Una crítica lapidaria a esta película publicada en Variety asegura que “este no es momento para sutilezas” y acusa a The Assistant, entre varias otras cosas, de ser demasiado “low-key”. Yo pienso exactamente lo opuesto: es un film que en su austeridad, su contención, su falta de demagogia y grandilocuencia logra un efecto mucho más conmovedor y desgarrador que si hubiera apelado a la denuncia obvia, a la bajada de línea explícita para dejar satisfechas solo a las cultoras del movimiento #MeToo.

En The Assistant, primera película de ficción de la hasta aquí documentalista australiana Kitty Green presentada en festivales como los de Telluride y Sundance, no se lo ve ni se lo nombra a Harvey Weinstein. Tampoco se muestran escenas de abusos (en todo caso sí hay unas cuantas agresivas comunicaciones telefónicas). Sin embargo, todos los indicios apuntan a él y a su estilo de depredación sexual. Lo que sí se expone en toda su dimensión en el film es el machismo imperante y el fuerte grado de manipulación (dominación) sobre las mujeres en el seno de una importante productora de cine a la que se acaba de sumar Jane (Julia Garner, la Ruth de Ozark, perfecta en el tono que le exige esta historia), una joven que hace un poco de todo -siempre con esmero- en la oficina de su tiránico jefe: desde lavar los platos hasta hacer fotocopias, pasando por organizar viajes y hospedajes o asegurar que todos tengan la comida y la bebida que desean.

A ella la obligan también a atender las constantes quejas de la esposa de su jefe o a acompañar a una nueva y hermosa “asistente” hasta un hotel lujoso, al que poco después irá también el movie mogul... Cuando ella empieza a atar los cabos (no demasiado sueltos) se anima a hacer una denuncia interna en una oficina destinada a tales efectos y a cargo de Wilcock (Matthew Macfadyen, el Tom de Succession). El resultado es catastrófico, desolador.

Concentrada en tiempo (unas pocas horas de una muy larga jornada), lugar (salvo un puñado de escenas casi no sale de las oficinas de la corporación) y aspiraciones dramáticas (lo poco que sabemos de su vida extralaboral es que en medio de las presiones y obligaciones ella se olvida del cumpleaños de su padre), The Assistant cumple casi a la perfección con su cometido: indagar, advertir, sintonizar con una problemática y una práctica bastante más extendida y tóxica de lo que las empresas están dispuestas a admitir y que, en el ámbito del cine, es mucho más que una pandemia. DIEGO BATLLE







-Fragmentos de una mujer (Pieces of a Woman, Estados Unidos-Canadá-Hungría/2020). Dirección: Kornél Mundruczó. Elenco: Vanessa Kirby, Shia LaBeouf, Molly Parker, Ellen Burstyn, Benny Safdie, Sarah Snook, Jimmie Fails e Iliza Schlesinger. Guion: Kata Wéber. Fotografía: Benjamin Loeb. Edición: Dávid Jancsó. Música: Howard Shore. Duración: 126 minutos (Disponible en Netflix desde el jueves 7 de enero) ★★★✩✩

El debut en inglés del director húngaro de films como DeltaDios blanco y Luna de Jupiter es un recargado melodrama sobre la culpa sostenido por grandes interpretaciones (Vanessa Kirby ganó el premio a Mejor Actriz en Venecia por este trabajo). La película -que cuenta con Martin Scorsese entre sus productores ejecutivos- es lanzada ahora por Netflix para todo el mundo.

Tras una primera escena en la que Elizabeth (la magnífica Ellen Burstyn) le regala una camioneta a su hija Martha (Kirby) y a Sean (Shia LaBeouf), la pareja de ella, llega una de las secuencias más desgarradoras y crueles que se hayan filmado en la historia del cine (y dura más de 20 minutos). Martha y Sean han decidido tener su beba en su casa y -tras muchos esfuerzos- la partera/obstetra Eva (Molly Parker) logra que la criatura nazca. Sin embargo, pocos segundos después la criatura morirá en brazos de la madre.

Cómo enfrentar una tragedia inexplicable (no hay respuesta convincente ni siquiera por el lado de la ciencia) será el eje de la hora y media del film. Lo que sigue es un ensayo sobre el dolor, la culpa, el duelo, la reconciliación y la búsqueda de la redención en la línea de -digamos- un Derek Cianfrance. Mientras Elizabeth, la típica madre avasallante y manipuladora, pretende que Eva pague en tribunales por su supuesta negligencia, la pareja intentará lidiar con lo mucho que los separa y lo poco que aún los une. Habrá infidelidades, rencores y reacciones muy opuestas. De hecho, la diferencia de clase (ella es una exitosa y refinada ejecutiva de Boston; él, un obrero de la construcción mucho más básico) quedan también expuestas en este melodrama.

Si la película no cae del todo en la mirada aleccionadora y moralizante es porque los personajes (y, por ende, el público) encontrarán un poco de humanismo y dignidad en medio de la tormenta, de ese descenso a los infiernos más íntimos. Mundruczó filma el guion de Kata Wéber con sus sofisticados, elegantes y virtuosos planos secuencia y permite, así, el lucimiento de sus intérpretes. La londinense Vanessa Kirby (vista en la serie The Crown y en películas de acción como Misión: Imposible - Repercusión y Rápidos y furiosos: Hobbs & Shaw) regala un auténtico tour-de-force, de esos que ganan premios (ya lo hizo en Venecia y probablemente la veamos en las nominaciones al Oscar) y determinan la consagración definitiva de una actriz. DIEGO BATLLE




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