Críticas
Streaming
Crítica de “What Do We See When We Look at the Sky?” (MUBI) + Entrevista al director Alexandre Koberidze
Considerada una de las revelaciones de la temporada cinéfila 2021, la segunda película del director georgiano ganó el premio FIPRESCI de la crítica internacional en la Berlinale, el Premio Especial del Jurado en la reciente edición del Festival de Mar del Plata, y quedó en el cuarto lugar en la votación de la Internacional Cinéfila organizada por el sitio amigo Con los Ojos Abiertos. Además de publicar nuevamente la crítica de este film deslumbrante, dialogamos pocos días antes del estreno de la película en MUBI con el realizador sobre su filmografía, su cinefilia y su amor por Messi y Maradona.
What Do We See When We Look at the Sky? (Ras vkhedavt, rodesac cas vukurebt?, Georgia-Alemania/2021). Guion y dirección: Alexandre Koberidze. Elenco: Ani Karseladze, Giorgi Bochorishvili y Vakhtang Fanchulidze. Duración: 150 minutos. Disponible en MUBI desde el viernes 7 de enero.
CRÍTICA:
Tras Let the Summer Never Come Again (2017), el georgiano Alexandre Koberidze ratifica que es dueño de uno de los universos cinematográficos más estimulantes dentro del panorama contemporáneo. En What Do We See When We Look at the Sky? juega con muy diversos géneros y estilos (comedia romántica, elementos fantásticos, humor absurdo, documental, ensayo urbano, cine mudo, off de impronta literaria) para un film que, para poner dos ejemplos extremos, remite a la obra de Mariano Llinás por un lado y a cierta impronta de Chaplin, Keaton y Tati por el otro.
En la ciudad de Kutaisi viven la farmacéutica Lisa y el futbolista (y muy futbolero) Giorgi. Se conocen de casualidad en la puerta de un colegio (se chocan ¡tres veces seguidas!) y lo suyo es amor a primera vista. Sin siquiera preguntarse sus nombres quedan en verse al día siguiente en un café. Pero una maldición (sobrenatural, ridícula, hilarante) cae sobre ellos al punto que cambian de aspecto y hasta de conocimientos. La cita, por supuesto, terminará en fracaso.
Durante sus fascinantes 150 minutos esta fábula se ocupa no solo de los dos improbables amantes sino también del fútbol (Giorgi resulta ser una fanático de la selección argentina, que en la ficción sale ¡campeona del mundo! y todos los niños se pintan directamente sobre sus espaldas el número 10 y el nombre de Messi), sobre perros callejeros (como el querible Vardy) que también aman el más popular de los deportes, sobre bares donde se ven -claro- los partidos, sobre escuelas de música, sobre cómo disfrutar de la repostería o sobre una experiencia de cine dentro del cine con un equipo filmando las historias de distintas parejas. Y uno de los mejores momentos es cuando suena completa Notti Magiche, el himno cursi y genial de la Copa del Mundo de Italia 1990.
Koberidze no se impone límite alguno, prueba, se arriesga y casi siempre triunfa: en un momento le pide al espectador que escuche una señal, cierre los ojos y los reabra cuando esa señal vuelva a sonar. No es que estemos ante una genialidad, pero es un ejemplo de cómo un cineasta intenta conectar e interactuar desde muy diferentes perspectivas y propuesta con su público.
Romántica, lírica, dueña de un humor asordinado a-la-Martin Rejtman, de un delirio que por momentos recuerda a Wes Anderson, su compatriota Otar Iosselliani, Aki Kaurismäki y Roy Andersson, deslumbrante en su retrato de un tiempo, un lugar y unos personajes excéntricos (mérito también de la ductilidad del DF Faraz Fesharaki para el digital o el 16mm), What Do We See When We Look at the Sky? es un film lúdico e incasillable, de esos que se hacen con libertad y talento, sin fórmulas ni prejuicios, con desparpajo y sin cálculo alguno. Atributos que precisamente no abundan en el cine actual.
ENTREVISTA CON KOBERIDZE
La cita es por Zoom y con puntualidad suprema este director de 37 años se conecta desde su Tbilisi natal. A continuación, la charla de más de media hora que mantuvimos con uno de los realizadores más talentosos y singulares del cine contemporáneo.
-Existe una extraña conexión entre tu película y la Argentina a partir del fanatismo del protagonista por la figura de Leo Messi y su obsesión porque finalmente pueda ganar la Copa del Mundo ¿Cómo surgió esa idea?
-Desde pequeño soy muy fanático del fútbol. A menudo me pregunto de dónde proviene esa pasión y sinceramente no encuentro respuestas. Recuerdo tener unos diez años y estar sentado frente a la televisión. La curiosidad se mantiene y de hecho me parece bien no tener respuestas lógicas para algo que felizmente es ilógico y hasta mágico. Siguiendo a Messi, tanto en sus días con el Barcelona como con la Selección Argentina, siempre lo vi como a un héroe moderno, casi como a un titán, un gladiador de la antigua Grecia pero en nuestros tiempos. Y si uno analiza todas sus carreras, todas sus vidas, estos cracks son como protagonistas de una Tragedia. Como si su destino hubiera sido escrito por un autor con tantos momentos de apogeo y de depresión, con tantas alegrías y tristezas. Y siento que he aprendido mucho mirando a Messi y sus circunstancias: sobre la importancia del ritmo y la importancia de perder en la vida. Siempre estuve bastante obsesionado con la figura de Messi.
-Y después del estreno del film en la Berlinale Messi finalmente ganó la Copa América contra Brasil en el Maracaná. No es lo mismo que un Mundial, pero la profecía de la película en parte se cumplió... (risas)
-¡Sí! ¡Ahora vamos por Qatar! (más risas)
-Siempre se ha comparado a Messi con la de Maradona, pero en tu película la figura más importante para niños y grandes es la de Leo...
-Pero a mi siempre me interesó mucho también la figura de Maradona. Tenía cinco o seis años cuando perdió la final del Mundial de Italia '90. Fue un momento muy importante en mi vida. Había tanta tensión en mi casa que no lograba entender del todo lo que estaba pasando. Diego lloraba y todos lo amaban. Mi madre me explicaba que era el mejor jugador del mundo, pero había perdido y en mi lógica eso era difícil de entender. Para mi Maradona siempre fue la épica y la pasión. Me fascinaba ver videos no solo de sus jugadas sino también de la forma en que precalentaba para un partido haciendo magia con la pelota. De alguna manera intento trasladar la pasión y el ritmo de los Maradona y los Messi a mis películas. De hecho, la elección de la canción oficial del Mundial Italia '90, Un'estate italiana -también conocida como Notti magiche- para el film tiene que ver con ese recuerdo ligado a la pasión.
-¿Y, además del fútbol, de dónde sacaste la inspiración para esta suerte de cuento de hadas moderno, esta historia de amor con comida, niños, gatos, perros y tantas otras cosas?
-El punto de partida fue el deseo de hacer algo sobre ciertos sucesos mágicos. No desde un lugar simbólico o metafórico sino dentro de la vida real. Y así esos hechos mágicos se convierten en nuestra realidad. En un mundo donde cada vez más todo está explicado hasta el detalle siento que se ha perdido esa magia. Ya no hay lugar para las cosas que no pueden ser explicadas desde lo racional. A partir de la propuesta de darle espacio a situaciones poco convencionales surgió la idea de esta suerte de cuento de hadas. Por supuesto, durante la escritura del guion muchas cosas fueron cambiando pero nunca esa idea original.
-A propósito, ¿trabajás con un guion muy preciso o preferís dejar un buen espacio para la improvisación durante el rodaje?
-Fue un proceso muy diferente a los habituales en el cine de hoy. Casi un año antes del rodaje con los actores tuvimos un par de semanas de filmación con un estilo de documental en la ciudad de Kutaisi. Con un equipo reducido conseguimos en esa primera etapa mucho material que es imposible de planificar: árboles, niños jugando, la dinámica propia de una comunidad. Así, cuando finalmente fuimos a rodar la parte de ficción con un guion bastante preciso, yo sabía que tenía todas esas imágenes de fondo que le iban a dar mucha más vida. Igual siempre dejo para la parte de ficcion situaciones que no están del todo planificadas. Y luego también volvimos solo con el director de fotografía a filmar donde habíamos estado haciendo escenas de la película también para potenciar el contexto.
-¿Y cuánto duró en total el rodaje entre la parte documental y la de ficción?
-Fueron entre diez días y dos semanas filmando la ciudad por la mañana y a la gente viendo los partidos del Mundial en los bares por las tardes. Luego creo que fueron 48 jornadas de rodaje con todo el equipo y los intérpretes que sumaban más de 40 integrantes. Y al final otros tres o cuatro días adicionales con un equipo mínimo de tres personas para completar todo.
-Dijiste en otras entrevistas que la película está inspirada en la tradición del cine mudo, pero también hay en un par de escenas un sentido muy propio del género musical. ¿Las trabajaste como si fueran coreografías de una película musical?
-Siempre que pensé la puesta en escena, los encuadres, los storyboards lo hice como si se tratara de una película muda. Pero usamos también otras técnicas. La música siempre fue una parte esencial del film, aunque ya desde el guion sabíamos que tendríamos solo dos canciones: la del Mundial de Italia y otra georgiana. El resto de la musicalidad de la película surgió después. Mi hermano, que era el compositor de la música de la película, también fue el sonidista y desde el mismo momento en que las filmábamos él ya sabía que determinadas imágenes iban a requerir de su música y hasta se anticipaba con qué tipo de melodías iba a componer. Así que a la hora de ponerme a editar él ya tenía preparadas bastante material.
-El protagonista es muy amigo suyo, el compositor es su hermano, muchos actores son no profesionales ¿La forma de trabajo es igual que con intérpretes profesionales?
-Suelo trabajar con todos de la misma manera. De hecho, el que hace del dueño del café es un actor muy famoso en Georgia desde hace décadas. En general ensayamos poco; incluso a veces, nada. Me limito a explicar poco antes de iniciar el rodaje qué pretendo. Si tienen que sobrellevar alguna exigencia suelen resolverla en la primera o segunda toma. No hacen falta más. Probablemente con intérpretes no profesionales necesitarás repetir más veces. Para mi lo más interesante fue descubrir qué tenían para ofrecerme cada uno de ellos durante el rodaje. Les doy el tiempo que necesitan para que entren en el universo que les propongo. En ese sentido, todo el proceso de gestación de esta película fue muy interesante.
-¿Y cómo concibió la personalidad del narrador? ¿La decisión de usar su propia voz para el off fue para que resultase algo muy personal?
-Siempre usé la voz de un narrador en mis trabajos previos, pero me grababa para usarla en la edición y luego le pedía a un actor o locutor que lo hiciera mejor. Esta vez me dije que tenía que intentar hacerlo todo yo. Al principio el narrador solo explica cómo funciona la película y la historia, pero luego se vuelve algo mucho más personal e íntimo. Tenía que ser mi voz.
-Su primer largometraje, Let the Summer Never Come - Que nunca llegue el verano, fue filmado con un teléfono celular Sony. ¿Por qué decidiste trabajar esta vez en 16 milímetros y apelando a múltiples texturas?
-El cambio implicó un desafío interesante porque cada tipo de rodaje es muy diferente. Al rodar con Alexa, en 2K o en 4K -que es considerado el estándar actual- ves todos los detalles y a veces ver demasiado es ver menos. La idea con el director de fotografía fue explorar las posiblidades pero también los límites de la alta resolución. Unir y hacer colisionar lo analógico y lo digital.
-¿Cuán importante fue vivir y estudiar durante varios años en Berlín? ¿Sentís que tenés algún tipo de conexión con la Escuela de Berlín y con cineastas como Christian Petzold o Angela Schanelec?
-Formarme allí fue muy importante porque pasé doce años en Berlín. Una de las cosas más valiosas es precisamente con quiénes estudiás y de muchos ellos aprendí un montón haciendo prácticas y trabajos conjuntos. También tuve profesores muy talentosos con los que además comparto su visión y su filosofía respecto de cómo hacer cine. Además, en el mismo edificio donde estudiábamos está el cine Arsenal, que tiene una programación de lujo todo el año y gratuita para los alumnos, así que iba casi todos los días y fue parte esencial de mi formación. Un hermoso regalo.
-¿Cuáles son tus cineastas favoritos y que más te influyeron? En otras notas hablaste muy bien de tu compatriota Otar Iosseliani, de Nanni Moretti, Abbas Kiarostami, Hong Sang-soo...
-Justo por estos días tuvimos un festival en Tbilisi y allí vi In Front of Your Face, de Hong Sang-soo, y me maravilló. No es que sus cosas se reproduzcan de forma automática en mis películas porque son imposibles de repetir, pero sí trato de apropiarme de sus estados de ánimo y sensaciones. También vi Tre piani, el último trabajo de Nanni Moretti, y mientras lo veía no me terminaba de convencer, me generaba sentimientos encontrados, pero cuando finalizó estaba completamente conmovido. Moretti para mi es un mago. Conozco todos los trucos que usa, pero al final termina haciendo algo que no entendés. Adoro a ambos directores, pero creo que Moretti es la mayor influencia. Sin él, mis películas hubieran sido muy diferentes.
-Y como cierre la pregunta de rigor de todo periodista: ¿cuál es su próximo proyecto?
-Estoy trabajando en dos proyectos. Uno es mucho más grande y ambicioso, y por lo tanto demorará más, creo que lo haremos dentro de dos o tres años. Mientras tanto, comenzaremos a filmar en la próxima primavera europea con el mismo celular Sony que mi ópera prima una pequeña película con un equipo mínimo: básicamente es una road-movie por toda Georgia que protagonizaré junto a mi padre. Es una historia de ficción, pero quizás nos sirva para arreglar un poco nuestra relación (risas).
Cómo y por qué suscribirse a OtrosCines/Club
Las suscripciones son la mejor manera para que las lectoras y los lectores apoyen directamente a los emprendimientos periodísticos independientes y ayuden a sostener un producto de calidad.
Gracias a un aporte de apenas 250 pesos mensuales (el costo de un café), que se debita de cualquier tarjeta vía Mercado Pago, las suscriptoras y suscriptores acceden cada viernes a primera hora a una cuidada y curada Newsletter con análisis de tendencias y cada miércoles reciben recomendaciones de películas y series en nuestro canal de WhatsApp.
Además, hay otros beneficios (como tres meses sin cargo en la plataforma de streaming MUBI), videoconferencias exclusivas e importantes descuentos para todos nuestros cursos y talleres.
Promoción: Quienes se sumen tendrán acceso sin cargo adicional a las últimas 20 newsletters exclusivas.
Para más información nos pueden escribir a OtrosCinesClub@gmail.com
Suscribirme
COMENTARIOS
DEJÁ TU COMENTARIO



CRÍTICAS ANTERIORES
El realizador de De caravana, Tres D, Todo el tiempo del mundo, Maturità, Casa propia y Ahora y siempre vuelve 15 años después al mundo del cuarteto cordobés aunque con un cambio de registro y de género. Tras su reciente paso por la Competencia Argentina del BAFICI, se estrena en 30 salas.
Los directores de la elogiada El perdón / Ballad of a White Cow (2021), regresaron en 2024 a la Competencia Oficial de la Berlinale con su segundo largometraje en común, que ahora se estrena en 10 salas argentinas.
Se recomienda leer esta reseña solo si ya han visto el segundo capítulo, dirigido por Mark Mylod (Succession, Game of Thrones) y estrenado este domingo 20.
Luego de un amplio recorrido por festivales como la Mostra de Venecia (donde ganó el premio a mejor documental sobre cine) entre 2023 y 2024, se estrenó en salas y servicios de streaming de distintas partes del mundo (como Filmin) este algo didáctico y convencional pero igualmente muy valioso retrato del genial cómico neoyorquino fallecido en 1984, con tan solo 35 años.
Interesante e ilustrativo de las tareas adicionales del director