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Dos críticas de “High Life”, de Claire Denis, con Robert Pattinson y Juliette Binoche

-La brillante directora de títulos como Bella tarea, El intruso, 35 rhums, White Material y Un bello sol interior incursiona en la ciencia ficción (y en idioma inglés) con un film tan audaz como perturbador.
-Con motivo del estreno comercial en la Argentina -que cuenta con el apoyo de OtrosCines.com- publicamos dos miradas sobre un film fascinante y destinado al debate cinéfilo, que le valió a la realizadora francesa el premio FIPRESCI de la crítica internacional en el último Festival de San Sebastián.

Estreno 05/09/2019
Publicada el 03/09/2019

High Life (Francia-Reino Unido-Polonia-Alemania-Estados Unidos/2018). Dirección: Claire Denis. Elenco: Robert Pattinson, Juliette Binoche, André Benjamin, Mia Goth, Agata Buzek, Lars Eidinger y Claire Tran. Guión: Claire Denis y Jean-Pol Fargeau. Fotografía: Yorick Le Saux. Música: Stuart A. Staples / Tindersticks. Edición: Guy Lecorne. Distribuidora: Maco Cine. Duración: 113 minutos. Apta para mayores de 16 años. Salas: 6 (Multiplex Belgrano, Showcase Norcenter, Showcase Haedo, Showcase Córdoba, Dinosaurio Mall de Córdoba y Del Centro de Rosario).



Crítica 1, por Diego Batlle


Claire Denis hizo su Stalker: La zona, un viaje a la ciencia ficción que es a la vez personal, político y experimental. Es probable, por lo tanto, que los fans del género se sientan incómodos, defraudados y hasta irritados porque -más allá de que hay naves y agujeros negros- High Life es otra cosa: una alegoría, un manifiesto radical, una mirada poco menos que apocalíptica sobre la existencia humana y el futuro (que ya llegó).

¿Es High Life una obra maestra? No, porque no todo funciona orgánica, fluidamente, pero es una de las odiseas espaciales más estimulantes en mucho tiempo. Tiene, además, una de las mejores escenas de sexo (individual) que se recuerden con Juliette Binoche -que no para de sorprender por su permanente apuesta al riesgo- masturbándose de forma intensísima con un dildo gigante llamado The Fuckbox.

Y tiene a Robert Pattinson (otro que ha decidido jugar en primera con los mejores cineastas disponibles) y a André 3000 (André Benjamin), y a Stuart Staples y los Tindersticks en la música original y a Yorick Le Saux (habitual colaborador de Olivier Assayas) en la fotografía... Y muchas ideas. Algunas funcionan de manera magistral, otras no tanto, pero se agradece que todavía el cine pueda regalar películas como High Life.

En un principio vemos a Monte (Pattinson) como el único astronauta a bordo de una nave que está fuera del Sistema Solar e incomunicada. Pero no es la única persona, ya que también está su hija, una beba de algo así como un año. La energía escasea y los sistemas de reciclaje y de aireación empiezan a mostrar los primeros síntomas de fatiga y es por eso que él decide cerrar la sección de criogenia y deshacerse de unos cuerpos. En algunos aspectos el punto de partida puede remitir al Matt Damon de Misión rescate (The Martian), pero aquí la degradación, la crisis existencial, la culpa y los conflictos van por otro lado.

A partir de unos flashbacks (porque la linealidad no es algo que cultive demasiado Denis) iremos conociendo que Monte estuvo acompañado en la nave por una decena de personas, todos con antecedentes penales, y que la misión estuvo a cargo de la doctora Dibs (Binoche), una tiránica y manipuladora científica con un oscuro proyecto entre manos. Ella es “la bruja” y Monte, “el monje”.

No conviene adelantar nada más, aunque aquí no es la trama (en un sentido clásico de construcción de suspenso y resoluciones gratificantes) lo que más importa. Hay un universo (dentro y fuera de la nave) que Denis aprovecha para dar su visión descarnada, despiadada, pesimista sobre el estado de las cosas. Y lo hace con las “armas” de todo su cine, que se inició hace ya 30 años con Chocolate: la seducción, la imaginación, la belleza, la poesía y la capacidad de provocación.




Crítica 2, por Fernando Bernal

¿Y si el Estado decidiera que el mejor lugar para los presos condenados a cadena perpetua o que esperan en el corredor de la muerte fuera una nave a la deriva en el espacio? Con esta premisa se acerca Claire Denis al cine de ciencia ficción. Tras probar suerte con la comedia dramática sobre el amor en Un bello sol interior (2017), la esencial cineasta francesa continúa explorando nuevos territorios, viajando a lugares desconocidos en su filmografía –que cumple ahora 30 años– como muchas veces lo hacen los personajes en sus películas. Pero esta vez el trayecto es más largo y sitúa la acción en los límites del sistema solar, en la que es la primera obra rodada en inglés.

La cineasta presenta su nueva y portentosa película a partir del propio núcleo del relato, para luego, a través de las elipsis y de la narración fragmentada y no cronológica, tan habituales en su cine, proponer al espectador un estimulante ejercicio de reconstrucción narrativa. En este caso, encontramos dos personajes, el astronauta Monte (un muy convincente, creíble y atormentado Robert Pattinson) y su hija pequeña. Ambos están solos en la nave espacial y su única comunicación con el exterior desde hace años son los mensajes que ellos envían (y de los que desconocen su destino) para confirmar que cumplen su misión, así como las imágenes en modo ‘random’ que desde la Tierra emite un televisor. Son parte de un grupo de exconvictos –como se encarga de subrayar Denis con un flashback– obligados a vagar por el espacio en busca de nuevos recursos para la humanidad. En el viaje también participa una doctora, con un propósito supuestamente científico, a la que interpreta Juliette Binoche en un registro novedoso y estimulante en su impresionante carrera.

El pasado de los miembros de la tripulación se reduce a su expediente delictivo. Son cuerpos en el espacio, despojados de identidad (solo conservan su nombre), y como tales Denis los filma en los distintos espacios que componen la nave. Un lugar recreado, en una audaz aunque arriesgada decisión de dirección artística, de una manera tan elemental que recuerda por momentos a los interiores de una casa. La directora no se permite alardes, tampoco existe el gran trabajo de postproducción digital que se le supone al género, y apuesta por la esencia de los espacios. Porque lo que interesa es contextualizar y encajonar esos cuerpos olvidados (expulsados) por las autoridades, que, sin embargo, sí conservan la pulsión sexual irrefrenable, el deseo y la pasión, claves del cine de la directora, y también el instinto de violencia. Por ahí se cuela el componente político en la narración, que en realidad es el detonante de toda la trama.

En el apartado técnico, no encontramos en esta ocasión a la directora de fotografía Agnès Godard, a la que sustituyen Yorick Le Saux y Tomasz Naumiuk, pero Denis sí regresa a la escritura junto con su habitual coguionista Jean-Pol Fargeau, tras la interrupción en su trabajo conjunto que supuso Un bello sol interior. Y la banda sonora la firma Stuart A. Staples, colaborador desde hace años de la cineasta junto a su grupo Tinderstiks. Su trabajo en la película se materializa en una composición rítmica y atmosférica, compuesta por texturas inquietantes, que puntúa los momentos más extremos y acompaña el devenir de esa nave por el espacio junto con un diseño del sonido que acentúa el silencio. El silencio del espacio y el que separa a esos personajes que gravitan, incluso llegan a flotar en una memorable secuencia, en una discusiva y, a la vez, emocionante película de ciencia ficción que, sin embargo, está muy bien asentada sobre la tierra firme que supone la filmografía de su creadora.






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COMENTARIOS

  • 3/04/2023 6:06

    Ayer la ví y quedé impactada, muy buena Aunque quizá me falte volverla a ver pues algún detalle me perdí

  • 13/06/2022 20:57

    Casi 2 horas perdidas. Buena idea, mala ejecución.

  • 20/11/2021 13:31

    Al principio la película te parece simplemente muy mala, luego se vuelve soporífera y cuando termina te preguntas cómo es posible haber perdido dos horas y media de mi vida viendo semejante mierda.

  • 19/08/2020 12:54

    Como mensaje enviado de Monte, dejaré este breve comentario sobre el film. Los primeros minutos me vi tocado por las escenas que buscan redimir al personaje. Intensa y agobiante en sus encapsuladas tomas, debo decir un agobio casi adictivo. Diferente, nuevo e importante.

  • 15/09/2019 18:50

    UN VIAJE HACIA LA NADA High Life comienza con tomas que simula un edén antes de mostrar que estamos viendo el jardín en una nave espacial donde todo es artificial y manejado por la tecnología. Entonces se escucha a un bebé llorando. Esta apertura, que mezcla botánica, tecnología y biología y que terminará aludiendo a la religión define a la nueva película de Claire Denis. El film tiene lugar en una nave espacial que viaja más allá del sistema solar hacia un agujero negro en un futuro muy parecido al presente cuya misión es buscar una nueva fuente de energía. En su interior alberga una médica y un grupo de delincuentes que han aceptado una misión en el espacio para convertirse en sujetos de un experimento de reproducción humana con el propósito de cumplir su condena. La nave se encuentra en una situación extrema después que una tormenta de rayos cósmicos ha provocado daños en su estructura. Con imágenes inquietantes y a través de una narrativa basada en flashbacks no cronológicos, dentro de un espacio cerrado y una atmósfera tensa y opresiva, la trama reflexiona en torno a la violencia, el impulso sexual, y la reproducción humana. Hay en el film dos personajes centrales: Monte (Pattinson) que viaja acompañado de su pequeña hija Willow (Scarlett Lindsey), es un preso condenado a muerte que se aferra a la vida para salvar a su hija. El otro es Dibs (Juliette Binoche), una científica que parece solo preocupada por cosechar el semen de Monte para inseminar a una de las hembras más jóvenes con el propósito de lograr un embarazo perfecto que presumiblemente genere un ser que mejore la especie. Estas imágenes parecen encerrar una idea religiosa relacionada con la llamada de Dios. Se piensa que esa llamada tiene que ver con encomendarnos una misión. A esa misión la religión la denomina vocación. Y la primera vocación que el hombre recibe de parte de Dios es la preservación de la vida. Las siguientes llamadas obedecen siempre a la idea de dirigir nuestros pasos por el camino del bien. No obstante, en la película, no queda claro cuál es el propósito final de la misión toda vez que se encuentran atravesando un agujero negro del cual presumiblemente, no tienen salida. De ser así, tanto la nave como sus pasajeros se encontrarían en un viaje hacia la nada. Con la invalorable ayuda del fotógrafo Yorick Le Saux y del guionista Jean Paul Fargeau, el film puede ser cómodamente clasificado dentro del género de la ciencia ficción. Su factura tiene más influencias de 2001: Odisea del Espacio de Stanley Kubrick (1968) y Solaris de Andrei Tarkovsky (1972), que del Alien (1979) de Ridley Scott y absolutamente nada de cualquier otra obra de este rubro. Los eventos que presenta el film se muestran fragmentados, ocurriendo entre el pasado y el presente sin señales claras que indiquen el cambio de tiempo. Tampoco hay una estructura narrativa lineal, ni un clímax, ni una resolución de lo visto sino solo el relato de un momento que tampoco responde a nuestro tiempo. Por otro lado, encontramos algunas ideas que llaman a nuestra reflexión sobre el presente relacionadas a tomar conciencia que no nos queda mucho tiempo para salvar el planeta como así también la necesidad de controlar la natalidad en un medio donde nuestros anhelos sexuales e impulsos de procrear terminan prevaleciendo sobre el contrato social generando sociedades con un alto nivel de conflictividad.

  • 11/09/2019 21:43

    Excelente film. Lástima los maleducados en la sala que revuelven el balde de pochoclo y mastican durante las escenas de silencio dramático.

  • 8/09/2019 22:16

    Hacia tiempo que no me sentia desnudo y virgen ante una pelicula. No puedo entender porque una obra de Claire Denis me ha resultado completamente ardua e insoportable. No pude empatizar con un solo minuto del relato, de clima y cadencia absolutamente gélida y distante. Realice esfuerzos por encontrar respiraciones existenciales pasadas, presentes o futuras, más allá de un evidente escepticismo sobre a donde va el mundo. Ni hablar de la cobertura de imágenes bellas pero que quedan ahi..por lo menos en mi caso. Al termino, en una sala casi completa un silencio sepulcral de todos...como si temieran decir algo de una obra con tantas agallas.

  • 4/09/2019 11:55

    La película es buenísima, pero lo mas admirable es como la directora crea un relato sin un hilo narrativo claro, saltando las líneas de tiempo una y otra vez. Muy buena

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