Festivales
Reseñas de la sección Panorama
Como su nombre lo indica, esta gigantesca selección propone un recorrido por varios de los films más valiosos que se vieron en el circuito de festivales durante 2014 y lo que va de 2015. Esta cobertura -que irá sumando más títulos- incluye más de 40 críticas de películas de directores de la talla de Roy Andersson, Patricio Guzmán, Laura Poitras, Fatih Akin, Shinya Tsukamoto, Pedro Costa, Hong Sang-soo, Ulrich Seidl, Asia Argento, Walter Salles, Sergei Loznitsa, Frederick Wiseman, Bruno Dumont, John Boorman, Jafar Panahi y Eugène Green, entre otros.
Publicado el 30/3/2015 - 17:11:45 (actualizado al 23/4)
-A Pigeon Sat on a Branch Reflecting on Existence (Suecia-Alemania-Noruega-Francia, 100’), de Roy Andersson ★★★★★
La tercera parte de la trilogía que se conforma con Songs from the Second Floor (2000) y You, the Living (2007), aquí conocida como La comedia de la vida, justifica con creces el León de Oro conseguido en el Festival de Venecia. Entre el deadpan y el nonsense, con un tono de aparente no-actuación que dialoga perfectamente con la paleta de colores muy apagados, esta es -hasta ahora- la mejor película del director sueco posiblemente más renombrado desde Ingmar Bergman. Desde los “corredores de chascos” hasta el rey de Suecia Carlos XII, las historias se hilvanan en un devenir surrealista, cargado de humor (a veces bastante oscuro) y una crítica mirada de la realidad actual. FERNANDO E. JUAN LIMA
Otra crítica por Josefina Sartora ★★★★✩
-El botón de nácar (Chile-Francia, 82’), de Patricio Guzmán ★★✩✩✩
La crítica completa de Diego Lerer
-Citizenfour (Estados Unidos-Alemania, 114’), de Laura Poitras ★★★★✩
Crítica completa de Diego Lerer
-The Cut (Alemania, 138’), de Fatih Akin ★✩✩✩✩
La Mostra de Venecia 2014 se ocupó de varios temas políticos e históricos. Después de la rebelión argelina en Loin des hommes, este film narra la saga del genocidio armenio y sus consecuencias. Parece haberse perdido el genio para la épica en el cine actual. Con una torpeza que no había mostrado en sus films anteriores, el turco-alemán Fatih Akin no cesa de rozar el ridículo en este cuadro de guerra, pérdida y desolación. Encarada como una costosa superproducción, sigue la historia de un armenio (un muy limitado Tahar Rahim) desde que es apartado de su feliz vida familiar -sin que medien explicaciones de por qué los armenios son perseguidos-, ve destruido el entorno con sus seres queridos y su etnia, atraviesa Medio Oriente (¿acaso tiene superpoderes?), va a América en busca de sobrevivientes, etc., etc. Eso sí: todos los armenios hablan inglés entre sí. El guión no podría ser más elemental, los diálogos fueron armados con lugares comunes (por suerte el protagonista queda mudo a poco de comenzar la guerra) y los personajes derivan de estereotipos ¿Cómo este film compitió en Venecia? ¿Cómo alguien financió esto? Y lo peor: ¡Dura 138 minutos! JOSEFINA SARTORA
-L'enlèvement de Michel Houellebecq (Francia, 92'), de Guillaume Nicloux ★★½
El director de La piste aux étoiles, Les enfants volants, Faut pas rire du bonheur, Le poulpe, Une affaire privée y La Religieuse -entre varias otras- describe en plan tragicómico la cotidianeidad del controvertido, excéntrico y exitoso escritor francés hasta que, en septiembre de 2011, es secuestrado por tres patéticos perdedores, con quienes iniciará durante su cautiverio una extraña relación (sobre todo con un físicoculturista y luchador que lo introduce en los pormenores de la actividad) ¿Qué buscan en verdad los captores? La cosa empieza de forma bastante simpática (con el propio Houellebecq jugando a la autoparodia), pero con el correr se torna cada vez menos fascinante y más autocomplaciente. DIEGO BATLLE
-Fires on the Plain (Japón, 97’), de Shinya Tsukamoto ★★★★½
RESEÑA 1: Aferrándose al espíritu de Samuel Fuller y adaptando una novela de Ooka Shohei que ya llevó al cine Kon Ichikawa en 1959, Tsukamoto concibe Nobi (Fires on the Plain) como una consistente e implacable inmersión en el horror de la guerra. La película describe la trágica odisea que vive un soldado tuberculoso japonés destacado en Filipinas durante el crepúsculo de la Segunda Guerra Mundial y lo hace con la convicción de que el único cine bélico posible es aquel que niega todo atisbo de humanidad. Así, Tsukamoto respondió al canto a la amistad de Oelhoffen y al reencuentro familiar de Akin con cuerpos putrefactos, rabioso nihilismo y canibalismo humano. Un ejercicio de agresión sensorial nada falto de inteligencia formal: elaborada conceptualmente en torno a “la mirada” –la de un soldado al horror, la de un país hacia su innoble historia–, la película se despliega a través de un frenético martilleo digital que bombardea al espectador con primeros planos de soldados aterrados y nerviosas cámaras al hombro. Un agresivo torrente audiovisual que, mediante un montaje entrecortado, da forma a una pesadillesca inmersión en el infierno bélico. MANU YÁÑEZ
RESEÑA 2: En una de las mejores ediciones del Festival de Mar del Plata pudimos ver Tetsuo y Bullet Ballet. Posteriormente, nos quedamos algo afuera de Nightmare Detective. Pero este regreso a la trasgresión inicial nos reencuentra con lo mejor de Tsukamoto. Un grupo de soldados japoneses sobrevive en los últimos días previos a la liberación de Filipinas por parte de los aliados, al fin de la Segunda Guerra Mundial. La fuerza de la naturaleza (más cercana a Werner Herzog que a la dimensión mística de Terrence Malick) y el instinto de supervivencia llevan a salvajadas varias, que incluyen la antropofagia. La esencia bestial nipona que tanto se ha encargado de señalar Kôji Wakamatsu. FERNANDO E. JUAN LIMA
-Cavalo Dinheiro (Portugal, 104'), de Pedro Costa ★★★★★
Cavalo dinheiro continúa el camino de Ossos, No quarto da Vanda y Juventude em marcha. Ventura sigue descendiendo en el ascensor de Centro histórico, adentrándose en las entrañas de la abstracción sin perder por eso el filo en la mirada sobre el Portugal actual. Los cantos libertarios de la Revolución de los Claveles desembocaron en una realidad intolerablemente injusta. Tanto que Ventura transcurre la película literalmente temblando, al borde del colapso tras una vida de trabajo duro y pobreza desde que viera el mundo en su Cabo Verde natal. El intento de recuperación tiene lugar en un destruido hospital por el que deambula y lo enfrenta con una realidad ominosa, al que la paleta de colores virados al sepia deja poco espacio para la esperanza. FERNANDO E. JUAN LIMA
Otra crítica por Diego Batlle ★★★★½
-Hermosa juventud (España-Francia, 102’), de Jaime Rosales. ★★★✩✩
Natalia y Carlos (Ingrid Garcia-Johnsson y Carlos Rodriguez) andan por los 20 años y son novios. Viven en una zona de clase media-baja y luchan como pueden para sostenerse en la España poco estimulante y carente de oportunidades de hoy. Se arriesgan a trabajar en una producción porno de bajo presupuesto como para sumar ingresos y, al poco tiempo, ella le dice que está embarazada. A pesar de la oposición de los mayores, ambos deciden ser padres y el ser padres jóvenes en una sociedad sin demasiadas redes no será una tarea sencilla, pero sí la posibilidad de pensar en algunos cambios. Con el rigor y la austeridad de siempre (con algo más de “emoción” y una apuesta un poco más convencional) el director de Las horas del día y La soledad regresó a Cannes con una apuesta más que digna, con algo del cine de Larry Clark, pero sin dar un gran paso adelante. DIEGO BATLLE
-Hide and Seek (Reino Unido, 80’), de Joanna Coates ★★★★✩
Esta ópera prima premiada en el Festival de Edimburgo narra la historia de cuatro jóvenes (dos muchachos y dos chicas) que abandonan Londres para instalarse en una casa de campo, donde implementan un particular sistema de convivencia que incluye el intercambio de compañer@s sexuales y múltiples juegos nocturnos (en general, ligados a experiencias artísticas). Estamos ante una película decididamente desconcertante: cuando parece que va a ser perturbadora y provocativa se vuelve naïf, cuando encara hacia la solemnidad se torna lúdica y graciosa. En principio, parece como si a Coates le costara encontrar el tono, los climas, el "alma" del film, pero finalmente es esa deriva, ese pendular constante, esa capacidad para mutar hacia terrenos insospechados los que hacen de Hide and Seek (bellamente fotografiada, además) una experiencia singular y subyugante. DIEGO BATLLE
-Hill of Freedom (Corea del Sur, 66’), de Hong Sang-soo ★★★★✩
RESEÑA 1: El Hill of Freedom del título (algo así como “monte de la libertad”) es el nombre del bar donde se encuentran (o no) los protagonistas. Sabemos que el bueno de Hong difícilmente se acerque a algo que tenga el contenido de pretensión o de aparente denuncia que parece esconder ese título. Es otra sutil referencia en relación con su universo en el que los bares y restaurantes, las charlas regadas con mucho alcohol, son eso que se parece tanto a la vida. Un japonés viaja a Seúl para reunirse con la mujer que sigue amando frente a la falta de respuesta a las cartas que le envió. Allí se aloja en un modesto bed & breakfast y la trama sigue, sin respetar la cronología, sus encuentros con los lugareños y los recuerdos (algunos del futuro) de su amor ¿perdido? Sin llegar a la perfección de la hermosa Oki’s Movie, Hong siempre cumple: 66 minutos de placer garantizados. FERNANDO E. JUAN LIMA
RESEÑA 2: En un momento de Hill of Freedom, cuya relevancia no advertí hasta que un amigo me la señaló días después de la proyección, a una mujer se le caen al suelo los papeles de una larga carta que le ha enviado su amado. Al recoger los papeles, la mujer no atina a ordenarlos correctamente, dando origen a la narración anticronólogica que pasará a dominar el conjunto del film. Lo interesante de la nueva película de Hong Sang-soo es que ese desorden narrativo no es la parada final de un proceso de experimentación, sino el punto de inicio. Lo que en manos de otro director se hubiese convertido en un simple rompecabezas formal, aquí se multiplica en un sutil festín de trasgresiones narrativas. Hong mezcla pasado, presente y futuro; fantasía, sueño y realidad; tomando como anclaje conceptual su habitual desarrollo de un tema y variaciones. Aquí, como en En otro país, los temas centrales vuelven a ser las diferencias culturales, las barreras lingüísticas (los personajes, coreanos y japoneses, hablan la mayor parte del tiempo en inglés) y la naturaleza caprichosa del amor. En el cine actual, nadie hace películas tan formulísticas y al mismo tiempo tan impredecibles como las de Hong, ningún otro director expresa su radicalidad de una manera tan discreta. Hong es un orfebre con alma de panadero. MANU YÁÑEZ
-In the Basement (Austria, 81’), de Ulrich Seidl ★★★½
Como la de Michael Haneke, la obra de Urlich Seidl es equivalente a la del escritor Thomas Bernhard en el cine: retratan una sociedad supuestamente evolucionada que tiene una cultura y una situación social y económica adelantada, pero que posee también un poderoso lado oscuro, siniestro, encerrado en el sótano (Keller). Después de la trilogía Paraíso, llega con este documental sobre distintos personajes que recolectó en toda Austria, mostrando en sucesivos planos fijos, secos, austeros, lo que guardan en el subsuelo de sus casas: en muchos casos son sus aficiones, sus hobbies, sus tesoros y, en otros, sus perversiones. Algunas inconfesables, otras mostradas sin pudores ante la cámara. Uno se pregunta cuánto hay de realidad y de ficción en este film, presentado como un documental. Es inevitable recordar los casos de niños secuestrados y mantenidos en cautiverio durante años, como el relatado en el film Michael, de Marcus Schleinzer. En todo caso, resulta impactante, por momentos gracioso, en otros escalofriante; por ejemplo, en los dedicados a las parejas sadomasoquistas. Y todo sin un comentario. Un film muy duro, para ver preparados, de esos que a nadie deja indiferente. JOSEFINA SARTORA
-Incompresa (Italia-Francia, 110’), de Asia Argento ★★★★✩
En su tercer largometraje como directora tras Scarlet Diva y El corazón es engañoso sobre todas las cosas, Asia Argento -que aseguró que el film no es autobiográfico y que tuvo como principal referencia a la casi homónima Incompreso (1967), de Luigi Comencini- se sumerge en la caótica vida de Aria (notable trabajo de Giulia Salerno), una niña de 9 años que en 1984 debe lidiar con la violenta separación de sus padres (un actor egocéntrico interpretado por Gabriel Garko y una pianista más interesada en sus conquistas amorosas que en la maternidad encarnada por Charlotte Gainsbourg). Para peor, la chica sufre que sus hermanas y hermanastras sean las preferidas de sus padres y que en la escuela sea objeto de no pocas bromas pesadas. Su único refugio será, por lo tanto, un gato negro (y su creatividad). Aún con algunas dosis de crueldad excesivas y cierta tendencia a la sobreactuación (a Asia parece gustarle la ampulosidad del cine italiano de los años ’80), el resultado de esta tragicomedia es notable. Entre el retrato de familia disfuncional, la crítica al machismo, las observaciones lúcidas sobre la dinámica escolar y el despertar sexual, Incompresa -algo así como Los 400 golpes del nuevo siglo- ratifica a Argento, siempre con propuestas desatadas y fuera de toda norma, como una directora de enorme potencia y talento. DIEGO BATLLE
-Jia Zhangke: A Guy From Fenyang (Brasil, 100’), de Walter Salles ★★★★✩
La crítica completa de Diego Lerer
-The Lies of the Victors (Alemania-Francia), de Christoph Hochhäusler ★★★★✩
La crítica completa de Diego Lerer
-The Look of Silence (Dinamarca, Finlandia, Indonesia, Noruega, Reino Unido), de Joshua Oppenheimer ★★★½
RESEÑA 1: Joshua Oppenheimer se dedica a registrar la historia del genocidio en Indonesia, habiéndose ganado la confianza de los represores, que sienten orgullo por haber masacrado miles de compatriotas bajo la consigna de eliminar comunistas, como lo demostraron en la notable The Act of Killing. Suerte de complemento de aquella, The Look of Silence se ocupa del hermano de una de las víctimas, muerto en 1965. El más joven entrevista a quienes masacraron a su hermano. Como en el film anterior, sorprende el exhibicionismo obsceno que despliegan los represores, aún en el poder. Como en la Argentina, frente a la revisión que realiza la generación más joven nadie acepta la responsabilidad de lo sucedido, y el pueblo se manifiesta ignorante de lo que ocurría a su alrededor, incluso los mismos familiares de los victimarios. Oppenheimer vuelve su mirada sobre las víctimas, sus familias, sus sentimientos, e insiste en registrar en primer plano el rostro del investigador, su mirada inquisitiva, silenciosa, que parece preguntarse cómo vivir con el peso de ese pasado. JOSEFINA SARTORA
RESEÑA 2: Si The Act of Killing funcionaba como un terrorífico autorretrato del mal, The Look of Silence, el nuevo trabajo de Joshua Oppenheimer, se convierte en su contraplano: la representación del impensable dolor sufrido por las víctimas de los grupos paramilitares que convirtieron Indonesia en una capital mundial de la barbarie anticomunista a mediados de los años ‘60 del pasado siglo. El protagonista de The Look of Silence es el hermano de un ajusticiado por la dictadura de Suharto que busca a los responsables de aquel crimen. Estamos ante el testimonio del coraje de un hombre (y a su lado un cineasta) decidido a conocer una verdad incómoda, un episodio histórico que el gobierno de Indonesia prefiere mantener soterrado en el olvido. The Look of Silence acerca todavía más a Oppenheimer a sus referentes: el tenaz peregrinaje de un hombre en busca de la verdad remite al gran documental The Emperor’s Naked Army Marches On; los cara a cara entre víctima y verdugos apuntan a la seminal S21: La máquina de matar de los jemeres rojos, de Rithy Panh; y la obstinada indagación en las sombras de la abyección histórica conecta con Shoah, de Claude Lanzmann. En ciertos momentos, la insistencia de Oppenheirmer en exponer el horror en toda su crudeza bordea el morbo y, en The Look of Silence, hay atisbos de un desconcertante preciosismo en la iluminación y composición de algunos planos. El padre del protagonista es un anciano centenario que se está quedando ciego y Oppenheimer, con su característica impasibilidad, nos lo muerta perdido y aterrado dentro de su propia casa… hasta ahí está dispuesto a llegar el cineasta para cerrar su parábola sobre el extravío de una sociedad golpeada por la desmemoria. MANU YÁÑEZ
-Maïdan (Ucrania / Holanda, 131’), de Sergei Loznitsa ★★★★½
Hemos visto decenas de documentales urgentes y viscerales que registraron in situ distintos movimientos políticos con una veta más testimonial y periodística que cinematográfica. Lo que Loznitsa logra con Maïdan es transmitir la intensidad, la intimidad, el caos y lo cambiante de las protestas callejeras que se produjeron en su Kiev natal entre fines de 2013 y principios de 2014 con un rigor, una ductilidad, una amplitud y una coherencia que justamente no abundan en este tipo de films. Es puro cine allí donde generalmente lo demagógico o la denuncia ideologizada suelen dejar de lado a la técnica o la estética. Cada plano fijo y panorámico de Loznitsa alcanza una elocuencia, una potencia y una verdad (ayudado por un impresionante trabajo con las múltiples capas de sonido) que muy pocos directores suelen encontrar. Sin testimonios a cámara, sin comentarios en off (sólo hay unas pocas placas que explican y contextualizan las imágenes), la película describe el aire de optimismo, de todo es posible, de los inicios con los jóvenes ucranianos liderando la revuelta contra el presidente pro-ruso Viktor Yanukovych (el movimiento pro-europeo logró que renunciara a su cargo), pero poco a poco la revolución se fue radicalizando (el film no lo explica, pero fue infiltrada y manipulada por sectores de la ultraderecha neonazi), convalidando y hasta instigando la escalada violenta que terminaría costando decenas (centenares) de víctimas. El realizador de My Joy e In the Fog no pretende hacer un ensayo sociológico ni un manifiestos político. En principio, está claro, se siente bastante afín a los protestantes que acampan en la plaza central del título, pero más allá de que el enemigo está siempre en el fuera de campo también se van apreciando la degradación y las contradicciones de los propios revolucionarios. Todo construido con unos planos magníficos, estremecedores, propios de un cineasta mayúsculo. DIEGO BATLLE
-Le meraviglie (Italia, 110'), de Alice Rohrwacher ★★★½
En su segundo largometraje después de Corpo celeste, esta joven realizadora italiana llegó nada menos que a la Competencia de Cannes (donde ganó el Gran Premio del Jurado) con la historia de un matrimonio con cuatro hijos que se dedica a la explotación apícola en una granja de la Toscana, con la ayuda de la hermana de ella. El film describe la complicada subsistencia del emprendimiento, los conflictos que generan las actitudes despóticas y violentas del "jefe de familia" y una historia coming-of-age con el despertar sexual de la hija mayor tras la llegada al lugar de un adolescente alemán enviado por un programa de intercambio y formación. Si bien está lejos de ser una película perfecta (hay una subtrama con el arribo a la zona de un programa de televisión que quita más de lo que agrega), Rohrwacher es capaz de construir un universo propio, que en el caos de ese grupo y con el calor veraniego encuentra algunos puntos de contacto con el cine de Lucrecia Martel. DIEGO BATLLE
-Microbús (Perú, 44’), de Alejandro Small ★★★½
"Micro" en el título del film. "Small" en el apellido del director. Apenas 44 minutos de duración... "Tenía" que ser una película pequeña y lo es. El joven realizador sigue a cinco adolescentes durante una noche en la que caminan, charlan, toman alcohol, se hacen bromas, se ríen y se enojan entre sí. Ni más ni menos que eso. Una edad, un grupo social, un tiempo y un lugar determinados para una apuesta melancólica (tiene algo de final de una etapa e inicio de otra) entre cuatro amigos y un desconocido que se integra al grupo a partir de un encuentro casual con una de las chicas. Si bien la cámara en mano que "atrapa" las calles limeñas y ese decir tan particular de la clase media peruana le dan al film un tinte local y una indudable autenticidad y frescura, la propuesta tiene algo de déjà-vu, al menos para quienes hemos visto decenas de estos retratos en el Nuevo Cine Argentino (y en otras cinematografías también). Hay por momentos un interesante desdoblamiento entre las imágenes por un lado y el entramado sonido/diálogos/música por el otro que le otorga a la propuesta un carácter más experimental que ese mero neorrealismo dardenniano inicial. Es, sin dudas, una buena carta de presentación para Small. Un film chiquito, pero con un corazón enorme. DIEGO BATLLE
-Narcisa (Argentina, 61’), de Daniel Muttis ★★★½
Este documental sobre la gran realizadora experimental radicada en la Argentina recorre de manera suscinta –casi breve– parte de la vida y obra de Narcisa Hirsch. El film consta de entrevistas, fragmentos de su historia, un retrato del mundo cultural de Buenos Aires que la vio crecer y desarrollarse, y la voz de ella, siempre inteligente, explicando su manera de entender el cine y, si se quiere, la vida. En el medio, claro, se ven muchas de las performances y los trabajos que fue haciendo a lo largo de más de 40 años. Si de algo peca esta película de Muttis –quien fue discípula de NH– es de tener una puesta en escena y un formato narrativo bastante más convencional que el de quien homenajea y del que habla, más allá de algunos juegos y trucas visuales. De todos modos, la rica historia de NH y de su grupo de “compinches” de la vanguardia experimental argentina sostiene el interés del film al punto, reitero, que me da impresión que necesitaría durar bastante más que sus 60 minutos para conocer mejor su obra y contextualizarla con más detalles. Raro, en estos tiempos, que las películas sean más breves de lo que uno quisiera. DIEGO LERER
-National Gallery (Estados Unidos / Francia, 173’), de Frederick Wiseman ★★★½
A los 84 años, Wiseman es un mito viviente del documental de observación. Pocos cineastas han conseguido reflejar en toda su dimensión la dinámica de instituciones educativas, culturales, artísticas, sanitarias, deportivas o políticas como él. En su nuevo trabajo, el creador de films como Titicut Follies (1967), High School (1968), Hospital (1970), State Legislature (2006), La danse (2009), Boxing Gym (2010), Crazy Horse (2011) y At Berkeley (2013) se sumerge en la National Gallery de Londres, en un recorrido que recuerda bastante al que el francés Nicolas Philibert hizo con el Louvre en La ville Louvre. Wiseman (hombre sabio si los hay) muestra, claro, el acervo de uno de los museos más importantes del mundo (con su colección de obras que van desde la Edad Media hasta el siglo XIX), pero también la trastienda de la organización, con sus charlas de directorio, sus restauradores y sus múltiples actividades educativas. Las tres horas pueden abrumar un poco (hay escenas un poco reiterativas), pero el resultado es más que satisfactorio. DIEGO BATLLE
-Nymphomaniac (Dinamarca / Alemania / Francia / Bélgica, 325’), de Lars Von Trier ★★✩✩✩
Crítica completa de Diego Batlle
-La Once (Chile-EEUU, 70’), de Maite Alberdi ★★★★✩
La directora de El salvavidas filmó durante cinco temporadas a su abuela y a su grupo de amigas mientras se juntaban una vez por mes durante 65 (sí, 65) años para tomar el té, charlar y cultivar la amistad que mantenían desde el colegio secundario. Entre los minuciosos preparativos de las delicias a degustar hasta los detalles de cada uno de los encuentros, Alberdi construye una tragicomedia entrañable, un crowd-pleaser con todas las de la ley que ganará casi todos los premios del público en los festivales en los que se presente (viene de arrasar en Miami, Guadalajara y Cartagena). Como una suerte de Boyhood documental y geriátrico, se trata de un retrato de observación (aunque manipulado por el uso de varias cámaras y múltiples trucos de montaje) sobre el paso del tiempo, la degradación física y la conmovedora fidelidad de unas viejitas algo reaccionarias y conservadoras, es cierto, pero finalmente irresistibles. DIEGO BATLLE
-P'tit Quinquin (Francia, 200’), de Bruno Dumont ★★★★½
Probablemente la mejor película del último Festival de Cannes haya sido… ¡una producción para televisión! El siempre austero y riguroso creador de La vida de Jesús, La humanidad, Fuera de Satán y Camille Claudel 1915 se destapa aquí y demuestra que puede ser también un gran director de comedia con este retrato coral de un pueblo rural donde se produce una serie de asesinatos de hombres y… vacas (y con restos humanos dentro de vacas). Construido como una miniserie de cuatro episodios de 50 minutos cada uno, el film es fiel al estilo del realizador, pero al mismo tiempo lo muestra completamente liberado y por momentos desatado en una propuesta que remite al David Lynch de Twin Peaks, pero con muchos pasajes de humor más cercano al cine independiente estadounidense. El film tiene de todo: investigación policial (a cargo de dos patéticos y queribles detectives), una sensible historia coming-of-age, pasajes musicales y una mirada a la vida comunitaria que apuesta al absurdo pero sin caer en el patetismo. Una auténtica joyita. DIEGO BATLLE
-El paseo (Argentina, 60’), de Flavia de la Fuente ★★★½
A lo largo de 60 minutos, en el San Clemente que habita junto a su pareja de siempre (el crítico y periodista Quintín, aquí productor del film), De la Fuente se dedica a retratar las casas y escenarios de ese lugar de la Costa Atlántica argentina, un tanto quedado en el tiempo. A través de esa serie de retratos de fachadas parecen presentarse, paralelamente, dos ideas: una, puramente estética, ligada a la contemplación de la extraña belleza/fealdad del lugar: casas tomadas, sin pintar, medio grises y descoloridas, con formas poco atractivas, pero que conforman un paisaje formal que termina siendo curiosamente bello en su consistencia tonal. De a poco la ciudad va cobrando vida y esa parece ser la narrativa del film, la de un pequeño pueblo que se despierta y se moviliza, de a poco, modificando esa contemplación y tornándola, pausadamente, más vital. Ese filme contemplativo, estilo James Benning, es muy logrado y consistente, al punto que en muchos casos uno desearía que los planos fueran más y más largos para poder “penetrar” visualmente esas imágenes. La otra línea, si se quiere subtextual, que uno puede leer bajo las fachadas y las apariencias, es una más cercana a la crítica social y económica, en donde se pinta un pueblo que supo tener sus épocas de esplendor hace varias décadas pero al que la situación económica parece haber ido pauperizando de a poco. Sin subrayados, ni comentarios ni apenas diálogos, El paseo también es en sus secos planos fijos, una observación de un país que parece ir perdiendo de a poco esas capas de pintura que lo sostenían e ir mostrando el inestable y gris cemento que hoy lo constituye. DIEGO LERER
-Queen and Country (Reino Unido, 114'), de John Boorman. ★★★✩✩
Con películas como A quemarropa, Deliverance: La violencia está en nosotros, Excalibur y La esperanza y la gloria, Boorman ya tiene asegurado un lugar entre los grandes directores del cine británico. A los 81 años trajo personalmente a la Quincena de Realizadores de Cannes este film autobiográfico que narra las experiencias de Bill Rohan, un muchacho de 18 que en 1952 es convocado al servicio militar con la Guerra de Corea como amenaza latente. Entre los rigores del entrenamiento, el despertar sexual y la pintura social de época descripta con un humor no demasiado sutil, Boorman regala un film atractivo y amable (también algo ampuloso y demodé), pero alejado de lo mejor de su carrera. DIEGO BATLLE
-Revivre (Corea del Sur, 93’), de Im Kwon-taek ★★★½
Con más de 100 largometrajes en su haber, el padre del moderno cine coreano presentó en Toronto esta película cuyo título original es Hwayang. “Hwayang” significa cosmética, pero también cremación (algo parecido a lo que sucede con nuestros "crema" y "cremar"). El protagonista es un ejecutivo exitoso de una compañía de cosméticos que se encuentra atravesando la etapa terminal del cáncer de su mujer. Los conflictos y sentimientos encontrados que provoca la enfermedad y la muerte de su mujer y sus éxitos laborales (constatación y evidencia de que la vida continúa) nos llevan a un lugar tan sugerente como incómodo. En una especie de melodrama desplazado, la película de enfermedad queda fuera de foco, aunque no fuera de campo. El sufrimiento continúa para los vivos pareciera recordarnos el veterano director. FERNANDO E. JUAN LIMA
-El ruido de la memoria (Italia-Argentina, 58’), de Marco Bechis ★★★½
El director de Garage Olimpo se acerca a la figura de Vera Vigevani Jarach, una entrañable mujer de 86 años que nació en Italia, vino a la Argentina en 1939 e integró Madres de Plaza de Mayo. En su desgarradora historia se sintetizan dos horrores: el Holocausto y la última dictadura militar. Ella perdió a su abuelo, que murió en febrero 1944 en Auschwitz, y a su hija Franca, de apenas 18 años, desaparecida en 1977. Bechis filma con enorme sensibilidad esta historia de aviones (que tiran cuerpos) y trenes (que llevan presos al campo de concentración), vinculándola con su propia experiencia en los centros clandestinos de detención. Particularmente conmovedoras son las escenas en las que Vera se abraza con Marta Alvarez, una de las pocas sobrevivientes de la ESMA, o cuando vuelve a su escuela de Milán (donde casualmente está radicado Bechis desde 1977, tras ser deportado de Argentina), de la que fuera expulsada por ser judía. Una película sobre el dolor y la memoria. Sobre héroes sin tumbas. DIEGO BATLLE
-Taxi (Irán, 82’), de Jafar Panahi ★★★★✩
Crítica completa de Diego Lerer
-La sapienza (Francia-Italia, 105’), de Eugène Green ★★★★½
Aunque se hayan referencias a Viaggio in Italia, de Roberto Rossellini, sólo la idea de un viaje a ese país por parte de una pareja en crisis se relaciona con aquel icónico film. En el universo del director de Le monde vivant se hacen más patentes los diálogos con Aki Kaurismäki, Roy Andersson o hasta Martín Rejtman que el antes referido. Más que la historia en sí misma, que opera casi como un macguffin, interesa el tono en que se relata: la forma en que se desgranan los diálogos, por ejemplo, dice más que su contenido. De la rivalidad entre los famosos arquitectos italianos Borromini y Bernini al actual encuentro del protagonista y su esposa con dos jóvenes hermanos (el varón estudiará arquitectura), la deriva nos lleva a reflexionar sobre la importancia de la pasión en la vida, en el amor, en la creación y en el trabajo. Green tiene la inteligencia de construir diálogos muy explicativos y hasta didácticos y ponerlos en boca de sus personajes de una manera en la que conservan su profundidad y ganan en ironía frente a eso mismo que se está diciendo. FERNANDO E. JUAN LIMA
RESEÑA 2 ★★★½: El director de Le Monde vivant y A Religiosa Portuguesa construye la que probablemente sea su película más ligera y accesible (siempre entendiendo las bases de su cine pretencioso y su apuesta por diálogos “recitados” a-la-Straub/Huillet), e incluso con algunos simpáticos pasos de comedia. El protagonista es Alexandre Schmidt (Fabrizio Rongione), un arquitecto suizo cincuentón que -en medio de tributos a su carrera- se encuentra en plena crisis afectiva con su esposa y también en una etapa de profundos replanteos laborales. Obsesionado por la obra del arquitecto barroco Francesco Borromini, decida ir con su mujer a Ticino y Roma. En el camino, la pareja se topa con dos hermanos adolescentes y entre todos ellos se generará una atracción compartida. El muchacho, que también piensa dedicarse a la arquitectura, se convertirá en el compañero de rutas, discípulo y confidente de Alexandre. Un viaje que por momentos es más fascinante en un sentido “turístico” que dramático, pero que tiene unos cuantos hermosos planos y algunos pasajes muy disfrutables. DIEGO BATLLE
-They Chased Me Through Arizona (Suiza-Polonia, 86'), de Matthias Huser ★★½
Una rareza que no convence del todo. Para su ópera prima, el suizo Huser se fue a Polonia a filmar una tragicomedia absurda, austera y minimalista muy en la línea del cine de Aki Kaurismäki sobre Leonard, un veterano trabajador de una fábrica que está a punto de cerrar. A partir de un ¡sorteo! que termina ganando, tendrá un último encargo: viajar por distintas zonas rurales para desmantelar cabinas telefónicas. Lo hace acompañado por el conductor de una camioneta que está en libertad condicional. Ambos recorrerán lugares abandonados, mientras el protagonista lee una novela sobre el Viejo Oeste que, de alguna manera, “dialoga” con lo que ellos viven en sus recorridos. Sin caer en el patetismo absoluto, Huser sólo consigue algunos climas y momentos logrados. DIEGO BATLLE
-La vida de alguien (Argentina, 92’), de Ezequiel Acuña ★★★½
Crítica completa de Diego Batlle
-L'Abri (Suiza, 101'), de Fernand Melgar. ★★★✩✩
Infatigable, consecuente, implacable, Melgar sigue indagando en sus duros, rigurosos y al mismo tiempo sensibles documentales en las penurias de los inmigrantes que llegan en oleadas a Suiza en busca de algo de prosperidad, pero se encuentran con el rígido sistema organizado allí para "contenerlos". En este caso, el director no se ocupa de los centros de "detención" (donde permanecen aquellos que esperan la sentencia judicial definitiva para ver si son admitidos o deportados) sino de un refugio de la ciudad de Lausanne al que cada noche acceden decenas de personas para comer, dormir y ducharse. La capacidad del lugar, claro, se ve desbordada (sobre todo en el crudo invierno) y allí empiezan los conflictos. Esos conflictos (los de los visitantes y los de los empleados que los organizan) son el eje de un film incuestionable y contundente, pero que para mi gusto tiene menos matices y encanto que La Forteresse, Vol Spécial y Le monde est comme ça. Una apostilla: en esta película aparecen muchos inmigrantes llegados desde la arrasada España, alguna vez el paraíso para los magrebíes y hoy algo así como la nueva Africa, de la que todos ellos huyen. Se exhibe en el apartado Nuevo Documental Suizo. DIEGO BATLLE
-La voz en off (Chile, 98’), de Cristián Jiménez ★★★½
RESEÑA 1: El director de Ilusiones ópticas y Bonsái presentó -tras su paso por los festivales de San Sebastián y Toronto- esta película íntegramente rodada en Valdivia, su ciudad natal, en una inmensa sala desbordada de público y con la presencia de buena parte del equipo. Se trata de una tragicomedia coral sobre la dinámica de cuatro generaciones (la bisabuela, los jóvenes abuelos, padres e hijos) de una típica familia de clase media, con sus miserias, prejuicios y secretos (hay divorcios, infidelidades, celos, envidias), pero también con sus situaciones divertidas, patéticas, emotivas y encantadoras. Jiménez es un narrador de indudable oficio para trabajar esos pequeños detalles que luego adquieren dimensiones insospechadas, aunque aquí acumula quizás demasiadas viñetas (pinceladas) por lo que el resultado es algo superficial e irregular (y con un desenlace no muy convincente). De todas maneras, el film -que tiene algo del buen cine independiente norteamericano sobre familias disfuncionales- se disfruta en su mayor parte a partir de una ligereza, una sensiblidad y una fluidez que no suelen abundar en el nuevo cine chileno. DIEGO BATLLE
RESEÑA 2: En los últimos años hemos sido testigos de una explosión del cine chileno en los festivales del mundo. Jiménez había paseado su anterior Bonsái por el Festival de Cannes y lo cierto es que esta nueva película lo encuentra en mejor forma. El universo siempre es el de la clase media acomodada de ese país, y así como en ella se evidencia esa pertenencia que la acerca al Primer Mundo, el peligro de estas realizaciones es la de quedarse en el intento de reproducción de fórmulas probadas en el Norte, a las que sólo se añade un poco de color local. Algo de eso es lo que pasaba con Bonsái y que La voz en off evita con mayor elegancia. La deriva familiar, la separación de los padres, el regreso de una hermana de Paris, todo forma parte de una trama que uno podría imaginarse en Nueva York, pero que esta vez sí es bien chilena. FERNANDO E. JUAN LIMA
-O velho do restelo (Portugal, 20’), de Manoel de Oliveira ★★★★✩
El corto filmado por don Manoel de Oliveira a sus 105 años se presenta junto con otros de Joana Pimenta y Martín Boulocq. El del maestro portugués es un diálogo imaginado en el jardín de la eternidad (en una ciudad moderna) entre viejos amigos provenientes de la literatura: Luís Vaz de Camoes, Miguel de Cervantes, Camilo Castelo Branco y Teixeira de Pascoaes. El director que nos hace amar especialmente el decir del portugués suma al diálogo imágenes de viejas películas suyas (Amor de perdición, Francisca). Como siempre, inteligencia, sutileza y jovialidad. FERNANDO E. JUAN LIMA
-Toponimia (Argentina, 82’), de Jonathan Perel (Panorama) ★★★★✩
El director de El predio y 17 monumentos continúa indagando en la relación entre el presente y el pasado más reciente de la historia argentina, ahora mediante el retrato de cuatro pueblos del oeste tucumano fundados después del Operativo Independencia con el objetivo de recortar el poder de la guerrilla en la zona.
La metodología de Toponimia es similar a los films anteriores de Jonathan Perel: una sucesión de planos fijos cuya significación global jamás es anunciada. Pero, a diferencia de la fallida 17 monumentos, donde el orden de los planos no alteraba el producto final, aquí Perel muestra las urbanizaciones, todas bautizadas con nombres de militares de distintos grados caídos durante el operativo y en su mayoría construidas en tierras donadas por civiles o empresas, a través de un recorrido que va de lo general a lo particular, de lo planificado (facsímiles de las leyes que sancionan y justifican las urbanizaciones; sus planos y croquis) a lo concretado (una exploración arquitectónica actual).
Durante la presentación de la primera proyección Perel aseguró que esta es la película que más mira al pasado de toda su filmografía. Disiento: Toponimia es, por el contrario, aquella en hay un diálogo más directo y fluido en pasado y presente, entre memoria, política y arquitectura, generando una suerte de colisión epocal entre las ínfulas de trascendencia de la dictadura militar -¿qué es la fundación de un pueblo sino un intento de permanecer en el tiempo?- y un presente en el que sus consecuencias se perciben con la tenebrosa omisión de lo institucionalizado. Así, Toponimia se erige como un film duro y aterrador, pero también involuntariamente cómico (atención al léxico de las leyes), bello y poético. EZEQUIEL BOETTI
-La vida después (Argentina, 78'), de Pablo Bardauil y Franco Verdoia.
Esta apuesta de relato clásico acerca de una pareja –interpretada por Carlos Belloso y María Onetto– que se separa tras vivir juntos por 25 años propone un acercamiento a los reacomodos, dolores y frustraciones de empezar una nueva vida sin poder del todo desengancharse de la anterior, ya que ambos parecen estar atravesando la situación de la separación de una manera muy adulta, civilizada y amigable. La primera parte toma el punto de vista de él, que no puede de dejar de obsesionarse por lo que hace y deja de hacer su ex, si ve a otras personas o no, además de retomar algunos hábitos privados dejados de lado, aparentemente, por largo tiempo. Esta parte revelará algunos secretos, incorporará un costado “pesadillesco” y tendrá algunas sorpresas que marcarán a fuego la parte de la historia contada por ella. Tomando en cuenta la lógica del guión y las sorpresas que tiene conviene no contar más, salvo para decir que la parte que toma el punto de vista de ella juega con versiones diferentes de cosas que vimos previamente, pero que a partir de ese inesperado giro de los acontecimientos pierde un poco su fuerza e interés, desviando su eje de lo que hasta entonces era importante y estaba bastante bien tratado hacia una zona menos rica en matices dramáticos. Sobrias y muy sólidas actuaciones de Belloso y Onetto están entre lo mejor de este drama que, tras un muy buen planteo y arranque, no termina siendo del todo convincente en su etapa final. DIEGO LERER
Más reseñas de esta sección (The Incomplete, Uncertain Terms, Postman's White Nights, O mercado de noticias, etc.), por Diego Lerer, en nuestro blog Micropsia
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