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Crítica de “Sully: Hazaña en el Hudson”, de Clint Eastwood, con Tom Hanks

A los 86 años, el director de Los imperdonables y Gran Torino consigue otra película noble y de enorme solidez con la reconstrucción de la historia real del piloto Chesley “Sully” Sullenberger, quien hace siete años aterrizó un jet que había perdido ambos motores en pleno río Hudson. Tom Hanks, Aaron Eckhart, Laura Linney, Anna Gunn y el resto del reparto sintonizan a la perfección con las necesidades de austeridad y fluidez que necesita Clint Eastwood, el último de los clásicos, para llevar a este film -como su protagonista al avión- a buen destino.

Estreno 01/12/2016
Publicada el 26/11/2016

Sully: Hazaña en el Hudson (Sully, Estados Unidos/2016). Dirección: Clint Eastwood. Elenco: Tom Hanks, Aaron Eckhart, Laura Linney, Valerie Mahaffey, Delphi Harrington, Mike O'Malley, Jamey Sheridan, Anna Gunn, Holt McCallany y Ahmed Lucan. Guión: Todd Komarnicki, basado en el libro Highest Duty, de Chesley “Sully” Sullenberger y Jeffrey Zaslow. Fotografía: Tom Stern. Música: Christian Jacob y Tierney Sutton Band. Edición: Blu Murray. Diseño de producción: James J. Murakami. Distribuidora: Warner Bros. Duración: 96 minutos. Apta para mayores de 13 años.



Para mi los verdaderos maestros son aquellos que logran hacer películas notables a partir de materiales que, en otras manos, podrían haber sido auténticos desastres. Es lo que ocurre con el viejo Clint en Sully: Hazaña en el Hudson, un guión correcto que Eastwood convierte en un relato que destila nobleza y sobriedad cuando podía haber sido una acumulación de excesos, manipulaciones y golpes bajos lacrimógenos.

A los 86 años, el director de Bird, Cazador blanco, corazón negro, Los imperdonables, Río místico, Million Dollar Baby y Gran Torino reconstruye la épica de Chesley “Sully” Sullenberger, el piloto que en enero de 2009 aterrizó en las heladas aguas del río Hudson, a metros de los rascacielos de Manhattan, un jet con 155 pasajeros que había perdido ambas turbinas poco después de despegar. La reconstrucción cinematográfica de esa proeza de la aviación es extraordinaria, pero ese no es el eje de la película sino el juicio interno que el capitán debió sobrellevar por haber confiado más en sus instintos que en los reglamentos. La épica del individuo luchando contra la burocracia, contradicciones y miserias de las corporaciones y el sistema es una constante del cine clásico y Eastwood -como último gran exponente de ese clasicismo hollywoodense- sabe sacarle el mayor de los provechos con la sólida colaboración de Tom Hanks en el papel protagónico y los aportes de Aaron Eckhart (el copiloto), Laura Linney (su esposa) y el resto del elenco.

No verán en Sully: Hazaña en el Hudson grandes artilugios, regodeos ni exhibicionismo. El virtuosismo -que lo hay- pasa por otro lado. Los héroes de Eastwood son aquí de perfil bajo, expertos en lo suyo que solo quieren cumplir con su deber, hacer bien su trabajo y que nadie se meta en el medio. Llegar a destino en tiempo y formar, regresar luego a su hogar y disfrutar de la compañía familiar. Pero eso -en el cine y en la vida- es cada vez más difícil. Pregúntenle si no a tantos directores con talento y buenas intenciones que han sido sepultados por la maquinaria de Hollywood. Clint, en cambio, usa su poder dentro de la industria (sus películas no son demasiado caras, funcionan dignamente en la taquilla y él se encarga de producirlas vía su compañía Malpaso) para hacer -como su personaje- las cosas con profesionalismo. Y, claro, a su modo.

La solidez y austeridad de Eastwood es apabullante. Cuando podría estar disfrutando de su jubilación y la gloria de su brillante carrera, sigue regalando notables piezas de orfebrería, historias construidas con paciencia (cada escena suma algo, cada personaje secundario tiene su momento de lucimiento), sin las obligaciones del vértigo y el estímulo efímero que imperan en el cine contemporáneo. En una película que, en principio, no tiene ningún misterio (todos sabemos cómo termina) el mítico director le imprime tensión, elegancia, fluidez e inteligencia. Vuelvo a la idea inicial: su maestría reside en conseguir grandes momentos cinematográficos con situaciones en apariencia no demasiado extraordinarias o incluso banales. El arte de Eastwood sigue vigente, como un estandarte inalterable, como un vestigio de una época que languidece, sí, pero todavía se resiste a morir. El último de los mohicanos.




COMENTARIOS

  • 18/12/2016 0:10

    SULLY de Clint Eastwood EL HOMBRE Y SU DESTINO ?Sully?, la película, narra la historia del vuelo 1549 de United Airlines que la tarde del 15 de enero de 2009 despegó del Aeropuerto neoyorquino de La Guardia con destino al Aeropuerto de Charlotte en Carolina del Norte y a los pocos minutos de vuelo se encontró con una bandada de gansos salvajes que impactaron contra el fuselaje y las turbinas del avión, dejando al avión sin propulsión, y obligando a sus pilotos a realizar un aterrizaje de emergencia que se produjo minutos más tarde en las aguas del Río Hudson, a la altura de la calle 48 en la ciudad de Nueva York. Los 155 pasajeros del avión resultaron ilesos. Hasta allí la noticia. El film de Eastwood, si bien recrea el accidente, se focaliza en otros aspectos del mismo y sus derivaciones. En un principio, el film es un gran retrato de Chesley Sullenberger, el Sully del título, un piloto comercial con una experiencia de vuelo de más de 40 años, quien desoyendo las instrucciones recibidas de la Torre de Control del Aeropuerto de La Guardia en New York City, tomo la decisión de realizar un acuatizaje. En consecuencia, el film se transforma en un gran relato sobre la responsabilidad individual y la responsabilidad social. En ese aspecto, la conducta de Sully se transforma en un modelo de profesionalismo, un ejemplo social que toda la sociedad debería imitar. Sully no solo cumple con su deber sino que asume una responsabilidad que va más allá de sus atribuciones. Cuando desoye las indicaciones de la Torre de Control no se insubordina sino por el contrario, aplica su sentido común y su experiencia como piloto. Sully es un hombre ante el destino. No obstante, ha ocurrido un accidente. Y ese accidente debe ser investigado. No solo está la responsabilidad social empresaria (la de los dueños de la aerolínea) sino también la responsabilidad de los medios de contralor (la del Estado). Los primeros porque tienen la obligación de volar aviones que se encuentran en perfecto estado técnico. Los segundos, la de hacer cumplir las leyes aeronáuticas y las disposiciones técnicas de seguridad. Y más allá aún están los sindicatos que velan por la condiciones de trabajo del medio que representan. Es muy interesante el modo en que aparecen en medio del accidente los representantes de los diferentes roles que coordinadamente forman parte de una estructura económica y social que constituye sin lugar a dudas el andamiaje de esa primera economía del mundo, una economía capitalista basada en la libertad y la responsabilidad de sus actores. Más allá de eso, volviendo a lo cinematográfico, es notable como el guionista Tom Tomarnicki introduce a todos estos actores creando buenos y villanos en función de un rol social orientado al respeto de las leyes y a las conveniencias particulares. Eastwood, a su vez, no se queda atrás y saca partido de ello generando suspenso de una noticia donde desde el principio conocemos el final feliz del acontecimiento, pero que el desarrollo necesario de los aspectos burocráticos pone en juego el prestigio y el honor de un hombre que va camino al mito después de haber sido actor de un suceso heroico. Y aquí, en el camino a la leyenda que desarrolla Sully, es donde la película alcanza ribetes verdaderamente ?eastwoodianos?. Porque Eastwood no se deja llevar por el film catástrofe sino por la aventura humana. El accidente aéreo da lugar al heroísmo, y de ese heroísmo surge un héroe indiscutido: Chesley Sullenberger, ?Sully?, el piloto transformado en celebridad por los medios televisivos. Pero esa celebridad durará muy poco tiempo. En menos de 48 horas se formará una Comisión Investigadora del Accidente y la conducta de Sully será cuestionada. A lo largo del tiempo, el episodio será tan solo una noticia que se publicó en los diarios, Sully será olvidado y su leyenda habrá desaparecido. Eastwood, que en ?Los Imperdonables? había dado fin a las leyendas, y que antes había rescatado la sonoridad del saxo de Charly Parker en ?Bird?, y más tarde la voz libertaria de Mandela en ?Invictus?, y el recuerdo de Frankie Dunn, un hombre que había practicado la eutanasia a partir de un pedido de su pupila en el ring de ?One Million Dollar Baby?, ahora convierte a Sully, un piloto de un avión comercial accidentado, en leyenda, una leyenda viva de efímera vida. Todo pasa y nada es para siempre. Los personajes de Eastwood desaparecen perdidos en el tiempo. El Maestro Eastwood dirige con su estilo único. Por la austeridad de su puesta. Por la claridad de sus imágenes. Por la precisión de su ritmo narrativo. Por la adecuada utilización de todos los recursos disponibles. Por eso estamos ante otro de sus grandes films. Eastwood impone su tiempo, acompaña las imágenes con su propia música, logra un clima amenazante durante la crónica del accidente, después acompaña a su personaje por el derrotero de las angustias personales mientras dura la investigación de los hechos. Nos hace dudar sobre la capacidad de Sully. Uno se pregunta: ¿Hizo Sully todo bien? ¿O acaso fue un infractor a las normas aeronáuticas vigentes en aquel entonces? A todo ello, hay que agregar la ajustada y sobria actuación de Tom Hanks, quien le da carnadura y humanidad a un personaje, un hombre mayor, un ser común que se gana la vida como piloto de avión, transformado en superhéroe por los medios. Acompaña también con otra precisa performance Aaron Eckhart, en el papel del copiloto Jeff Skiles, y la siempre fiel Laura Linley, en el papel de la esposa de Sully. En el final, cuando comienzan a caer los créditos finales, imágenes del accidente y de sus protagonistas reales se intercalan en la pantalla. La realidad se impone sobre la ficción y los héroes y los mitos desaparecen definitivamente. En síntesis, otro gran film de Clint Eastwood, a los 85 años, ya transformado en leyenda propia del cine americano.

  • 9/12/2016 23:14

    A diferencia de ustedes, a mí Sully no me gustó. Me pareció que le falta el factor humano, que es justamente de lo que trata esta película. Porque tiene buenos momentos, pero se nota en el guión la influencia de Aaron Sorkin, y para mí ver largas escenas de gente hablando alrededor de una mesa de seguridad aeronautica le juega en contra.

  • 7/12/2016 21:41

    Otra excelente película de ese veterano de mil batallas que es Clint Eastwood Basado en un hecho verídico el guión, lejos está de pintar al piloto de aviación protagonista de la película como un héroe sino como a un hombre común que en circunstancias extraordinarias cumple son su trabajo profesional. Pero claro, su osada y certera decisión, en situación de emergencia, de aterrizar en el río Hudson un avión y que se salven los 155 pasajeros, no es algo que se vea todos los días. La película está muy bien filmada y la actuación de Hanks es conomovedora. Larga vida al gran Clint Eastwood que se merece otro Oscar con esta película. (9/10)

  • 5/12/2016 17:57

    Poco o nada que agregar a los atinados comentarios de Diego y otros especteadores que me preceden, Clint se merece sin duda un monumento, es admirable que a sus años todavía dé cátedra de sobriedad y talento, y en cuanto a Tom Hanks, que a pesar de su iindudables aciertos no lo incluia entre mis preferidos (como me pasó con Sally Field, Jack Nicholson y algún otro) acá me gana por lejos la partida, está simplemente genial. Muy recomendada, lo mejor de la actual cartelera.

  • 5/12/2016 16:04

    Espléndida muestra del talento de un señor que es puro cine. A los que amamos realmente el cine sólo nos queda desear larga vida para Clint Eastwood.-

  • 4/12/2016 21:28

    Que yo ya supiera cómo termina y que sin embargo se me llenaran los ojos de lágrimas como al piloto al escuchar el número 155 me dice algo. Espero que el viejo Clint no se apure en ir a darle la mano a David Bowie.

  • 4/12/2016 18:05

    La pelicula, me parecio Impecable, no solo desde lo visual sino todo el aspecto narrativo, estimo que debe ser la realidad de lo que sucedio y ya sabemos de la naturaleza humana, vale mas un avion que la vida de 155 pasajeros

  • 4/12/2016 11:49

    Es una buena peli. Tal vez la que menos me gustó de Clint Eastwood. Es un buen ejemplo de lo que debe ser la responsabilidad y el cumplir el deber en una sociedad cada vez mas individualista y deshumanizada. Los dialogos entre la parte empresaria y los pilotos y personal muestran algo que está muy presente en esta epoca. Pero formalmente tienen esa cosa tan repetida de pelicula norteamericana ejemplarizante.. Lo es, pero son ..........como escuché desde que tengo memoria Destaco asimismo que a su edad el director nos siga dando estos productos, además con excelentes actuaciones.

  • 1/12/2016 18:51

    No soy afecto a las peliculas hollywodenses de este tipo que están dirigidas con piloto automático, valga la expresión contingente con el asunto de que se trata. Pero aqui el piloto es incuestionable, un viejo hombre de cine que ha pasado por todas las cuestiones de participación y producción cinematográfica de una forma cada vez más virtuosa y que ha podido dotar de una calidez y un humanismo a un relato de acciones y situaciones físicas que no es usual en casos así. Los climas de la pelicula son pausados y con una mirada amorosa a los distintos personajes y situaciones, que invitan a un razonamiento necesario sobre cuestiones de ética y responsabilidad, que es cada vez más escaso en situaciones análogas. Hasta el final tiene un encanto especial con un chiste-muy en el estilo de los guionistas de Holliwood- pero que aqui conecta perfectamente con una simpatía necesaria. Durante los créditos se visualiza una reunión con -seguramente los protagonistas reales incluído el comandante verdadero- que también ayudan a la nobleza de la obra.

  • 28/11/2016 0:53

    A veces te amo Diego, me haces ver cosas que veia pero no podia ponerle palabras. La descripción de Clint sobre su forma de hacer cine es exactamente como la describis en esta critica. Es increible como con poco este director californiano logra transmitir tanto. Espero con ansias el jueves

  • 26/11/2016 15:42

    Muy buena, làstima ese final. Nunca me imaginè una audiencia pùblica llena de tiburones dispuestos a comerte el higado que se conviertan en pescaditos inofensivos en medio segundo. Y no digo màs para no spoilear. La nobleza de esta pelìcula reside en encararla precisamente por el lado contrario de lo que hubiese sido en manos de un Paul Greengrass. La pericia y conocimiento como ùnica verdad posible frente a tanto charlatàn improvisado o gente miserable dispuesta a no pagar los costos econòmicos de una decisiòn humana que pudiera haber hundido una aerolìnea. Ni màs ni menos que eso. Y Hanks es tan confiable como el personaje que interpreta. Comentario totalmente al margen: curioso que en la realidad Clint apoyara con distintos paràmetros al charlatán por sobre la pericia. Aguanta la ficciòn, entonces.

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