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Crítica de “Suspiria”, de Luca Guadagnino, con Dakota Johnson y Tilda Swinton
Tras el enorme éxito de crítica, público y los múltiples premios cosechados con Llámame por tu nombre, el italiano Guadagnino se arriesgó con una ambiciosa, audaz y controvertida remake del clásico homónimo dirigido en 1977 por su compatriota Dario Argento. Con una mirada moderna y con mayor impronta política que la película original, la nueva versión ha generado desde su estreno mundial en la sección oficial de la Mostra de Venecia del año pasado una fuerte controversia que ahora se traslada a los cinéfilos argentinos.
Suspiria (Italia-Estados Unidos/2018). Dirección: Luca Guadagnino. Elenco: Dakota Johnson, Tilda Swinton, Doris Hick, Malgorzata Bela, Chloë Grace Moretz, Angela Winkler, Mia Goth, Ingrid Caven y Sylvie Testud. Guión: Dario Argento, Daria Nicolodi y David Kajganich. Fotografía: Sayombhu Mukdeeprom. Música: Thom Yorke. Edición: Walter Fasano. Distribuidora: BF París. Duración: 152 minutos. Apta para mayores de 16 años. Salas: 35.
Plenamente consciente del revuelo que iba a levantar su relectura de un film de culto como Suspiria, Luca Guadagnino (director de Llámame por tu nombre) optó por la ambigüedad a la hora de aproximarse al clásico moderno de Dario Argento. Presentándola como un homenaje al film original, del que se declara gran admirador, el director de El amante y A Bigger Splash propone en su sexto largometraje una experiencia radicalmente distinta a la que forjara el autor de El pájaro de las plumas de cristal, El gato de las nueve colas y Rojo profundo.
El argumento ya es conocido: una joven aspirante a bailarina (Jessica Harper en la original, aquí Dakota Johnson) aplica para entrar en la prestigiosa Academia de Danza Tanz/Markos y allí descubre el estricto modus operandi impuesto por la rígida Madame Blanc, una imponente Tilda Swinton. La protagonista, inocente y ávida de aprendizaje, se meterá sin saberlo en la boca del lobo, en un universo de pesadillas bergmanianas, arrebatados rituales y pasadizos secretos. Dueña de una singular sensibilidad artística, llamará rápidamente la atención de Blanc, lo que generará tensiones en la estructura de poder de la Academia.
Donde más resalta la bifurcación de planteamientos entre Argento y Guadagnino es en el terreno estético. El primero proponía un manifiesto modernista basado en la exuberancia colorista y el exceso visual arraigado en la tradición del giallo. Guadagnino, por su parte, acerca su película a una sensibilidad más realista, de colores apagados y tonos asordinados que solo se encienden cuando lo fantástico emerge con virulencia. Es en esos instantes –cuando Guadagnino se arrima a los códigos del terror– en los que la película resulta más efectiva, dando rienda suelta a la visceralidad rítmica y al misterio.
Al margen de ello, otro de los cambios en la nueva Suspiria radica en la constante consciencia histórica de la película: el escenario, una tensa y dividida Alemania en 1977, concentra un gran peso dramático. El horror que se esconde en el edificio Tanz es solo equiparable al que se vive fuera de sus muros, en el Berlín en crisis a causa de los ataques terroristas de la banda Baader-Meinhof. En este contexto, llega un nuevo personaje, un psicólogo anciano (interpretado por una difícilmente identificable Tilda Swinton, que muestra una vez más su talento camaleónico) que actúa principalmente como hilo conductor de la historia, a la vez que contenedor en sí mismo de la Historia.
Guadagnino dedica cuantioso metraje al “factor histórico”; sin embargo, cuanto más ahonda en él, más desdibujado queda el verdadero núcleo narrativo del film: esa perturbadora Academia, las dinámicas del grupo de mujeres que viven en ella, el viaje emocional de la protagonista, los entresijos jerárquicos de esa pequeña sociedad (Argento mantenía un cierto enigma en su definición, Guadgnino no duda en calificarla como un aquelarre).
Si bien la idea de sororidad ya iba incorporada al concepto original, inevitablemente ligado a la figura histórica de “la bruja”, no es hasta esta Suspiria que se pone realmente en valor. El film se suma a la tendencia actual de un cierto cine de terror con carga feminista: La bruja, Crudo. Las pruebas abundan, partiendo por ese reparto enteramente femenino, una verdadera declaración de intenciones que demuestra que, pese a la insistencia de algunos por anclarla a la cinta de 1977, la nueva Suspiria es un producto esencialmente contemporáneo.
Guadagnino tiene claro que el feminismo nada tiene que ver con lo virtuoso, lo inmaculado, lo puro. Ciertas escenas aparentemente irrelevantes o rutinarias, que profundizan en la interrelación entre los personajes, manifiestan que la unidad entre mujeres es el tema central de la película, quizá el único, un gesto genuinamente revolucionario. Como lo es la carga política contenida en los cuerpos en movimiento de las alumnas y profesoras de la Academia: no es baladí que Guadagnino apueste por la danza contemporánea en detrimento del ballet clásico del film de Argento. Los movimientos marcan la evolución del personaje de Dakota Johnson, que se empodera a través de la danza. Un poder no solo metafórico: en la retina del espectador queda la turbulenta dualidad de esas sesiones coreográficas en las que el arte se hermana con la tortura.
En la Suspiria de 2018 –que encuentra la grandeza más por su dimensión contemporánea que por su diálogo con el pasado cinéfilo– el feminismo deviene una fuerza incómoda. Como apunta de manera evocadora Thom Yorke en la banda sonora del film, “This is a waltz thinking about our bodies, what they mean for our salvation” (“He aquí un vals que medita sobre nuestros cuerpos, lo que implican para nuestra salvación”).
(Esta reseña fue publicada originalmente en OtrosCines/Europa)
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Me arrepiento...La pelicula es una tremenda porqueria de principio a fin.
No entiendo los comentarios de "es tan mala que todos nos reímos de ella al final" . En fin, eso es tener poca sensibilidad y menos cerebro
La película no es fácil de entender, pero me pareció muy buena . Mantiene un suspenso en buena parte de la trama . El baile contemporáneo. De la escena en el l teatro. Sensacional . Una excelente presentación de Tilda Swinton Entretenida. Diferente. La recomiendo
Para esta película no tiene ni pies ni cabeza, es un sin sentido de principio a fin, sadismo y nada más. Malísima es poco
La vi ayer por segunda vez. La primera, vista en sala, me interesó, pero me apabulló tanto que no supe qué opinar. En la segunda visión, me atrapó y se quedó conmigo para siempre. La original de Argento, con su aire de cuento de hadas, me parece maravillosa, pero la de Guadagnino, extraña, bellísima y desagradable a la vez, y con un transfondo político que a mí para nada me molesta, también. En todo caso, a los espectadores curiosos, les recomiendo verla más de una vez. Si como a mí, se les ha pasado la edad de ser hipsters, pero tienen tanto cine a sus espaldas que les hace feliz ver algo "diferente", la disfrutarán mucho.
Me gustó mucho esta película, me sorprende las críticas en los comentarios, claramente no esta hecha para romper la taquilla.
Un desastre total, risible hacia el final. Jabba the Hut con lentes.
Es super mala, la gente en el cine se empezó a ir de lo mala y al final la gente se reía, es pésima pero pésima.
no se dejen engañar, salvo que seas un gilaso hipster que le gusta el cine independiente unico y diferente esta pelicula es malisima y la palabra se queda corta,no pierdan el tiempo créanme fui y todos en el cine riendo al final de lo mala que es, los criticos de cine le gusta esta bazofia para hacerse lo especiales y de gustos refinados, -5 estrellas un de las peores pelis que vi en mi vida.
Gracias don Pablo por mejorarme el ánimo... saludos
Es inevitable relacionarlas entre sí, la Suspiria de Argento tenía un ambiente opresivo gracias a la imagen del viejo technicolor llevada al limite (¡ese rojo furioso!) y una banda sonora tétrica, la nueva es más salvaje si se quiere, más sombría (colores apagados) y bastante más feminista. Vi Suspiria de Guadagnino 2 veces y la vería otra vez, no aburre pero no hay con que darle, Suspiria 1977 ha envejecido muy bien, es superior y de culto.
Estimado Dufo: a no desanimarse que el 7 de febrero se estrena LA FAVORITA
no solo se sufre el calor... sino la malaria cinéfila en los estrenos... hasta cuándo..?
ATENCIÓN: LEER ESTE COMENTARIO DESPUÉS DE VER LA PELÍCULA Resulta inevitable para todo cinéfilo la comparación entre SUSPIRIA 2018 de Luca Guadagnino y SUSPIRIA 1977 realizada por el sobrevalorado director Darío Argento. La película de Argento transcurría en Friburgo (sudoeste de Alemania) a donde llegaba de EE.UU la joven bailarina Suzy Bannion con una beca para formarse y vivir en la prestigiosa Academia de Danza Tanz. A poco de llegar desaparecía una joven alumna y la protagonista comenzaba a descubrir, en su experiencia de formación ante una muy exigente profesora, la existencia de una trama secreta en dicha academia que se convertía en una verdadera pesadilla. Sin grandes pretensiones, el director Darío Argento logró un buen resultado (7/10) partiendo del miedo y la inseguridad de la protagonista (gran actuación de Jessica Harper). ¿Cómo evaluar los cambios que se introducen en SUSPIRIA 2018? Lo mejor de esta película radica en los rubros técnicos (ambientación, fotografía, maquillaje, efectos visuales, música) y en la presencia de esa bestia de la actuación que es Tilda Swinton que realiza un esfuerzo interpretativo enorme en la composición de sus personajes. Lo peor es el muy ambicioso nuevo guión donde el presente de 1977 se convierte en pasado, la acción se muda a Berlín Occidental (al lado del muro) y se le agregan 55 minutos (la película tiene seis episodios y un epílogo) con continuas e innecesarias referencias a atentados terroristas de la época acompañadas de reflexiones sobre la memoria, la culpa, la feminidad, la psiquiatría, el psicoanálisis, la danza, la guerra fría, el nazismo, el desorden mundial y la brujería:¿Hacía falta todo esto?Lo que queda claro es que el miedo y la inseguridad que tenía la protagonista de SUSPIRIA 1977 queda reducido a la nada. El colmo de SUSPIRIA 2018 es el detestable sexto episodio con la inverosímil transformación de la protagonista (la bella e inexpresiva Dakota Johnson) y la risueña aparición de la súper bruja Helena Markos de increíble parecido físico con Elisa Carrió. No hay dudas, en SUSPIRIA 2018, que Guadagnino puso toda la carne en el asador pero el asado se le quemó (5/10)