Críticas
Estrenos
Crítica de “Yo soy Tonya”, de Craig Gillespie, con Margot Robbie y Allison Janney
Nominada a tres premios Oscar y ganadora de uno (el de Mejor Actriz de Reparto para Janney), esta biopic sobre la tristemente célebre patinadora Tonya Harding resulta una tragicomedia potente y casi siempre fascinante, aunque también con algunos excesos morbosos y manipuladores.
Yo soy Tonya (I, Tonya, Estados Unidos/2017). Dirección: Craig Gillespie. Elenco: Margot Robbie, Sebastian Stan, Allison Janney, Julianne Nicholson, Paul Walter Hauser y Bobby Cannavale. Guión: Steven Rogers. Fotografía: Nicolas Karakatsanis. Música: Peter Nashel. Edición: Tatiana S. Riegel. Distribuidora: Mont Blanc Cinema. Duración: 121 minutos. Apta para mayores de 16 años. Salas: 32.
Esta película fue filmada por el australiano Craig Gillespie (Enemigo en casa, Lars y la chica real, Noche de miedo, Un golpe de talento, Horas contadas), pero parece dirigida por Joel y Ethan Coen. La mirada cínica, despiadada y el humor negro que por momentos se regodea en el patetismo remiten en varios aspectos a los creadores de Fargo.
La película arranca como un falso documental en el estilo de Christopher Guest con los protagonistas siendo entrevistados dos décadas despúes de los hechos y la narración pendulará varias veces entre esos testimonios y la realidad (de la ficción, claro).
Lo que (re)construye Yo soy Tonya es la historia de Tonya Harding (Margot Robbie), una patinadora profesional que llegó a ser campeona en su país y competidora olímpica, pero cuya "celebridad" pública se debió especialmente a su vinculación con un atentado que sufrió su rival Nancy Kerrigan. El por qué, el quiénes, el cuándo y el cómo son interrogantes que la película irá respondiendo durante sus apasionantes dos horas.
El film cuenta la historia de su niñez en el seno de una familia (disfuncional) con una madre (Allison Janney) controladora y manipuladora hasta el sadismo, su matrimonio (también disfuncional como todo en su vida) con un tipo perdedor y abusivo (Sebastian Stan) y sus vaivenes deportivos que la llevaron varias veces del esplendor y la fama al escarnio público, y viceversa.
Margot Robbie -que ya había deslumbrado en El lobo de Wall Street- está muy convincente en el papel de Tonya, una mujer impulsiva que en un determinado instante parece estar en control de todo y al siguiente se desata por completo: víctima y victimaria, ángel y demonio, es un personaje lleno de seducción y violencia, de atractivos y contradicciones, que la actriz -también australiana- sabe cómo exprimir y explotar al máximo.
Los peores pasajes de Yo soy Tonya tienen que ver, como quedó dicho, con algunos caprichos y cierto regodeo subrayado con los aspectos más detestables de los personajes. Está claro que los hechos son por sí mismos fascinantes debido en parte a sus elementos morbosos, pero algunas decisiones artisticas le quitan sutileza, espesor y matices. De todas formas, en la mayoría de las escenas Gillespie y sus intérpretes logran atrapar al espectador y sumergirlo en los terrenos más oscuros, absurdos y demenciales del comportamiento humano.
COMENTARIOS
DEJÁ TU COMENTARIO



CRÍTICAS ANTERIORES
El director de películas como Un amigo para Frank (2012) y Ciudades de papel (2015) y de decenas de episodios de series y de videoclips musicales tiene el desafío de dar el puntapié inicial a una nueva franquicia capaz de emular (y en un futuro suplir) a los Avengers.
En el marco de la 12ª Semana de Cine Portugués, se presentan en la Sala Lugones (Av. Corrientes 1530) con 7 funciones cada una la nueva película de Carneiro (tuvo su estreno mundial en la Quincena de Cineastas del Festival de Cannes 2024) y la ópera prima de Mateus (producida por Pedro Costa y estrenada en el último Festival de Locarno).
El director de Ciencias Naturales (2014), El Pampero (2017) y Las Rojas (2022) estrenó en la Competencia Internacional del Festival de Mar del Plata 2024 un film sobre las diferencias familiares y de clase que ahora llega al Gaumont y otras 27 salas (la mayoría Espacios INCAA).
Esta transposición de la segunda novela de Camila Sosa Villada, publicada originalmente en 2019 y reeditada en 2023, cuenta con la propia autora como coguionista y protagonista y con coproductores como los mexicanos Diego Luna y Gael García Bernal. Tras su estreno mundial en el Festival de Chicago, donde ganó dos premios, y sus pasos posteriores por las muestras de Morelia y Gijón, se presentó en la Competencia Argentina del BAFICI (obtuvo tres reconocimientos) y ahora llega a las salas comerciales de nuestro país.
Como en La batalla de los sexos, que sucedía dentro del ámbito del tenis, ambas son películas poco convencionales porque las personas reales en las que se basa tienen poco de corrientes. Quien vaya esperando una típica película de patinaje al estilo Hollywood con la trama de la atleta que con esfuerzo termina superando todos los obstáculos y consiguiendo el triunfo deportivo, no podrá encontrar nada más opuesto. La historia muestra la contracara del sueño americano. Aquí ningún personaje resulta agradable, ni siquiera Tonya (Margot Robbie) pero es un efecto buscado ex profeso que, lejos de restarle encanto al film, es donde reside su atractivo. Párrafo aparte merece el personaje de la madre de la patinadora interpretado magistralmente por Allison Jenny, una persona fría y sarcástica que desafía a su hija ya desde pequeña a mejorar desde el hostigamiento verbal y físico. Convencida de que el fin justifica los medios, consideraba que la mejor forma de motivar a su hija era humillándola. De tan mala, resulta el personaje más atractivo gracias al talento de esta actriz de cine y TV (Juno, The west wing, Las horas) a la que le ha llegado su merecido reconocimiento ganando todos los premios en la antesala del Oscar y el otorgado por la Academia a mejor actriz de reparto. Uno de los mayores aciertos es que el relato se centra especialmente en las perversas relaciones en la vida de Tonya, dejando en un segundo plano el suceso que da lugar a su caída. Pareciera que el carácter cruel de la madre sumado al maltrato del esposo no amilana a Tonya sino que dispara su gran espíritu de lucha, pero a veces es difícil ser fuerte cuando todo el mundo te da la espalda. En una escena clave cuando está por salir a competir en los juegos olímpicos en Lillehammer, a punto de cumplir su sueño pero rodeada de escándalo, ella se maquilla frente al espejo y vemos el reflejo de una mujer que está a punto de quebrarse tras la máscara. Harding fue vetada de por vida por la Asociación de Patinaje Artístico de EE.UU. al ser declarada culpable de conocer los hechos del ataque contra la rival artística. La expulsión del patinaje fue equivalente a una sentencia de muerte para ella, quien luego se dedicó a boxear para sobrevivir. A los norteamericanos les encanta las historias de personas que ascienden desde la nada hacia el éxito pero también pueden ensañarse hasta desangrarlas cuando caen del pedestal, reflexiona Tonya frente a la cámara. Muy significativamente el film se cierra con una mancha de sangre en el piso del ring.
Más allá de la sátira, estamos ante una gran película que, socialmente, muestra la otra cara del sueño americano, aquel construido después de la gran depresión y que parece haberse hecho realidad en los años 50 cuando los Estados Unidos salen victoriosos de la segunda guerra mundial. Los personajes de Yo, Tonya están lejos de ser partícipes de aquel sueño en los 80, y en los 90, años en los que transcurre la acción del film, donde comienzan a sentir que la persecución de aquel sueño se ha vuelto una quimera imposible de alcanzar. Para muchos, como consecuencia de sus propias limitaciones, para otros por una mala interpretación de la realidad, para la mayoría porque el famoso sueño tal vez nunca les perteneció. Comentario Completo: thecharlysmovies.blogspot.com.ar
ATENCIÓN: SPOILER Ey, te zarpaste un poco Diego. Infame? Tristemente celebre? No creo. Si tuvo errores, pero nunca quizo hacer lo que un conocido idiota termino haciendo. Creo que la mayoria nos identificamos mas con Tonya (segun muchos me comentaron), que con la estúpida contrincante, y el patetico jurado, y la pacata sociedad norteamericana. Nadie se va a acordar de la otra patinadora, ni del jurado, pero si todos de Tonya, que luchó contra una familia estupida y violenta, un entorno y pareja retrasados, y una sociedad prejuiciosa. Que pelicula viste, Diego? Nunca crei que fueras tan prejuicioso como esa sociedad ridicula. Aguante Tonya!