esté tanta parte en negro, etc.). Así estamos.
Sigue siendo arte Rosa. Y a su vez producto, no veo el problema con mezclar ambos conceptos. Es más, al artista que tanto desea financiar su expresión artística podría ir intercalando entre películas más comerciales junto a películas más de nicho independientes. El problema es que hoy en día el 98% de las películas argentinas son meramente artísticas y los números claramente no cierran. Y no cierran porque dichos artistas no sienten presión por darle valor agregado a su trabajo, porque creen que es infinito el aporte del INCAA y entonces pueden seguir experimentando a costa del resto. Ya es hora de que los realizadores tomen conciencia de lo que han estado fomentado todos estos años, es completamente inviable.
Un comentario solo para Bach... y te parece que una obra tiene que hacerse "pensando en los gustos de la gente" lo primero que tenés que dejar de hacer es llamarlo arte, y pasar a llamarlo producto. Antes de intentar dar o meterte en esta discusión deberías entender la diferencia entre arte y cultura y porque TODOS los estados y gobiernos del mundo financian artistas...precisamente para que Netflix no sea quien tenga la decisión de qué se hace solamente, se financian artistas para que hagan arte. Para pensarlo como un producto y solo ver cosas que no hagan pensar a la gente que se pongan una fabrica de latas de atún, que ahí van a aparecer el 30% de la población que abandonó la idea de usar el cerebro más que para pensar en dinero.
Ricardo, vivimos en un sistema donde prima el comercio de bienes y servicios, lamentablemente es lo que nos tocó vivir, y por ende son las reglas del juego. A menos que se trate de ser altruista o filántropo, eso ya depende de las decisiones que uno tome y afectan únicamente a su propio patrimonio, pero en líneas generales el hecho fundamental en los tiempos que corren es el de primar el beneficio. Por su puesto hay beneficio tangible y beneficio que no lo es. El beneficio que no es tangible va por el lado de la reputación y la generación de marca país. Pero, insisto, en los tiempos que corren no podemos hacer enfoque en que la cultura sea algo de caracter estatal. Deberíamos volver a las tradiciones donde la cultura se da de forma natural y no de forma impuesta. Tu visión sobre el efecto multiplicador se llama keynesianismo, ciertamente tampoco ha dado geniales resultados. Sino, no estaríamos viviendo constantes crisis financiando tanta inflación con emisón a costa de la gente que se empobrece cada día más. Lo siento si lo que digo suena muy frío, pero qué mejor que una industria cinematográfica nacional que se pueda auto-sustentar como cualquier industria. Se harían películas pensando en los gustos de la gente y de paso, el artista podrá expresar su arte siempre y cuando la gente esté dispuesto a pagar por el mismo.
Estimado Bach. Las películas de la vía digital documental NI SIQUIERA TIENEN OBLIGACIÓN DE ESTRENAR EN SALAS. Tampoco tienen que GANAR O RECUPERAR DINERO. Si el apoyo que reciben es mínimo, sean 2000 o 10.000 dólares, con que vayan directamente a CANAL ENCUENTRO, a la plataforma CINE AR y a decenas de festivales nacionales (a todos de forma gratuita) ya cubren con creces lo que reciben de apoyo oficial. Sería como el pago de derechos por darse en todos esos festivales (como el BAFICI), canales y plataformas. Ademas, claro, de que representan al cine argentino en decenas de muestras extranjeras como en este caso BERLIN y todas las que se citan en el texto. Si para vos el cine (o cualquier otra actividad artística) es una mera mercancía como un paquete de fideos y no ves todo lo que significa a nivel de expresión cultural, identidad, marca país en el exterior, etc, tenés una mirada muy limitada y pobre. Y también hay que tener en cuenta el efecto multiplicador de las industrias culturales: para un rodaje de cine como este se alquilaron equipos, se usaron camiones, se contrató catering, etc. Decenas de rubros que se movilizan gracias al cine. Saludos
Pero, ¿recuperó la inversión o no? Porque con todo lo mencionado, pareciera que no. A fin de cuentas el INCAA recibe su financiación del cobro de entradas tenía entendido. Y no sé si del derecho de streaming también, pero al estrenarse en Cine AR Play, es lo mismo que nada. Volviendo a las entradas, con esa minúscula asistencia de espectadores, se puede apreciar que quedó en rojo. En caso de recibir dinero por premios, ¿el INCAA también recibe la parte que le corresponde por ser inversor? No veo como esta nota pueda realmente ayudar a ganar el debate de que el INCAA está funcionando correctamente y de que es falso que se pierde dinero.
Impecable, preciso texto que toma un caso de estudio puntual pero se podría extender a muchos otros. Y qué se puede esperar de Despósito, que apoyó a Macri y votó a Milei. Lo triste es que en La Nación también editen sus textos con absoluta mala intención ya desde el título. Esperamos las próximas reveladoras columnas, saludos cinéfilos