Festivales

Amplio recorrido crítico por una Competencia Internacional con un saludable cambio de rumbo y de búsquedas

Con una mayoría de óperas primas (8) y de producciones latinoamericanas (7) sobre un total de 14, la sección oficial del 28º festival marplatense abandonó la parte más rancia de su selección para apostar en su gran mayoría a films pequeños, imperfectos, de espíritu tragicómico y miradas cuestionadoras (pero sin excesos discursivos), como la estadounidense Drinking Buddies (Izq.), la francesa La bataille de Solférino Centro) y la española La herida (Der.). Una programación que incluye también otros títulos valiosos como Pelo malo, Little Feet, La jaula de oro, The Eternal Return of Antonis Paraskevas y The Strange Little Cat.

Publicada el 30/11/-0001

Publicado el 14/11/2013

Breve reflexión sobre la selección: Tras apreciar y escribir (ver más abajo) sobre los 12 films extranjeros de la Competencia Internacional (a los dos argentinos los veré en Mar del Plata) queda claro que estamos ante una programación bastante más homogénea e interesante que en años anteriores. Han desaparecido esas películas de qualité, esos europuddings, esas épicas históricas, esas historias “clásicas” y “aleccionadoras” de viejos directores otrora prestigiosos y ya bastante en decadencia.

Sobre 14 títulos hay 8 óperas primas (toda una decisión artística) y, a nivel “geográfico”, siete películas son latinoamericanas (dos argentinas, dos mexicanas, una chilena, una venezolana y una boliviana), cuatro europeas (de Francia, Alemania, Grecia y España), dos estadounidenses y una iraní.

Los programadores apostaron -en líneas generales- por películas pequeñas, imperfectas si se quiere, que hablan de su tiempo y su lugar sin dogmatismos ni bajadas de línea. Hay mucha (tragi)comedia, retratos infantiles y adolescentes, y miradas cuestionadoras pero sin manipulaciones ni maniqueísmos. Probablemente ninguna sea una obra maestra (difícil encontrarlas en estos tiempos) y ya saldrán quienes encontrarán similitudes con el BAFICI, pero con sus audacias y limitaciones componen una selección que para mí tiene un adjetivo que le cabe a la perfección: disfrutable.


-La bataille de Solférino (Francia, 94’), de Justine Triet. ★★★★✩

Tras varios cortos premiados, Triet concretó una ópera prima llena de energía, audacia, talento y provocación que combina -haciendo gala de un gran desparpajo e inteligencia para aprovechar los mínimos recursos disponibles- lo político con lo doméstico, lo ficcional con lo documental. Ambientada el 6 de mayo de 2012, día en que Hollande “destronó” al hasta entonces presidente Sarkozy, la película narra las desventuras de Laetitia (Laetitia Dosch), cronista treintañera de un canal de noticias que debe cubrir las elecciones en la sede socialista ubicada en la calle Solférino del título. Pero, en medio del fervor de los militantes y simpatizantes, ella debe estar también atenta a una intrincada situación íntima, ya que su patético ex marido está empeñado en visitar a los dos hijos que ambos tuvieron, su actual novio no puede quedarse en la casa y el baby-sitter que contrata está más confundido que ella. Con un convincente espíritu tragicómico que muchas veces apuesta al absurdo, con un caos “controlado” para la puesta en escena y aprovechando la tensión de las imágenes tomadas in situ aquel domingo que cambió los destinos de Francia, la directora ofrece una mirada desencantada, querible y cómica a la vez sobre los destinos familiares y políticos del país. Una película que no tuvo el recorrido festivalero que mereció y que resulta una muy agradable sorpresa.


-Pelo malo (Venezuela, 93‘), de Mariana Rondón. ★★★★✩

Si a uno le dicen “película venezolana sobre una joven madre soltera (viuda en verdad), sin trabajo fijo, con un hijo de 9 años y un bebé que viven en un monoblock de mala muerte” el prejuicio nos llevaría a pensar en lo peor (patetismo, porno-miseria) del cine latinoamericano más rancio. Nada de eso. Esta potente, sensible, demoledora historia tiene a Junior (un notable Samuel Lange) como el verdadero protagonista, un niño que -en medio del desamparo y de la curiosidad de todo relato de iniciación- está obsesionado con alisarse su “pelo malo”, mientras su mamá trata de recuperar su trabajo como guardia de seguridad y se disputa la tenencia del muchacho con la manipuladora abuela. Rondón es durísima en su retrato de una sociedad fragmentada (la tensión, la hostilidad, la violencia contenida en Caracas son casi insoportables) dominada además por el machismo y la intolerancia (la “desviación” sexual del pequeño es reprimida y corregida). Ganadora -con méritos propios- de la Concha de Oro en el reciente Festival de San Sebastián.



-Drinking Buddies (Estados Unidos, 90’), de Joe Swanberg ★★★½

Difícil seguirle el ritmo a Swanberg, uno de los directores más prolíficos del mundo. Mientras presente (en persona) este film en Mar del Plata, ya se estará por estrenar en los Estados Unidos All the Light in the Sky y tiene otra ya lista. Pero por ahora es tiempo de comentar esta película, una de las más mainstream (si ese término puede aplicarse a uno de los referentes del mumblecore) de su carrera. También una de las más simpáticas y disfrutables. El creador de LOL, Nights and Weekends, Art History, Silver Bullets y Alexander the Last construyó Drinking Buddies en función (y para el lucimiento) de la hermosa Olivia Wilde, empleada de una fábrica de cervezas artesanales de Chicago y, sí, bebedora de las buenas. Aunque Kate está en pareja con un hombre “serio” (Ron Livingston), los mejores momentos los pasa (en los bares, por supuesto) con el patético Luke (Jake Johnson). Esa amistad con mucho de histeria genera la perplejidad y el enojo de sus novios (Livingston en el caso de ella, Anna Kendrick en el de él) y cierta confusión de los distintos sentimientos que van surgiendo entre ellos. Más allá de trabajar esta vez con intérpretes de renombre y de un uso de las canciones muy en la línea del cine indie más convencional, Swanberg no pierde en esta comedia romántica deforme la ternura, la intensidad, la alegría, la crudeza y la credibilidad de su cine.


-Little Feet (Estados Unidos, 62’), de Alexandre Rockwell. ★★★½

El uno-dos del cine indie norteamericano en la sección oficial se completa con este regreso de Rockwell, figura ilustre de los años ’80 con films como Somebody to Love e In the Soup. Presentada en el reciente Festival de Toronto, esta producción de bajísimo presupuesto (con look y espíritu de película casera) y rodada en 16mm y en blanco y negro (sólo hay un par de pasajes breves en color), resulta una apuesta lúdica y alegre que retrata  las travesuras de dos niños (interpretados por Lana y Nico, los propios hijos del director) que aprenden a vivir prácticamente solos (su madre ha fallecido y su padre suele llegar borracho por las noches luego de trabajar disfrazado de muñeco para promociones). En la primera mitad los veremos cocinarse, bañarse, correr desnudos por la casa, hacer guerra de almohadones, mientras que en la segunda los dos queribles y muy divertidos pequeños se suman a un vecino algo mayor (un gordito latino) para “conocer el mar”. En efecto, los tres (más perro, carrito de supermercado, viandas y disfraces varios) cruzarán la ciudad -fotografíada con un lirismo pocas veces conseguido- en una travesía llena de pequeñas peripecias (¿demasiado cándidas y amables para transcurrir en L.A.?). De todas formas, en una suerte de continuación de la senda de un Vigo o un Truffaut, Rockwell apuesta no tanto a “denunciar” la descontención de los chicos sino más bien a la reivindicación de la pureza de las aventuras infantiles para ser disfrutada, precisamente, con la mirada más inocente y naïf posible.


-La jaula de oro (México, 110'), de Diego Quemada-Diez. ★★★½

Mucho se habla, se escribe y se filma sobre los inmigrantes ilegales que intentan cruzar desde México a los Estados Unidos, pero en su más que digno debut Quemada-Diez va todavía más allá y muestra las penurias de aquellos que vienen de más lejos y en condiciones aún más precarias: los guatemaltecos. Juan, Sara y Samuel tienen 15 años y viven en villas miserias. En su camino al Norte, se cruzan con Chauk, un indio Tzotzil que ni siquiera habla castellano y será la víctima de la xenofobia de Juan. Lo bueno de esta road-movie (a pie, en trenes de carga) es que -más allá de su claro sentido políticamente correcto y concientizador que tanto gusta en Europa- no cae en lugares comunes, pintoresquismos ni estereotipos, gambetea (al igual que la comentada Pelo malo) la tentación/peligros de la porno-miseria, y es bastante respetuoso y austero, aunque -claro- la tragedia está allí acechando a sus queribles y desdichados personajes.



-La herida (España, 98’), de Fernando Franco. ★★★½

Para su ópera prima, este reconocido editor trabajó la historia con Enric Rufas, habitual guionista de Jaime Rosales. El resultado es un film riguroso y descarnado sobre Ana (impecable trabajo de Marian Alvarez, ganadora del premio a Mejor Actriz en San Sebastián), una treintañera que trabaja a bordo de una ambulancia trasladando pacientes psiquiátricos. Pero la conexión y aplomo que mantiene cuando atiende las emergencias se convierte en angustia y desesperación en la intimidad de un hogar que comparte con una madre que no la entiende y a la que ella trata de evitar. La insatisfacción, la incomodidad y la frustración que siente en todos los ámbitos le generan arranques violentos (casi psicopáticos) que alejan a ex novios y hasta a sus mejores amigos. Así, la soledad -sólo contrarrestada en parte por los chats- la llevan a una creciente veta autodestructiva. Con una cámara en mano casi siempre pegada a la protagonista (una puesta muy dardenniana) y con algunos puntos de contacto con la búlgara Sofia's Last Ambulance y la rumana La noche del Sr. Lazarescu, se trata de una película tan austera y árida como, en definitiva, valiosa sobre la intimidad de una mujer que debe aprender a lidiar y convivir con el dolor.


-The Eternal Return of Antonis Paraskevas (Grecia, 88’), de Elina Psikou. ★★★½

Otra ópera prima de una joven directora en esta Competencia Internacional, The Eternal Return of Antonis Paraskevas -estrenada en la Berlinale y financiada vía crowdfunding- expone con ese espíritu tragicómico no exento de riesgo tan afín a la nueva ola griega el culto a la celebridad y, al mismo tiempo, el profundo individualismo de una sociedad en crisis (económica, sí, pero también de confianza, de moral y de identidad). El personaje del título es el conductor de un popular show matinal de la TV, que decide “desaparecer” del mundo (se instala en un hotel cerrado en pleno invierno) y dedicarse a cocinar fideos mientras ve cómo los noticieros tratan su caso (todos creen que ha sido secuestrado). Su lugar en el programa es ocupado por un joven presuntuoso, mientras él pasa solo las fiestas y prepara su regreso a lo grande. Pero, claro, nada de eso ocurrirá. Con el habitual virtuosismo del cine de ese origen a la hora de construir planos-secuencia, casi sin apelar a los diálogos, con un humor casi siempre lacónico, pero con momentos de absoluto delirio (como la escena musical con el tema Me olvidé de vivir cantado por Julio Iglesias), Psikou se presenta como un talento para tener muy en cuenta.


-The Strange Little Cat (Alemania, 72’), de Ramon Zürcher. ★★★½

Este suizo treintañero radicado en Berlín debutó en el largometraje con una encantadora película sobre las experiencias (mínimas, banales si se quiere) de familiares, amigos y vecinos dentro de un departamento desde la mañana y hasta la noche de un único día. Los jóvenes Karin y Simon visitan a sus padres y a su pequeña hermana Clara (la niña y su madre son los ejes principales de un relato de estructura coral). A ellos se les irán sumando varios otros personajes que cocinan, charlan, comen y caminan por el lugar ¿Conflicto? Casi ninguno. El más “dramático” parece ser un lavavajillas que se descompone. Lo que hace de este retrato cotidiano un film particularmente gracioso y agraciado es la capacidad del novel director para dotar de fluidez a una narración que transcurre en un espacio hermético. Su composición del plano es propia de un dúctil coreógrafo y, aunque ciertos detalles y observaciones resulten entre redundantes e intrascendentes, ese retrato de familia -con el gato del título como espectador privilegiado- resulta un verdadero disfrute.


-Las analfabetas (Chile, 73'), de Moisés Sepúlveda (película de apertura). ★★★✩✩

Otra película protagonizada por Paulina García, la omnipresente actriz del cine chileno luego del éxito de Gloria. Ganadora de la Competencia Chilena y del Premio del Público en el último SANFIC, esta ópera prima Sepúlveda lleva al cine (y con las mismas dos intérpretes) la exitosa obra homónima estrenada en 2010 por el joven dramaturgo Pablo Paredes. Más allá de algunas escenas (casi inserts) en exteriores y de ciertos movimientos de cámara, la propuesta tiene bastante de teatro filmado, aunque el resultado es igualmente logrado. Ximena (García) tiene 50 años y ha aprendido a sobrevivir sola ocultando su vergonzante analfabetismo. Jacqueline (Valentina Muhr) es una joven profesora desempleada que se ofrece para leerle los diarios e intentará -pese a los prejuicios y negaciones- enseñarle a leer. Se trata, sobre todo, de un tenso y tragicómico duelo actoral, con algunos grandes momentos, como la explosiva escena con (y sobre) Una luna de miel en la mano, el clásico de Virus, de fondo. El film -que encuentra algunos lejanos lazos de conexión con El lector, de Bernhard Schlink- no está nada mal, pero su elección como título de apertura del festival suena muy exagerado.



-Club Sándwich (México), de Fernando Eimbcke. ★★★✩✩

El director de Temporada de patos y Lake Tahoe sigue con la exploración del universo adolescente con su estilo austero, despojado. Esta vez, lo hace a partir de las vivencias de Héctor, un quinceañero gordito que viaja con su madre de treintaypico a un resort playero semivacío. Entre ambos hay una relación ¿demasiado? cercana e intensa (tranquilos: no hay incesto), pero esa intimidad -códigos comunes que han construido- empieza a resquebrajarse cuando el muchacho -que está en pleno estallido hormonal- conoce en el lugar a Jazmín, una chica algo mayor que él. Eimbcke describe con recato e inteligencia la tensión y las contradicciones de madre e hijo, pero la película se queda en la superficie, sin ahondar ni profundizar demasiado en los conflictos. Para mi gusto, el cine coming-of-age del cineasta mexicano está mostrando ciertos signos de agotamiento. Su talento y convicción están exigiendo probar nuevos caminos.


-Bright Day (Irán, 94’), de Hossein Shahabi. ★★★✩✩

Esta ópera prima “dialoga” en sus mejores momentos con La separación y el primer cine de Abbas Kiarostami, aunque el resultado es bastante menos sólido e interesante. Una maestra jardinera tiene unas seis horas para convencer a distintos testigos para que declaren en un juicio que podría terminar con un hombre (¿culpable o inocente?) en la cárcel por una muerte, supuestamente accidental. Varios de ellos se han dado vuelta o prefieren no aparecer en la corte (se percibe mucho miedo en el film) y ella emprende -con la ayuda de un remisero que se compromete bastante con el tema- un vertiginoso viaje por distintos barrios de la caótica Teherán para lograr torcer esas decisiones. Durante ese recorrido afloran el machismo (ella, se intuye, podría ser la amante del acusado), la violencia y las diferencias sociales. Algo huele mal en Irán…  


-Yvy Maraey: Tierra sin mal
(Bolivia-México-Noruega, 107’), de Juan Carlos Valdivia. ★★½

Un director insatisfecho con su cine y de muy buen pasar económico (el propio Valdivia) sale de viaje con un líder indígena desde La Paz hasta el Parque Nacional Kaa Iya del Gran Chaco, con la idea de hacer una película sobre el universo guaraní inspirada en unas imágenes de los pueblos originarios tomadas por el arqueólogo y antropólogo sueco Nils Erland Herbert Nordenskiöld a principios siglo XX. Lo que sigue es una road-movie (bellamente fotografiada en pantalla ancha) a la que le cuesta encontrar su eje y plagada de diálogos obvios y oportunistas en estos tiempos de Evo Morales (“Ahora los blancos somos los indios”, dice el realizador de Zona Sur, American Visa y Jonás y la ballena rosada; “Sí, ahora les toca a ustedes defender su identidad”, le responde su compañero de ruta). En sus pasajes más logrados, el film tiene algo de la épica herzogiana, pero muchos otros se pierden entre las reflexiones ampulosas sobre temas existenciales y las diferencias culturales, la simbología subrayada, la inclusión con fórceps  de mitos, ritos y leyendas, los elementos oníricos y una steadycam embelesada por los paisajes que termina “empalagando” como un documental de National Geographic.

COMENTARIOS

  • 17/11/2013 8:22

    <p>Gladys, si un domingo a las 0.43 de la madrugada est&aacute;s en este sitio destilando ese veneno, est&aacute; claro que la pat&eacute;tica sos vos y no la gente de Otros Cines, tremendo c&oacute;mo sangr&aacute;s por la herida. Triste lo tuyo.</p>

  • 17/11/2013 0:43

    <p>Ay! &nbsp;El Fest de Mar del Plata le gusta a Batlle. Loado sea Dios! H&aacute;ganse pis encima programadores, la muerte del cine argentino viene avanzando. Quiero ser cr&iacute;tica y vivir de arribaaa. Quiero ser critica y destruir a Agnieszka Holland que se pel&oacute; el orto para hacer como 15 pel&iacute;culas. Muera Agniezka y su cine rancio. &iquest;Qu&eacute; son m&aacute;s de 15 pel&iacute;culas al lado de 6 cr&iacute;ticas por semana? Por Dios. Yo La suprema, en cinco minutos destruir&eacute; la carrera de la rancia polaca. Que esa mujer decadente no ose poner un pie en las ahora doradas playas de la feliz. Mar del Plata, los cr&iacute;ticos del Olimpo vamos hacia all&aacute;, abran cancha cl&aacute;sicos agusanados, espectros bergmanianos , los iluminados somos el poder. Y morfaremos de arriba y dormiremos en hotel y nos pasearemos con nuestras doradas credenciales acordonadas a nuestros velludos cogotes para que todos sepan que somos unos ganadores b&aacute;rbaros.</p>

  • 15/11/2013 11:27

    <p>Mariano Benito: Mar del Plata siempre tuvo un poco de todo y este a&ntilde;o hay muchas retrospectivas, cl&aacute;sicos, etc. Lo que me atrev&iacute; a escribir (porque vi las 12 pel&iacute;culas extranjeras de la Competencia Oficial) es hacer una suerte de an&aacute;lisis global que me permite decir que es m&aacute;s homog&eacute;nea. S&oacute;lo eso. A mi la mayor&iacute;a me gust&oacute;. Obviamente hay otras zonas de programaci&oacute;n en las diferentes secciones. Abrazo</p>

  • 15/11/2013 11:16

    <p>Claro Diego, no digo que no haya habido pel&iacute;culas que representan a un estilo de cine determinado, y recuerdo la de Holland. Pero un a&ntilde;o antes, pude ver en Mar del plata, una de Serra, y el a&ntilde;o pasado la secci&oacute;n del cine espa&ntilde;ol experimental.</p> <p>Digo, es cierto que este a&ntilde;o en las competitivas, hay muchisimas opera prima. Me refiero a que no me parece generalizar. Tampoco sabemos si la elecci&oacute;n de este a&ntilde;o redundar&aacute; en buenas pel&iacute;culas.</p>

  • 15/11/2013 8:59

    <p>Mariano Benito: Sin ponerme a revisar cat&aacute;logos de los dos a&ntilde;os anteriores, recuerdo que en Competencia Internacional estuvieron films como La mer &agrave; laube, de Volker Schl&ouml;ndorf, o In Darkness, de Agnieszka Holland. No digo que fueran particularmente malas, s&oacute;lo que representaban a un tipo de cine que este a&ntilde;o NO est&aacute; en la selecci&oacute;n oficial.</p>

  • 14/11/2013 21:35

    <p>No se de que &eacute;poca hablan del festival cuando se refieren a \"cine vetusto\". Si, se ven cambios en algunas secciones, desde hace m&aacute;s de dos a&ntilde;os (lean los cat&aacute;logos de a&ntilde;os anteriores); pero dar&iacute;a la impresi&oacute;n seg&uacute;n sus palabras de que \"de pronto\" el festival cambi&oacute;. Y con respecto al Bafici, me parece que Mar del Plata es m&aacute;s amplio y como dec&iacute;s \"disfrutable\", ya que te da opciones; no hablo mal del Bafici, s&oacute;lo que es mucho m&aacute;s cerrado en cuanto a las propuestas y si no entr&aacute;s, no hay otro lugar. Recuerdan el spot del bafici del cuadro del gato con una pipa</p>

  • 14/11/2013 20:46

    <p>Ma&ntilde;ana viernes habr&aacute; recomendaciones. De cine argentino iremos publicando cr&iacute;ticas desde all&iacute; porque no alcanzamos a ver demasiado antes.</p>

  • 14/11/2013 20:38

    <p>&iquest;recomendaciones de otras secciones y de pel&iacute;culas argentinas habr&aacute;? graciasss</p>

  • 14/11/2013 20:36

    <p>Ricardo: que Paran&aacute; escriba lo que quiera. Dudo que lea este sitio igual.</p> <p>Al festival viajamos Josefina Sartora, Ezequiel Boetti (que tambi&eacute;n cubre para P&aacute;gina/12) y yo. Abrazo y seguramente nos cruzamos en alguna proyecci&oacute;n si al final vas.</p>

  • 14/11/2013 20:34

    <p>No le des ideas a Paran&aacute; Sendr&oacute;s con lo de la \"selecci&oacute;n tipo BAFICI\", je. Gracias por la data. Veo si me puedo escapar un par de d&iacute;as a La Feliz para ser feliz con una panzada cin&eacute;fila. &iquest;Uds cu&aacute;ntos van a cubrir el festival?</p>

  • 14/11/2013 15:06

    <p>Buen esfuerzo de producci&oacute;n, querido Diego.rnrnyo vi online Drinking Buddies y comparto (Olivia Wilde, un camionazo, perd&oacute;n por el t&eacute;rmino tan poco cin&eacute;filo, ja ja)</p> <p>Me alegro mucho que Mar del Plata deje ese cine vetusto y apueste por la renovaci&oacute;n. Nos vemos por all&iacute; (voy los &uacute;ltimos d&iacute;as). Abrazo</p>

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