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“Alta fidelidad”: Los discos no vencen, pero el amor sí

Por Maia Debowicz
A 20 años del estreno de la película de Stephen Frears, llegó una maravillosa serie que revisita la novela de Nick Hornby con una inteligente perspectiva de género.

Publicada el 12/03/2020



¿Qué tienen de especial los rompimientos amorosos para volverse el centro de una obra? Transformar ese dolor intolerable en canción, película o novela es la forma que tiene el autor de confirmarle al mundo (y sobre todo a si mismo) que pudo sobrevivir a la tristeza del fin de un amor. Es un documento para la posteridad. La serie Alta fidelidad (High Fidelity), de 10 capítulos de 30 minutos cada uno, y producida para Hulu, comienza con una despedida. "Estamos del lado equivocado de la roca", le dice Rob (Zoë Kravitz) entre lágrimas a Mac (Kingsley Ben-Adir), su novio, antes de que él abandone la casa que comparten. A 20 años del estreno de la película dirigida por Stephen Frears, aquella en la que nos refugiamos cada vez que nos rompen el corazón, las productoras Sarah Kucserka y Veronica West adaptan la novela británica de Nick Hornby con una perspectiva de género. Decisión que el autor acompañó con entusiasmo mientras que muchos fanáticos reaccionarios expresaron su repudio en Twitter.

El protagonista ya no es un hombre, ahora el relato está guiado por un personaje femenino afroamericano que no necesita modificar las acciones y comportamientos que contiene el libro editado en 1995 por el hecho de ser mujer. Ese pequeño detalle describe la mirada feminista de la dupla Kucserka-West: si en la película John Cusack tenía sexo sin compromiso con una chica ardiente, en el reboot Zoë Kravitz coge con uno y con otro libre de cualquier tipo de sentimentalismos. La serie no es feminista porque cambiaron al personaje masculino por uno femenino sino porque ese hecho no modifica su conducta. Desean, duermen con un desconocido, se emborrachan, tienen resaca, son infieles, le temen al casamiento y ambos son melómanos de la misma forma. Eso no significa que ambas obras, la película del 2000 y la serie de 2020 sean iguales: el Rob de John Cusack discutía sobre música con sus amigos Barry (Jack Black) y Dick (Todd Louiso) escuchando casettes. Rebobinando una canción haciendo girar la rueda con una lapicera. Aquel hombre dejado por su novia, Laura (Iben Hjejle), todavía sufría el flagelo de recibir mensajes para su ex en el contestador de su departamento.



La Rob de Zoë Kravitz solo escucha vinilos y, a pesar de esquivar la condena de que quien te gusta no te llame, padece la crueldad de que te claven el visto. No es lo mismo separarse en la era del teléfono fijo que con las herramientas de doble filo de Instagram. La nueva Rob no es para nada moderna, pero se las ingenia para investigar el perfil de Instagram de su ex, Mac, hasta descubrir quién es la chica con la que empezó a salir. Veinte años no parece ser tanto tiempo, sin embargo, en estas dos décadas cambió muchísimo la manera de relacionarnos con el otro. Y la serie de Alta fidelidad refleja ese contraste que tantas veces olvidamos. "¿Por qué estoy condenada a que me abandonen?" se pregunta esta Rob usando una remera con el lema "La mierda sucede". Lo mismo que se preguntaba John Cusack veinte años atrás. Porque, por más que hoy exista el whatsapp, los DM y los filtros chistosos de Instagram, la desolación que te invade al separarte de un gran amor es exactamente la misma. Lo que sí varía, y es la gran revolución que hace la serie, es que el amor no tiene por qué atarte. Es en ese punto donde se separan las dos adaptaciones: la película es una comedia romántica, la serie es una historia de amor de una chica con lo que más ama, la música.

Preguntas sin respuesta

"Hacer una lista de canciones es un arte delicado. Es como escribir una carta de amor, pero mejor en cierta forma. Puedes decir lo que quieres sin realmente decirlo", nos dice la Rob mujer mirándonos a los ojos. Rompiendo la cuarta pared. Como la película del 2000, esta Rob intenta hacer la compilación perfecta con las reglas pertinentes: debe ser entretenida, contar una historia, no puede ser obvia pero tampoco enigmática. Y menos que menos duplicar canciones de un mismo artista. "La canción más importante es la primera. Debe ser familiar e inesperada a la vez". Es justamente cómo es esta serie: todo parece conocido y a la vez totalmente diferente. Cuando Sarah Kucserka y Veronica West pensaron en revisitar el libro de Nick Hornby se plantearon si las discusiones entre amigos serían las mismas que en aquella época. La respuesta es no. En primer lugar, la disquería ya no está atendida por tres hombres heterosexuales. En la serie Rob tiene de compañeros a un amigo gay, Simon (David H. Holmes), y a una robusta mujer afroamericana, Cherise (la excelente comediante Da´Vine Joy Randolph).

La diversidad en el elenco modifica por completo los diálogos entre ellos: ya no se habla de minas como tema en común. A diferencia de la película, en la serie la heterosexualidad es una posibilidad más entre otras. Cuando la nueva Rob recuerda sus cinco rupturas memorables una de ellas es con una chica, Kate. Otra es con Simon, su amigo y compañero de trabajo, quien salió del closet con la ayuda de Rob. La manera de atravesar la sexualidad, y también una relación amorosa, es mutante y menos tajante. Y, por ende, también quién sos y qué te gusta. "¿Importa lo que eres o lo que te gusta?", se preguntan el Rob de la película y la Rob de la serie. Mientras John Cusack buscaba madurar y dejar de ser un pendejo para recuperar la confianza y el amor de su novia Laura, Zoë Kravitz no pone el foco en crecer sino en averiguar qué es lo que realmente quiere para su vida. Y, no necesariamente encuentra una respuesta. Su crisis va mucho más allá de su separación.



En una de las escenas de la serie se disparar un tema complejo: ¿se puede separar al artista de la obra? Cuando una mujer entra a la disquería a comprar el quinto disco solista de Michael Jackson, Off the Wall, se desata la batalla entre los tres amigos. Cherise asegura que no hay que vender ese disco después de conocer las denuncias por pedofilia mientras Rob se niega a perderse el placer de escuchar los instrumentos de viento de la canción Workin' Day and Night. "¿Qué tal si los únicos artistas que pudiéramos escuchar tendrían que ser indiscutiblemente buenas personas?", se pregunta Simon preocupado. En la película de 2000 la discusión nacía de si los gustos de un cliente eran aprobados o no por Barry, quien detestaba el sentimentalismo en un acto de puro prejuicio. La Rob de la serie está constantemente peleándose con su ética sin por eso inundar la pequeña pantalla de moralidad. El reboot dispara preguntas que el espectador debe responder, dejando flotar entre el polvo de los discos el poder de la duda para abandonar discursos viejos y conocidos.

La compilación perfecta no existe

La elección de la carismática Zoë Kravitz para el papel principal tiene una conexión directa con la película del 2000: la hermosa madre de la actriz (Lisa Bonet) interpretaba a una música, Marie De Salle, que cantaba Baby I Love your Way en el escenario de un pub. Rob quedaba flechada y no tardaban mucho en dormir juntos. Era una conquista del protagonista, tal es así que miraba a la cámara para decirnos: "Ustedes se preguntan cómo alguien como yo logra estar con una mujer así". Al final de la película Rob, sentado en su sillón, aseguraba "Hacer una gran compilación musical al igual que romper con alguien es difícil de hacer y toma siglos". Aquel Rob empezaba a armar en su cabeza una compilación perfecta para Laura, cuando ella lo perdonaba y volvían a ser una pareja después de atravesar la tormenta. "Por primera vez sé cómo hacerla feliz", decía. La Rob de la serie no busca hacer una compilación para Mac, su ex, ni para ningún amante. Sea chico o chica. Ella es más introvertida y desea hacer una compilación casi perfecta para escuchar sola, en su casa. Comiendo cereales con leche o caminando por la calle de noche protegida por sus auriculares retro. Porque la gran diferencia entre la película y la serie es que la primera era, en gran parte, una comedia de re-noviazgo, y la serie es una comedia auto-romántica. Mostrando que estar sola es una opción y no un castigo. Y que una mujer no necesita a un hombre para ser feliz, con la música es suficiente.


(El Club de las Cinco es un podcast sobre cine y series creado por Luciana Calcagno, Micaela Berguer, Sol Santoro D'Stefano, Maia Debowicz y Griselda Soriano que se puede escuchar en Spotify)


Más información:

Otra columna sobre la serie High Fidelity / Alta fidelidad

COMENTARIOS

  • 27/03/2020 4:08

    Adrián, Hulu no está en argentina, creo. Tal vez la compre algún canal en el futuro, por ahora "pirateada"

  • 19/03/2020 14:37

    ¿Por donde se puede ver la serie? Gracias.

  • 16/03/2020 8:56

    Reconozco que al principio no lograba entrar en la serie con el cambio de género de la protagonista pero a lo largo de los capítulos esta nueva Rob me fue ganando, creo que por la gran actuacion de Zoe Kravitz. Es una muy buena serie que me temo va a pasar inadvertida... Otro punto a favor es la duración de los capítulos, bienvenidos esos 30 minutos , lo justo y necesario, sin rellenos inútiles.

  • fer
    12/03/2020 13:27

    Excelente nota! Gracias

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