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Crítica de “La telenovela errante”, de Raúl Ruiz y Valeria Sarmiento (Competencia Internacional) - #Locarno70
Probablemente no sea la mejor película del festival ni de la carrera del maestro chileno, pero fue, sin dudas, el gran evento cinéfilo de esta 70ª edición: 27 años más tarde esta joya perdida de la extensa filmografía de Ruiz encontró su merecido estreno mundial.
Primero, un poco de historia: en 1990, con el fin de la dictadura pinochetista y en los albores de la recuperada democracia, Raúl Ruiz regreso a su Chile natal y en pocas jornadas desarrolló un taller para actores en cuyo marco se rodaron a toda velocidad varias escenas que pretendían mostrar el estado de las cosas en ese país con una perspectiva y un tono propio del culebrón televisivo. Nadie se acordaba demasiado de aquella experiencia, pero en 2015 un admirador del prolífico director (rodó más de 120 películas, la mayoría durante su exilio en Francia) contó que contaba con un making of de La telenovela errante en HI 8. Luego apareció la fotógrafa Leonora Calderó Hoffmann, quien tenía en su poder más de 300 imágenes del rodaje. La viuda del realizador fallecido en 2011 encontró en su departamento de París el guión y varias notas escritas a máquina por el propio Ruiz. Y en el archivo de la Universidad de Duke descansaban los negativos en 16 mm y otros materiales del film. Demasiadas coincidencias, demasiadas señales del destino como para no rescatar la película. Gracias a un premio del Consejo Nacional de la Cultura, Sarmiento y equipo se pusieron a trabajar este año en la recuperación, edición y posproducción de aquel material.
Divididos en episodios que se presentan con título propio y cada uno ubicado en un día de la semana estos “relatos salvajes” de Ruiz resultan inevitablemente desparejos, pero con varios pasajes hilarantes en la exploración del machismo, en las contradicciones de la izquierda (y de la lucha armada) y hasta con una sesión final de espiritismo.
La película comienza y cierra con unas pocas imágenes del rodaje tomadas por aquel mencionado fan y la primera de las historias regaló los mejores momentos de comedia absurda de todo #Locarno70 con la izquierda y el sexo como ejes. El tono telenovelesco es, claro, ampuloso (Ruiz, de todas maneras, nunca apostó del todo al naturalismo) y las cuestiones de la época (el regreso del exilio, la crisis económica, los grupos terroristas, la Ley de Divorcio, la sociedad escindida, la sensación todavía represiva y un largo etcétera) conforman un collage fascinante y desgarrador escondido tras la pátina del ridículo y el artificio. El habitual tono tragicómico del realizador incluye promediando los 80 minutos la frase “Si te portas mal en la otra vida te conviertes en chileno”, que de alguna manera resume el espíritu provocador de esta película (perdida, maldita y ahora recuperada) y la filmografía toda de un director al que extrañamos cada vez más.
Ruiz fue premiado en Locarno con su ópera prima Tres Tristes Tigres (1968). Sería un cierre perfecto, un acto de justicia que su película póstuma recibiera un galardón en el mismo lugar donde comenzó su carrera internacional. Olivier Assayas, Miguel Gomes y el resto de los jurados tienen la palabra.
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