Críticas
Streaming
Crítica de “El último baile” (“The Last Dance”), documental de Jason Hehir sobre Michael Jordan y los Chicago Bulls (Netflix / ESPN)
Durante cinco semanas, a razón de dos episodios cada domingo en los Estados Unidos (por ESPN) y cada lunes en el resto del mundo (vía Netflix), los fans de la NBA y del genial número 23 disfrutaron (disfrutamos) de uno de los mejores documentales deportivos de la historia.
El último baile tenía todo para salir mal. No solo porque corría el serio riesgo de no estar a la altura del mito (el inigualable Michael Jordan) y de uno de los mejores equipos de la historia (aquellos Bulls que consiguieron 6 anillos en 8 años), sino porque había demasiadas “manos” diferentes en el proyecto: la propia NBA, los dueños de la franquicia de Chicago, ESPN, Netflix, la productora Mandalay y -claro- el mismo MJ con la atribución de incidir en el corte final con su compañía Jump 23. Pero -a pesar de todos esos condicionamientos y múltiples presiones- el director Jason Hehir (un veterano de las series 30 for 30 y UFC Primetime) consiguió una auténtica obra maestra, un relato de a ratos hilarante, en otros conmovedor y siempre fascinante.
Los principales pilares de El último baile son tres: los cientos de horas filmadas por un equipo que siguió día tras día, hora tras hora, la campaña final (1997-1998) rumbo al segundo tricampeonato, las más de 100 entrevistas a los protagonistas de aquellas épicas y -claro- esas jugadas llenas de elegancia, plasticidad y alcances que desafiaban los límites de lo imaginable (sí, MJ volaba cual superhéroe).
Pero, incluso con todos esos recursos, El último baile podría no haber sido el notable documental que es. Por eso, en este punteo destaco solo 10 de los múltiples hallazgos en su concepción, construcción, resultado y alcances:
1- El trabajo de edición. Lo del equipo integrado por Chad Beck, Devin Concannon, Abhay Sofsky y Ben Sozanski es portentoso. No solo porque pudo condensar en menos de 10 horas una historia de múltiples aristas y matices sino porque logra sostenter siempre la tensión dramática.
2- La cantidad y calidad de los testimonios. En un ámbito como el deportivo en el que la inmensa mayoría de los atletas responde con monosílabos o -en el mejor de los casos- con frases hechas, aquí hay mucha riqueza en las anécdotas, los recuerdos cargados de emoción y las reflexiones.
3- Recursos simples, resultados excelentes. La idea de la línea de tiempo (viajar desde el “presente” de 1998 hacia el pasado del equipo o de los jugadores) puede no ser demasiado innovadora, pero ese constante pendular funciona aquí a la perfección porque gracias a esos flashbacks conocemos y entendemos varias de las claves del éxito individual y colectivo. Otro hallazgo tan sencillo como extraordinario es verlo a MJ reaccionar (riéndose o enojándose) luego de mirar en una tablet distintos testimonios o escenas.
4- Las historias dentro de la Historia. En los primeros episodios hay un protagonismo bastante evidente (Jordan en el 1, Scottie Pippen en el 2, Dennis Rodman en el 3, Phil Jackson en el 4), pero luego la gesta deportiva va ganando terreno por sobre las historias de vida. Sin embargo, las microbiografías que se van diseminando en los restantes capítulos resultan siempre impactantes, como es el caso -por ejemplo- de la de Steve Kerr y el asesinato de su padre en Beirut.
5- Un héroe arrogante y lleno de miserias. A pesar de ser el documental DE Michael Jordan, la película de Jason Hehir lo muestra no solo como un deportista hipercompetitivo hasta la médula sino también como un ser tiránico, un déspota y un hombre con serios problemas con las apuestas. Brillante y ganador, pero también por momentos despreciable y abusivo, MJ es el ejemplo acabado de la exigencia máxima (hacia sí mismo y hacia los demás), de los esfuerzos supremos y de la dedicación absoluta que hay que tener para llegar a ser el número uno, sin importar si en el proceso hay que pisar cabezas, insultar a compañeros o degradar a rivales. También expone en toda su dimensión la maquinaria de la NBA (que él ayudó a expandir) y que lo llevó a retirarse tres veces (la tercera, claro, fue la definitiva).
6- Personajes para todos los gustos. El crack (MJ), el ladero subvalorado (Pippen), el loco lindo (el “Gusano” Rodman con sus delirios, excesos y caprichos), el Maestro Zen (el siempre atinado y criterioso Phil Jackson, el mejor entrenador de la historia con 11 anillos conseguidos en 20 temporadas), el extranjero incomprendido (Kukoc) y múltiples secundarios que tienen su segundo gloria (como John Paxton): en El último baile la sinfonía suena perfecta porque cada uno tiene su lugar exacto dentro de la orquesta.
7- Los antagonistas perfectos. Mientras el dueño de la franquicia de los Bulls, Jerry Reinsdorf, aparece siempre cuidado, el General Manager, Jerry Krause, surge como el “malvado”, el objeto de todas las burlas, los enojos y los cuestionamientos. Pero no es el único antagonista construido con elementos más propios de la ficción: Gary Payton, Reggie Miller, la dupla John Stockton-Karl Malone, Charles Barkley, Clyde Drexler, Horace Grant y muchos otros se convertirán sucesivamente en algunos de los “enemigos” de Jordan y su pandilla.
8- Pequeños grandes momentos. El repaso de los mejores pasajes de El último baile podría insumir (y de hecho ha insumido en muchos medios) decenas de crónicas. La entrevista a Kobe Bryant una semana antes de su muerte, los siempre hilarantes desplantes de Rodman, las “borradas” y las “redenciones” de Pippen, la pizza “intoxicada” y su descomunal actuación en el quinto partido de las finales de 1997 (el famoso "Flu Game"), los amistosos sin árbitros en el set de filmación de Space Jam que ninguna estrella se quería perder, el llanto desgarrador de MJ tirado en el suelo con la copa en sus manos descargando la emoción y el dolor tras el asesinato de su padre, y la emotiva despedida del plantel con Phil Jackson pidiéndole a cada uno de los jugadores que escribiera algo muy íntimo para luego quemar esos papeles en una hoguera en un ritual final digno de semejante equipo son solo algunos de los muchos pasajes imperecederos que regalan las magistrales diez horas de El último baile.
9- Del recuerdo personal a la transmisión generacional. En una era en la que no existían las redes sociales, la cobertura mediática en estas tierras lejanas no era tan minuciosas como hoy y había que quedarse hasta tarde para ver las veces que televisaban a Jordan y su ballet (yo lo admiraba muchísimo aunque siempre fui hincha de Los Angeles Lakers y luego disfrutaríamos al gran Phil Jackson con 5 campeonatos con él al frente), El último baile resultó la excusa perfecta para revivir y reconstruir aquellas experiencias y -en un hecho no menor- compartirlas como en mi caso con mi hijo Manuel, de 13 años, talentoso jugador de básquet y fan de la NBA (su ídolo, claro, no es Jordan sino LeBron James). El ya había visto decenas de videos en YouTube sobre las asombrosas jugadas, los tiros imposibles de MJ, pero esta serie le permitió conocer la historia integral y consustanciarse con el espíritu de época y con el boom que a escala planetaria desató MJ. El documental generó, por lo tanto, una hermosa transmisión generacional de padres a hijos.
10- Un fenómeno sin precedentes. Récord de audiencia en ESPN en los Estados Unidos, récord también en Twitter (llegó a ocupar 20 de los 30 primeros lugares entre los trending topics), protagonista desde hace cinco semanas del Top 10 de los contenidos más vistos en Netflix, El último baile trascendió el nicho de los fans duros de la NBA para convertirse en un fenómeno social, uno de los principales temas de conversación durante la pandemia del Coronavirus. Fue motivo de largas charlas incluso en programas de radio y TV que nada tienen que ver con el deporte y la base para el lucimiento de unos cuantos expertos que dieron cátedra con miles de detalles desconocidos e imperceptibles para los demás. Una de esas bienvenidas excepciones en las que un producto brillante también puede ser inmensamente popular. Una experiencia única. La fiesta inolvidable.
Toda la información sobre OtrosCines/Club y cómo sumarse a nuestra comunidad cinéfila
COMENTARIOS
DEJÁ TU COMENTARIO



CRÍTICAS ANTERIORES
-Nominada al Oscar a Mejor Película Internacional, ganadora de cinco galardones en el Festival de Cannes (incluido el Premio Especial del Jurado y el de la crítica internacional FIPRESCI) y del voto del público en San Sebastián, la más reciente producción de Rasoulof llegó finalmente a los cines de Argentina el 27 de febrero.
-Tras su paso por las salas, llega a la plataforma de streaming MUBI desde el viernes 25 de abril sin cargo adicional.
-También disponible para alquiler en servicios como Flow (gratis hasta el domingo 27 inclusive) y Apple TV+.
Aunque nació en Turquía, pocos directores encarnan la “italianidad al palo” como Özpetek, quien en este caso propone una tragicomedia coral con las actrices con las que ha trabajado a lo largo de su carrera.
El realizador de De caravana, Tres D, Todo el tiempo del mundo, Maturità, Casa propia y Ahora y siempre vuelve 15 años después al mundo del cuarteto cordobés aunque con un cambio de registro y de género. Tras su reciente paso por la Competencia Argentina del BAFICI, se estrena en 30 salas.
Los directores de la elogiada El perdón / Ballad of a White Cow (2021), regresaron en 2024 a la Competencia Oficial de la Berlinale con su segundo largometraje en común, que ahora se estrena en 10 salas argentinas.
¡Muy buena crítica!
Excelente... tal vez el grado de exigencia de Jordan sea comparable al de otros genios, me hizo recordar a Kubrick exigiendo sobremanera en sus películas para lograr la perfección.
Muy lindo texto, querido Diego. Sabiendo del tema, trasmitiendo el placer y el disfrute, sin ostentaciones. Y qué lindo verlo con tu hijo. Abrazo