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Crítica de “Verano del 85” (“Été 85” / “Summer of 85”), de François Ozon - #TIFF20 / #68SSIFF
Parte de la selección oficial de la fallida edición 2020 de Cannes y ya estrenada en los cines franceses el 14 de julio último, la más reciente película del director de Bajo la arena, La piscina, 8 mujeres, En la casa, Frantz, Joven & bella, El amante doble y Gracias a Dios es una tragicómica y emotiva transposición de la novela Dance on My Grave, del inglés Aidan Chambers. Competirá en San Sebastián.
Verano del 85 (Été 85 / Summer of 85, Francia-Bélgica/2020). Guion y dirección: François Ozon. Elenco: Felix Lefebvre, Benjamin Voisin, Philippine Velge, Valeria Bruni Tedeschi, Melvil Poupaud, Isabelle Nanty, Laurent Fernandez y Aurore Broutin. Fotografía: Hichame Alaouie. Música: Jean-Benoit Dunckel. Edición: Laure Gardette. Duración: 100 minutos. (Sección Special Presentations de Toronto. También en Competencia Oficial en San Sebastián).
Con 21 largometrajes en poco más de dos décadas, François Ozon es uno de los más prolíficos, diversos y audaces directores franceses. También uno de los más desconcertantes. Sus films pueden ser mejores o peores, más serios o más desfachatados, más académicos o más provocadores, pero siempre tienen ese “toque Ozon” que los convierten en inconfundibles. En ese sentido, Verano del 85 me parece de lo mejor que ha hecho en los últimos años, una película que consigue ese tono tan difícil que le permite ser trágica y luminosa, profunda y lúdica a la vez.
Desde la primera escena sabemos que David Gorman (Benjamin Voisin), un joven de 18 años, ha muerto; y que Alexis Robin (Felix Lefebvre), de 16, está involucrado de alguna manera en el caso y será llevado a juicio. Desde esa confesión bastante poco precisa a cargo de Alexis (o Alex), dueño exclusivo de la voz en off, es que Ozon va a (re)construir -casi todo en flashback- esa épica y trágica historia de amor gay ambientada precisamente en ese verano de 1985 en Seine-Maritime, plena región norteña de Normandía.
David y Alexis se conocen de la manera más inesperada y absurda. A punto de morir en medio del mar y bajo una tormenta, Alexis es rescatado por David, que llega al lugar a bordo de otro velero. Desde entonces, se desatará una relación apasionada, llena de rituales iniciáticos, de descubrimientos, de idas a la playa, al cine, a las discotecas, a un parque de diversiones, de viajes en moto y -claro- de encuentros íntimos. Alexis -asegura- ha encontrado al hombre de su vida, pero David (que ha perdido hace poco a su padre y convive con una madre borderline interpretada por la gran Valeria Bruni Tedeschi) es demasiado inconstante, imprevisible, impulsivo y manipulador como para que esa historia de amor dure más de 6 semanas. La llegada de Kate (Philippine Velge), una joven inglesa, terminará de poner todo en crisis.
Verano del 85 (algo así como una respuesta francesa a Llámame por tu nombre, de Luca Guadagnino) es una película camp, una oda queer de cuerpos desnudos y (des)encuentros, una mirada a los amores idealizados y a la lealtad a la hora de cumplir las promesas. Y es también un thriller hecho y derecho que, más allá de la información inicial, logra sostener hasta el final la intriga de cómo fueron realmente los hechos.
Para destacar -dentro de un film pletórico de hallazgos- las actuaciones del dúo protagónico (Lefebvre parece un nuevo River Phoenix resurgido de Mi mundo privado), la prodigiosa dirección de arte de Benoît Barouh y una hermosa banda de sonido que incluye al principio y al final In Between Days, de The Cure; pero también Sailing, de Rod Stewart; Cruel Summer, de Bananarama; Forest Fire, de Lloyd Cole & The Commotions; y Toute première fois, de Jeanne Mars. Canciones que “dialogan” con una sensible, desgarradora, seductora y por momentos divertida historia de amor fou enmarcada en ese momento tan contradictorio y desafiante de la vida como la adolescencia. El mejor Ozon está de vuelta.
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Malísima, como bien explico en este análisis: https://www.youtube.com/watch?v=euy-9Y3QawU
Lo mejor de Ozon es esa oscuridad veraniega que plantea en muchas de sus pelis... algo así como en la inolvidable "Regarde la mer".