Columnistas
Respuesta a Martín Becerra
Por Julio Raffo *
El diputado plantea nuevos cuestionamientos al proyecto de Ley de Comunicaciones Convergentes del socialismo.
El distinguido jurista Martín Becerra, profesor de las universidades de Quilmes y UBA e Investigador Independiente en CONICET, doctor en Ciencias de la Información y uno de los coautores del proyecto de Ley de Comunicaciones Convergentes del Partido Socialista, publicó el 1º/6/2017 una enjundiosa nota titulada La foto cortada o la película completa respondiendo a la columna Inesperada amenaza a los recursos del cine nacional publicada en OtrosCines.com el 2/6/2017.
Es su respuesta a una nota que menciona, genéricamente, como “una versión infundada”, sin aludirse a su autor, con lo cual se priva al lector de una información de relativa relevancia. Ello puede deberse a que, por la importancia del tema, el jurista no reparó en esa autoría, o deberse a una cuestión de carácter. Si el motivo fuere el primero la solución es fácil: “Martín, soy yo, Julio Raffo, el autor de la nota que mereció tu crítica”; si el motivo radicare en lo segundo, entonces no hay nada que hacerle.
Mucho agradezco al Jurista que haya dedicado algo de su tiempo a analizar algo que yo escribí, ello no sólo me halaga sino también me motivó una mejor lectura del Proyecto que pude haber malinterpretado. Y, sí así fuere, me prontifico a corregir todo y cualquier error, porque sigo pensando igual que cuando escribí los versos “…es más grande el hombre que con celo / al error señalado lo repara” (publicados en “Versos, Recuerdos, Reflexiones”, “Apelación”, Galerna 2013). Y, si he errado, créanme los lectores que, en mi caso, no sería esta la primera vez.
Pero veamos lo que dije y la crítica del Dr. Becerra:
Señalé que el proyecto, en su Art. 147 dispone: “Destino de los gravámenes recaudados por los servicios incluidos en el presente capítulo… (los servicios de comunicación audiovisual)… El 15% del total recaudado será asignado al Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales;” y ante ello entendí que esa notable rebaja del porcentaje destinado al Cine implicaría, también, una disminución del total de recursos asignados al cine, pero el Jurista señaló mi error afirmando:
1- Que, si bien se nos baja del 25 % que establece hoy la ley al 15 % que establece el proyecto, el dinero a recibir será mucho mayor, porque esa disminución se vería compensada en mucho porque la recaudación incluirá el 0,5 % ”…de los ingresos totales devengados por la prestación de tales servicios, netos de los impuestos y tasas que los graven.”. Y “ello ocurre por efecto de la suma de gravámenes y tasas de telecomunicaciones y radioeléctricas que eleva los cerca de 31 millones de dólares actuales (que se obtienen con el 25% de la recaudación de la televisión establecida por la ley audiovisual, sin contar multas y sanciones) a más de 50 millones de dólares según el proyecto…”
Y a ello respondo:
a) Sí, tiene razón el Dr. Becerra, es posible que el 0,075 % de los ingresos generados por las telefónicas e Internet (y que se sumará a la torta repartible: el 15 % del 0,50 %) superen al 10 % que se reduce de lo que pagan la televisión, cable y radiodifusoras, pero ¿saben qué? se nos reduce en firme y se nos aumenta en potencial. Y pueden tener razón, pero…
Hagamos un cálculo: si entran 100 $ y al cine se le destinara el 25 % sin participar de los nuevos ingresos, el INCAA recibiría 25 $, con el proyecto recibiría 15 $ MAS el 0,075 $ de los nuevos ingresos, o sea que los nuevos ingresos provenientes del ENACOM deberían ser 133 veces mayores a los que percibe por la Ley de Medios para que el cine saliese “empatado”. Pero todo puede ser y reconozco que me apresuré a asegurar la disminución de recursos cuando en firme sólo se nos reducía el porcentaje con una firme y seria promesa de una compensación superadora. También puede ser que ello termine no siendo así, máxime cuando se advierte la precariedad de las cifras que invoca el Dr. Becerra las cuales NO cierran con las que constan en el Presupuesto del INCAA respecto de los ingresos provenientes del ENACOM.
b) ¿No hubiese sido prudente y respetuoso del logro de la gente de cine en 1994 el copiar del Art. 24 la ley vigente la disposición protectora -que mucho nos costó meter en la ley- que establece: “…que el valor absoluto de las sumas a transferir sea igual al existente al momento de la presente ley o de la ley 11.683…”Si hubiesen puesto una disposición análoga que dijese “la suma a transferir al INCAA no podrá ser inferior al 25 % del total recaudado en virtud del Art. 142” nos hubiesen brindado una seguridad igual a la que se nos brindó en 1994. ¿Por qué no lo hicieron? Si en la redacción del proyecto hubiesen escuchado a alguien vinculado a nuestro cine tengan la certeza de que se los hubiese así aconsejado y estaríamos todos tranquilos respecto a esta cuestión.
En la nota de elevación del Proyecto de Ley de Radiodifusión generado por el COMFER en el año 2001 se consignó que “No le basta a las normas el nacer de la razón para alcanzar su plena eficacia, para ello deben contar, además, con el más amplio consenso posible…” afirmación que receptaba enseñanzas que nos llegan desde Montesquieu hasta la Teoría Egológica del Derecho, y es una lástima que ese ese consenso no se haya buscado con la gente de cine antes de formalizar la presentación del Proyecto, omisión que, naturalmente, expresa una concepción no progresista respecto de cómo debe legislarse.
2.- En la nota comentada el Dr. Becerra afirma que “…del total de fondos se prevé que un 30% se destinará a la producción audiovisual: un 15% a producciones fuera del AMBA, para alentar la producción federal y otro 15% para el INCAA, como aporte al cine nacional…”
Y a ello respondo:
a) Parecería ser que tampoco el Dr. Becerra ha leído el Proyecto atentamente porque NO es verdad que se destine “…a la producción audiovisual: un 15% a producciones fuera del AMBA, para alentar la producción federal…”
En efecto, el Art. 147 establece que “…el 15% del total recaudado será asignado a un fondo de producción de contenidos audiovisuales y digitales federales (sic)…”.
De allí resulta que 15 % debe ser compartido entre la producción audiovisual Y la producción de contenidos ”digitales”, eufemismo tecnológico para aludir al conjunto de instrucciones que constituye los programas destinados computadoras, teléfonos, etc. Y no sabemos cuánto de ese 15 % se asignará a una y otra cosa.
b) Lo que a la gente de cine nos resulta amenazante el advertir que se le quita al INCAA la administración de recursos públicos nacionales destinados a la producción audiovisual, toda vez que ese “fondo” no se asigna al INCAA como parte del Fondo de Fomento Cinematográfico, con lo cual si el proyecto se aprobase como está tendríamos DOS entes públicos nacionales que tendrían la función de aplicar recursos públicos para la producción audiovisual, con el agravante de que en la administración del Fondo que crea el Proyecto se excluye a las entidades del cine y a las provincias, que sí tienen una participación necesaria en la vida y conducción del INCAA.
No se explicita en los fundamentos del Proyecto la razón de esa exclusión, y creo que deberían dárnosla.
c) A los que defendemos el cine y sus recursos nos resulta llamativo, y tampoco nos gusta, que la aplicación de fondos públicos destinados al audiovisual puedan ser apropiados por empresas de televisión, aunque estas tengan sus sedes en el interior. En los países que defienden y promueven su cine, como lo son los integrantes de la Unión Europea, esto no está facilitado por cuanto sólo las productoras independientes de las empresas de televisión pueden hacerlo (Ver la versión actual de la Directiva Televisión sin Fronteras y sus reglamentaciones). El Estado no debería subvencionar una actividad económicamente fuerte como lo es la televisión en todas sus variantes financiando “contenidos audiovisuales” que pueden ser apropiados por esas empresas, sino a empresas productoras “independientes” de esas empresas.
d) Llama mucho la atención que, desde sectores reconocidamente progresistas, se agrupe en una misma categoría normativa -la establecida en el Art. 147 citado- a la “producción audiovisual” y “a la producción digital” porque, si bien como hecho ambas son creaciones de los hombres, como fenómeno son muy diferentes. Ambas actividades tienen el mismo substrato (óntico), pero tienen un sentido (ontológico) irreconciliable; con este tipo de coincidencias en los hechos pero de esencial diferencia en su sentido sucede lo mismo que sucede con “el masaje” y “la caricia”: una descripción externa de esos fenómenos como “hecho” (u óntica) ha de encontrarlos iguales, pero NO lo son. Si se reflexiona respecto de que no es lo mismo pagar para recibir un masaje que el pagar para recibir una caricia, se podrá llegar a comprender que la identidad en la dimensión de “hecho” de dos fenómenos puede constituir el substrato de dos fenómenos existencial (y por ende ontológicamente) TOTALMENTE DIFERENTES.
Y, si bien un audiovisual puede ser registrado digitalmente en un disco rígido al igual que un programa de computación, esa coincidencia no basta para meter a ambos fenómenos en la misma bolsa que ha de financiar el mencionado fondo por decisiones de la misma autoridad.
Digámoslo de otra forma: no es lo mismo el audiovisual cuyo sentido y destino es emocionar, conmover, hacer pensar o entretener o todo eso junto (Bretch dixit) que el conjunto de instrucciones digitales destinadas a una máquina para hacerla funcionar al servicio de un hombre o de otra máquina, en el caso de los llamados “servomecanismo”…
He abundado en algunos fundamentos sobre esto en mi libro “Derecho Autoral, hacia un nuevo paradigma” (Marcial Pons- Bs. As. Barcelona – Madrid, 2011, Cap. II a IV) pero veo que esa prédica no ha obtenido mayores frutos, al menos en la concepción que anima al Proyecto comentado.
e) Por último me cuesta mucho entender a qué se hace referencia con la expresión que alude a los “contenidos audiovisuales y digitales federales…”. Si el contenido es federal, habría que contraponerlo a los contenidos “unitarios”, lo que parecería ser un anacronismo y un dislate. Y cuesta mucho asociar a los “contenidos digitales” con lo “federal” ¿No se habrá querido decir “contenidos producidos por empresas establecidas fuera el AMBA? Si así fuere lo federal no serían los contenidos, sino la política de asignación de recursos para su producción.
Aunque quizá en esto también esté leyendo equivocadamente y que lo que realmente se pretende con el proyecto es lo que dice su texto: financiar los contenidos audiovisuales federales, como lo fueron la película Rosas, de Manuel Antín, o Facundo, la Sombra del Tigre, de Nicolás Sarquís, que a mí me gustaron mucho.
Con lo dicho creo haber dado respuesta al Dr. Becerra respecto de lo que él considera un error cuantitativo en mi apreciación, lo que puede ser, aunque aún él no nos ha brindado las cifras ciertas, coherentes con los presupuestos del INCAA y del ENACOM, que nos permitan dejar de pre-ocuparnos del tema. Cuando se nos brinden esas cifras seré el primero en aceptar como definitivo que hubo apresuramiento, y error, de mi parte.
Pero no todo son pesos en la viña del Señor, y la gente de cine aspiramos también a ser escuchadas y a que las leyes nos brinden seguridades respecto de nuestra actividad, a que se respete la especial función del INCAA, a no permitir a las empresas de televisión el acceder al financiamiento del cine y a que la producción audiovisual no se asocie ni equipare con los programas digitales.
Quizá a los autores del Proyecto les parezca mucho pedir, pero es lo que pedimos.
El Dr. Becerra tiene la palabra.
* Julio Raffo es diputado nacional, abogado y director del documental Caseros, en la cárcel
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Muy interesante todo. Ahora bien, sería mucho más interesante que -en vez de discutir acá quién la tiene más larga- armen un proyecto en conjunto. Hay actualmente tres proyectos similares preparándose para hacerle frente al del oficialismo. ¿De verdad les parece que es tiempo de discutir públicamente entre ustedes? El Dr. Becerra tiene la palabra... Y el Dr. Raffo también. Por el bien de la industria, júntense a debatir y armar una propuesta superadora entre todos.