Críticas
Indiana Jones y el Reino de la Calavera de Cristal, de Steven Spielberg
La nobleza de un héroe indestructible
Harrison Ford e Indiana Jones regresan en esta cuarta entrega de la saga de Spielberg, enfrentando esta vez a un grupo de soviéticos comandados por Cate Blanchett. Puede que no sorprenda demasiado, pero se trata de un film que se toma la aventura y la diversión con elegancia y nobleza.
Indiana Jones y el Reino de la Calavera de Cristal (Indiana Jones and the Kingdom of the Crystal Skull, Estados Unidos/2008). Dirección: Steven Spielberg. Guión: David Koepp. Con Harrison Ford, Cate Blanchett, Karen Allen, Shia LaBeouf, Ray Winstone, John Jurt, Jim Broadbent, Igor Jijikine. Fotografía: Janusz Kaminski. Música: John Williams. Edición: Michael Kahn. Diseño de producción: Guy Dyas. Distribuidora: UIP. Duración: 124 minutos.
Tras casi veinte años sin visitar las pantallas de cine, la cuarta aventura de Indiana Jones debe de ser una de las películas más innecesarias en toda la filmografía de Spielberg. Innecesaria en el mejor de los sentidos posibles porque –más allá de cualquier cálculo de índole comercial- Indiana Jones y el Reino de la Calavera de Cristal es un film hecho desde la pasión por el personaje y para la hinchada, para ese grupo de fanáticos que ya reúne al menos a tres generaciones de espectadores.
Sin demasiados prolegómenos, toda una tradición en la saga, Indy IV arranca con el profesor-arqueólogo-aventurero metido en graves problemas. La acción transcurre en 1957, en plena guerra fría, y enfrenta al norteamericano con un grupo de soviéticos comandados por la gélida villana Irina Spalko (Cate Blanchett en un rol deliciosamente atípico). Los malditos rojos andan detrás de cualquier clase de artefacto milenario con poderes metafísicos, elementos que permitan construir un arma de destrucción masiva con la cual amenazar a los malditos capitalistas.
Luego de la inesperada traición de su amigo George, nuevo personaje interpretado por Ray Winstone -infidelidad que se transformará en un gag recurrente a lo largo del film-, Harrison Ford se calza el látigo y el infaltable sombrero en la primera secuencia de acción en el depósito del “Área 51”, coreografía física que parece un homenaje a la era pre-digital, cuando gran parte de las escenas de riesgo se rodaban en el set sin ayuda de pantallas azules y efectos de post-producción. Spielberg utiliza más adelante una batería de imágenes CGI, particularmente en el clímax, aunque todo el asunto posee una entrañable sensibilidad clásica.
Quizás ese tono sea el mayor de los méritos de Indiana Jones y el Reino de la Calavera de Cristal, un film que recupera la fascinación por la aventura como solipsismo narrativo. Aunque suene a perogrullada, Spielberg continúa filmando la acción física como pocos, manteniendo un control absoluto de los elementos que hacen a la puesta en escena en momentos de vértigo y frenesí. Lo inverosímil, incluso, se convierte en gracia y toma de posición: Indy salva su pellejo en medio del impacto de una bomba atómica, toda una declaración de principios de sus cualidades indestructibles. Más peligroso que el hongo atómico parece el estado general de las cosas en los Estados Unidos, con el FBI persiguiendo a Indy por sus posibles contactos con el otro lado de la Cortina de Hierro (herejía absoluta).
Si en algo parece trastabillar un poco el film es en la relación entre Indy y un par de personajes secundarios de relevancia dramática. Más de un fan de la saga se habrá preguntado qué fue de Karen Allen, la morocha Marion de Los cazadores del Arca Perdida. Tanto el personaje como la actriz regresan, acompañadas por su hijo Mutt Wiliams (Shia LaBeouf), quien encierra un secreto familiar que se adivina apenas entra en acción, a bordo de una Harley Davidson y vestido como Marlon Brando en El salvaje. Es en esas secuencias “íntimas” en las cuales la película se siente algo cansina y automática, no tanto por la edad algo avanzada de Ford-Jones sino por la falta de emoción genuina en el contacto entre los personajes. Como era de esperar, las referencias a las anteriores entregas son múltiples y constantes.
Por allí anda también John Hurt interpretando a un científico autista que no abandona en momento alguno a la transparente calavera titular, mientras el grupo comandado por Jones se dirige a una ruinas sudamericanas esquivando tiros, hormigas gigantes, nativos tira-dardos y a los implacables perseguidores comunistas. Como es la costumbre, será precisamente el exceso de poder el que terminará dándole su merecido a los villanos. Indiana Jones volverá a calzarse el sombrero en el último plano del film, no sea cosa que alguien ose ponerse en algún momento a su legendaria altura. Un cierre lógico para una película que no sorprende ni abre nuevos territorios, pero que se toma el asunto de la aventura y la diversión cinematográficas con elegancia y nobleza.
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Spielberg venía bien... ¿Que pasó acá? Indiana zafa de una explosión nuclear ¿metido en una heladera?, las hormigas mas truchas que billete de tres pesos, el pibe que logra alcanzar un auto colgandose de la liana al estilo Tarzán (cualquiera mal), los marcianos ésos (ahí se fueron al carajo. Spielberg:¡No te juntés más con G. Lucas!), las referencias innecesarias a las otras peliculas, los dialogos poco brillantes, los personajes estereotipados, los misterios obvios (¿no quda claro de entrada que Marion es la madre del pendejo?)ni siquiera la musiquita de indiana aparece lo suficiente. Entretenida solo por momentos (tampoco es un desastre). Si tardás veinte años en hacer una secuela la tenés que romper, sino no tiene sentido. para hacer mas de lo mismo (o menos en este caso) mejor no hacer nada.<br /> Igual todo bien con Spielberg un tropezón lo tiene cualquiera.
La peli confirma que Spielberg es un genio técnico y que Lucas es el generador de algunas de las ideas más maravillosas que haya dado el Cine. <br /> Lamentablemente la trama de esta entrega se me hizo muy lineal, muy de "pasar pantallas" al estilo videojuego.<br /> <br /> Cabe mencionar que Cate Blanchett hace lo que quiere, y que su Irina Spalko es encantadora.
No puedo creer que estemos llegando a 2 días del estreno y solo haya 1 (un) comentario... Y SE CENTRA EN LA MUSICA! (que está muy bien, quien no reconoce el famoso TA TA TA TAAA TA TA TAAAA, pero debe haber más, SUPONGO). Yo todavía no la he podido ver, pero una película de Indiana Jones, no sé... Spilelberg redefinió el término AVENTURA y dejó una posta que NADIE supo tomarla. Quizás yo haya envejecido (junto a la película y junto a Indiana). Sí, debe ser eso... sólo somos una par de viejos chotos, no?
Estuve esperando con muchas ganas la nueva de Indiana, una joya del cine de aventuras, y fui el primer día del estreno con toda la predisposición. Me llevé una total decepción. Con un arranque muy prometedor, la película termina a los 10 minutos luego de que Indy se salve de una explosión en una escena memorable. Pero a partir de ahí... diálogos eternos, obstáculos superados fácilmente, una resolución de la trama (de por sí tirada de los pelos) que se diluye en un segundo y un epílogo completamente trillado y sin sentido. De verdad, muy decepcionado-
Y con una excelente partitura de John Williams, a la usanza de sus viejos y entrañables trabajos para esta saga!!!!!