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Sion Sono y un implacable manifiesto político y social
El prolífico director expone en The Land of Hope -premiada en el Festival de Toronto como la mejor película asiática y recientemente estrenada en su país- las devastadoras consecuencias del terremoto y la catástrofe nuclear, y la negación y ocultamiento por parte del poder japonés.
Injustamente subvalorado en el panorama cinéfilo contemporáneo, Sion Sono viene demostrando -¡de a dos notables películas por año!- que ya merece otro tipo de consideración. Para mí, no tengo dudas, es uno de los grandes directores en actividad del cine japonés, asiático y universal.
En The Land of Hope no hay sexo ni sangre ni violencia extrema (aunque aparecerá, claro, de otras maneras). Aquí, como muy bien sostiene la impecable reseña del catálogo, incursiona en un registro más cercano al cine de Shohei Imamura (también hay algo del retrato familiar de Kore-eda Hirokazu y la mirada impiadosa a la sociedad japonesa de Kôji Wakamatsu).
Si ya en la genial Himizu los efectos del terremoto/tsunami del 11M aparecían como telón de fondo de la desolación emocional de sus personajes, aquí pasa a estar en el centro de la escena. Los protagonistas son dos familias de granjeros de un pequeño pueblo ubicado cerca de una central atómica demasiado parecida a la de Fukushima.
Película coral y retrato generacional (de los ancianos, los adultos y los jóvenes), The Land of Hope registra cómo el terremoto impacta de muy diferente manera en los distintos personajes, aunque -claro- todos sufren en su interior las consecuencias del terremoto y del escape radioactivo. Si la paranoia, el miedo, la confusión, la locura y la muerte son sentimientos que aparecen de manera lógica e inevitable, lo más contundente de Sion Sono es la forma en que cuestiona el proceder del gobierno, de las autoridades, de la burocracia, de los medios: la forma en que el poder oculta o directamente niega las profundas heridas sociales que el cóctel terremoto + política nuclear provoca.
Tierna y brutal, lírica y demoledora, The Land of Hope no es una película perfecta (por las múltiples ambiciones y búsquedas de Sion Sono ninguno de sus trabajos es “redondo”), pero hay aquí más ideas por escena que en toda la filmografía de buena parte de los directores en actividad. Que es un poco larga (133 minutos), que hay algunos excesos melodramáticos, que algunos pasajes son menos inspirados que otros… Qué importa. Este extraordinario e insólitamente prolífico director japonés nos sigue regalando gran cine en múltiples formas. Aquí, además, con un manifiesto político que ha conmovido -como él quería y buscaba- tras su reciente estreno comercial en su país.
Traier del film:
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<p>Un grande en serio SS. Muero por ver esta...</p>
<p>Uy, cómo me gusta SS. Espero que la traiga también el Bafici, si no habrá que esperar un tiempo y bajarla de Internet, concuerdo en que es uno de los grandes directores de nuestro tiempo</p>