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Reivindicando a The Leftovers (los equivocados éramos nosotros)
Víctima de la impaciencia actual, la serie de la dupla Lindelof-Perotta fue denostada en su arranque por casi todo el mundo, pero quienes llegaron hasta el final se vieron ampliamente recompensados.
Publicado el 10/9/2014
Los primeros episodios de la temporada inaugural de la nueva serie de Damon Lindelof (creador de Lost), en sociedad con Tom Perrotta (autor de la novela original), generaron decepción y hasta no pocas burlas, pero -justo cuando la mayoría ya la había abandonado- alcanzó la madurez, la intensidad, la inteligencia y la lógica interna que la convirtieron, en definitiva, en una excelente serie.
Escribí en Twitter (ámbito ideal para el día a día en la discusión sobre series) alternativamente a favor y en contra de The Leftovers tras los primeros capítulos. Pasaba del entusiasmo a la exasperación, de la fascinación a la irritación. Sus temas principales (la religión, el dolor, la memoria, la fe y la culpa) no son de mis favoritos, y su veta new age y su solemnidad me impulsaban todo el tiempo a abandonarla.
Es lo que siempre hacemos quienes vemos series: miramos uno, dos (a lo sumo tres) episodios y le bajamos el pulgar. Hay mucha oferta, poco tiempo disponible y estamos convencidos de que “la otra” (esa que todavía no vimos) seguro es mejor.
No sé bien qué (ni por qué), pero hubo algo en The Leftovers que hizo que le diera más oportunidades, que me quedara enganchado más de lo habitual, que le tuviera una paciencia extra. Y lo bien que hice. La serie -cuya premisa inicial es la desaparición del 2% de la población mundial y cómo esa pérdida afecta a los familiares, amigos y a la comunidad del pueblo de Mapleton en general- fue mutando, creciendo, complejizándose y consolidándose hasta convertirse en una narración fascinante y demoledora.
El enfrentamiento entre una secta silenciosa y al mismo tiempo aterradora (liderada por la extraordinaria Ann Dowd) y los vecinos “normales”, la historia familiar del policía Kevin Garvey (Justin Theroux); o sea, lo grandilocuente y lo íntimo, terminaron conviviendo de una manera armónica que parecía imposible en el arranque.
En esa madurez de la serie mucho tuvo que ver la dirección de Mimi Leder en tres episodios clave (incluido el imponente final) para una construcción narrativa, para la conformación de un universo que recién alcanzó su pico, su clímax y sus “justificaciones” en las tres últimas entregas (fueron sólo diez).
Con un rating relativamente bajo (aunque en HBO la importancia de los números es menos decisiva que para otras cadenas que no se manejan con suscriptores fijos) y críticas divididas que sólo empezaron a reivindicarla (como yo) a partir de su segunda mitad, The Leftovers no fue el boom que muchos esperaban. Pero allí está, con una segunda temporada confirmada y los (¿pocos?) fanáticos que quedamos rogando para que Lindelof no la cierre con tantas arbitrariedades y despropósitos como a Lost. Esperaré (ahora sí) con ansias su regreso en 2015.
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Excelente noticia, The Leftovers (les cuelgo el link de la nueva temporada http://www.hbomax.tv/the-leftovers-2/) se sirve de una hipotética e improbable situación para desnudarnos el comportamiento humano y social. Aquí no hay lugar para los fenómenos paranormales o conspiratorios. No importa tanto lo que haya sucedido con los desaparecidos sino lo que ocurre con los que se quedan, los que deben reordenar sus vidas tras el desorden. Y, por el momento, resulta mucho más aterrador.
<p>La tengo pendiente y es prioridad. Perdon por el off topic, pero recomiendo calurosamente The Knick, el nuevo proyecto de Steven Soderbergh. Parafraseando de alguna forma a Diego, es imposible no mantener el pulgar alto ya desde el primer episodio. Y voy seis de los diez que constituyen la primer temporada.</p> <p>Imponente retrato de un hospital neoyorkino en el año 1900, especialmente del grupo de cirujanos liderados por un opiómano, cocaínonamo y por lo tanto desatadísimo pero coherente Clive Owen. La época invitaba a la locura del imperio cuando este comenzaba a serlo. Y aquí todos lo experimentan. Insisto, para agendarla.</p>
<p>Comparto todo lo dicho por Diego, pero me gustaría agregar que dentro del nivel desparejo de algunos capítulos hubo algunos que se enmarcan dentro de los mejores episodios del año de cualquier serie. Por ejemplo el 06 y el seguimiento a Nora Durst. Una maravilla de inicio a fin con una Carrie Coon en estado de gracia. Los capítulos 9 y 10 también perfectos.</p> <p>Aunque no me cierre como producto final y cerrado, sus momentos aislados hacen que espere la segunda temporada.</p>
<p>Anoche terminé de verla, coincido totalmente, el vuelco que da en los últimos capítulos es notable.</p>
<p>La vi entera, semana a semana y me gustó. No dejaría de verla sólo porque es de Lindelof, aunque Lost me haya parecido una de las peores series que he visto.</p>
<p>La serie me empezó a atrapar en el tercer capítulo, cuando se desarrolla el personaje de Eccleston y a partir de ahí empieza a mejorar, con altos y bajos. El último capítulo tuvo muy buenos momentos (la reacción de Nora cuando ve a su \\\"familia\\\" sentada), el sueño de Kevin, la escena del baño con Wayne y el final final. Fue raro el episodio porque no parece un final de temporada, pero a la vez es coherente y extraño por su nivel de optimismo. Me gustó por ser poco convencional. Las actuaciones en general tienen un nivel altisimo.</p>
<p>Muy buen análisis! Necesitaba de alguien que explicara mejor todo el rollo que me dejó el final. Grax!</p>
<p>Qué maravilla de serie. Puros haters de Lindelof por Lost, que atacaron ya desde que empezara la serie y ahora todos alabándola, gente tonta.</p>
<p>Hoy he visto el último episodio de The Leftovers y podría firmar al pie de tu artículo. Tal cual. He pasado por lo mismo...</p>