Festivales
Entrevista a Agostina Gálvez y Francisco Lezama, directores de La novia de Frankenstein (Competencia Internacional de cortos)
Tras su paso por el BAFICI, compite en el festival suizo este film realizado a cuatro manos por estos ex compañeros de la FUC. Una tragicomedia sobre el culto al dólar y las pequeñas miserias cotidianas protagonizada por Miel Bargman junto a Renzo Cozza y Mariel Fernández.
-¿Cómo surgió la idea de trabajar juntos? ¿Ya habían participado en proyectos conjuntos en la FUC? ¿Cómo fue el proceso de creación y producción?
Agostina: Francisco y yo fuimos juntos a la FUC y somos amigos desde ese entonces. Los dos conocíamos a Miel Bargman y teníamos ganas de filmar algo con ella. Ahora que lo pienso, lo que nos llevó a codirigir el corto fue el deseo compartido por trabajar con la misma actriz. Ya habíamos trabajado como asistentes de dirección el uno para el otro y, si bien nunca habíamos dirigido juntos, compartimos la manera en que pensamos el cine. Yo vivo y trabajo en Nueva York y, desde el momento en que supimos que yo iba a viajar a Buenos Aires, nos pusimos a escribir a la distancia.
Francisco: El proceso de producción estuvo supeditado a los temas que decidimos trabajar. Estos temas están inspirados en nuestros trabajos y las rutinas diarias que no podíamos evitar. Por cuestiones estéticas decidimos evitar el equipamiento profesional para poder conseguir la mayor flexibilidad posible a la hora de filmar. El modo en que produjimos el corto influyó profundamente en el resultado final. Rechazamos la iluminación artificial en favor de la luz natural y la libertad de los actores. Rechazamos también la idea de la división “industrial” de roles y terminamos trabajando con un equipo técnico reducido compuesto por amigos que son directores o críticos de cine.
-El corto tiene un trasfondo de comedia, con no pocos enredos y vueltas de tuerca, pero también ofrece una mirada bastante despiadada sobre el estado de las cosas (con pequeños engaños, mentiras, avivadas, tentaciones y miserias). Me gustaría me cuenten un poco sobre las ideas originales y sobre el tono buscado.
Francisco: El trasfondo cómico viene del rechazo hacia la solemnidad que compartimos todos los involucrados en el corto. Para nosotros ser solemne es alejarse o ponerse más allá respecto de lo que uno está trabajando. Es una especie de distancia rara que quisimos evitar a toda costa. No nos propusimos a priori una parodia, una crítica o un análisis del estado de las cosas. Simplemente quisimos sugerir algunas conexiones que nos intrigaban. La relación entre el culto al dólar y la adivinación esotérica nos llamaba la atención por su ambigüedad y decidimos potenciarla. De ahí en adelante generamos situaciones que pusieran en movimiento todos los elementos del corto (la mentira, la fantasía, los dólares, Hollywood, etc.).
Agostina: El tono general del corto también se desprende del registro de actuación que quisimos trabajar. A medida que ensayábamos con los actores fuimos descubriendo el tono de los personajes. Muchas veces sentimos que los personajes en las películas argentinas hablan de un modo con el que no nos podemos identificar. Queríamos que los personajes hablaran de un modo cercano al mundo que construíamos, así que ensayamos las escenas enfocándonos en eso.
Francisco: Los enredos y las vueltas de tuerca se fueron dando a medida que fuimos descubriendo la estructura. Quisimos que cada escena contradijera a la anterior para poder potenciar la ambigüedad, y evitar de este modo la bajada de línea solemne sobre los temas referidos al dinero. Respecto al tono general del corto intentamos trabajar con un registro doble: hay algo cerrado y auto contenido y algo más abierto y digresivo. Desde el primer momento buscamos la coherencia entre el tema que tocábamos y el modo de filmarlo. Si el corto trata sobre una chica que confunde la verdad con la mentira y lo virtual con lo real, creímos que la forma adecuada era contraponer la construcción cerrada del guión de comedia con una apertura extrema hacia la improvisación. De esta manera, resulta difícil distinguir entre lo improvisado y lo guionado, como también resulta difícil distinguir entre las verdades y las mentiras del discurso de la protagonista. Esta ambigüedad nos permitió corrernos de una mirada despiadada y distante respecto a los personajes y las situaciones que narrábamos.
-Si bien Miel Bargman ya había aparecido en algunos cortos (por ejemplo en la reciente Paseo o en Gulliver, de María Alché, que también va a Locarno) no es una figura demasiado conocida. Sin embargo, aquí tenía un difícil desafío como fabuladora, seductora, manipuladora y encima hablando mucho en inglés ¿Cómo y por qué la eligieron?
Agostina: Escribimos el guión pensando en los actores que terminaron siendo parte del corto. A Miel Bargman la conocíamos personalmente y sabíamos que era capaz de llevar adelante las escenas de improvisación bilingüe que queríamos hacer.
Francisco: Tanto Miel como Renzo Cozza y Mariel Fernández tienen una formación que es cercana a nuestro modo de pensar el cine. Los tres actores son increíblemente atentos a lo que están viviendo mientras están siendo filmados y eso era lo que más nos importaba. Las actuaciones estuvieron siempre abiertas a la improvisación y esto generaba que nos excediera lo que teníamos delante de la cámara. Esos momentos excesivos nos obligaron a registrar las actuaciones de un modo casi documental.
-La película sólo fue elegida para la muestra de cortos del último BAFICI (no en competencia) ¿Sienten que esta selección para la sección oficial de un festival tan importante como Locarno es una suerte de "revancha" o reivindicación del film? ¿Qué expectativas tienen para el festival suizo?
Francisco: Pensar en una “revancha” implicaría sostener que el corto se merecía algo más que la muestra del BAFICI. Creo que existen modos un poco dramáticos respecto del fracaso y el éxito en los festivales de cine. Pensar en "la revancha de Locarno" implicaría objetivar el sistema de selección de este festival en contra de BAFICI. El proceso de selección siempre es bastante subjetivo y azaroso en todos lados.
-¿Qué proyectos manejan cada uno? ¿Cortos, largos, otros rumbos?
Agostina: Acabo de filmar un video sobre un equipo olímpico de gimnasia rítmica para Nowness en Los Angeles. Es la primera de una serie de piezas visuales que tengo pensado hacer este año. Por otro lado, con Francisco estamos escribiendo juntos un largometraje.
Francisco: Además del largo en conjunto con Agos, terminé de escribir un corto que voy a codirigir junto a Renzo Cozza en los próximos meses. Al mismo tiempo estoy trabajando junto a Eloísa Solaas en la producción de la segunda película del Museo del Cine Pablo Ducrós Hicken basada en intervenciones sobre archivo fílmico. Y sigo junto a Susana Santos Rodrigues y Maria Joâo Machado en Vaivem, nuestra distribuidora de cine.
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