El "toque" Apatow: humor + sensibilidad

Tal como había ocurrido en su promisoria opera prima Virgen a los 40 años y en sus incursiones en la pantalla chica, Apatow ratifica en Ligeramente embarazada que, detrás de un formato de comedia popular y efectiva, se puede concretar un retrato emotivo, inteligente y punzante sobre las relaciones afectivas y las contradicciones sociales de estos tiempos. Un largometraje que luce tan bien en la superficie como en sus profundidades.

Ligeramente embarazada (Knocked Up, Estados Unidos/2007). Guión y dirección: Judd Apatow. Con Seth Rogen, Katherine Heigl, Paul Rudd, Leslie Mann, Jay Baruchel, Jonah Hill, Jason Segel, Martin Starr. Fotografía: Eric Edwards. Música: Joe Henry y Loudon Wainwright. Edición: Craig Alpert y Brent White. Diseño de producción: Jefferson Sage. Distribuidora: UIP. Duración: 129 minutos. Para mayores de 16 años. Películas como Ligeramente embarazada son un regocijo para el alma, los sentimientos, el aletargado sentido del humor y el amor por el cine (el de Hollywood también). No estamos ante una obra maestra, es cierto; ni siquiera ante un film que retrate el estado de las cosas con la imponencia de, digamos, la francesa El empleo del tiempo o de una producción norteamericana reciente como Michael Clayton, pero es un ejemplo contundente de -para usar una frase aplicada en OtrosCines.com para definir a Los Simpson: la película- el poder subversivo del humor más irreverente.

No es la primera vez que se hace una comedia sobre las desventuras de una pareja que está a punto de tener un hijo, pero intuyo que sí es el primer intento por mostrar cómo viven (esto es: disfrutan y padecen) hoy dos jóvenes de muy diversos orígenes, formaciones, personalidades y miradas sobre el mundo un embarazo no buscado en medio de las presiones y tensiones que impone la sociedad de consumo actual.

Todo arranca como una comedia de enredos (el chico y la chica se conocen en una discoteca, se emborrachan, tienen sexo casual, se despiden probablemente para siempre a la mañana siguiente y a los dos meses ella descubre con pánico y terror que está embarazada). Pero este segundo largometraje de Apatow no se reduce a las desventuras de dos jóvenes enfrentados al desafío de llevar juntos, como pueden, un embarazo y, si es posible, una relación afectiva: es, también, una impiadosa, por momentos hilarante mirada al universo slacker (el grupo de patéticos y queribles amigos del protagonista), los miedos, la camaradería y la obsesión sexual masculina, las inseguridades femeninas que afloran en toda su dimensión cuando la juventud empieza a extinguirse, la rutina del matrimonio y un largo y bienvenido etcétera.

El guionista y director quiere a sus criaturas y, por lo tanto, las acompaña en sus infortunios y en sus pequeñas victorias cotidianas con enorme sensibilidad. No todos los gags son logrados, hay momentos en que se está demasiado cerca del golpe bajo, pero el sofisticado andamiaje se sostiene durante las dos horas gracias al irresistible toque Apatow: talento, humor y emoción.