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Crítica de “La chica sin nombre”, de Jean-Pierre y Luc Dardenne

Un film menor dentro de la filmografía de los hermanos belgas, que sigue siendo cine mayor en el contexto del cine contemporáneo.

Estreno 02/03/2017
Publicada el 01/03/2017

La chica sin nombre (La fille inconnue, Bélgica-Francia/2016). Guión y dirección: Jean-Pierre Dardenne y Luc Dardenne. Elenco: Adèle Haenel, Olivier Bonnaud, Jérémie Renier, Louka Minnella y Olivier Gourmet. Fotografía: Alain Marcoen. Edición: Marie-Hélène Dozo. Distribuidora: Distribution Company. Duración: 113 minutos.

 



Ganadores de la Palma de Oro en dos oportunidades por Rosetta (1999) y El niño (2005), los hermanos belgas Luc y Jean-Pierre Dardenne regresaron a la Competencia Oficial del Festival de Cannes el año último con una película menor dentro de su filmografía, pero -claro- sólida y valiosa en el contexto general del cine contemporáneo.

La ascendente Adèle Haenel interpreta a Jenny, una médica que trabaja en un centro de salud y, justo cuando está por pasarse a un equipo profesional en un ámbito mucho más prestigioso, se entera de que una joven africana a la que no llegó a atender porque había pasado su horario, fue asesinada. La protagonista se obsesiona con el caso cual si fuera una detective, al punto de poner en riesgo su propia seguridad, ya que en el mismo están implicados unos cuantos “pesados” (de hecho, en un momento la policía le recomienda no seguir avanzando y dejarles el tema a ellos).

Impecable en su factura (con esos notables planos-secuencia que son desde siempre su sello y han influido en tantos otros realizadores), esta exploración del compromiso, la culpa y las diferencias de clase entrega, sin embargo, muchas menos facetas y matices que en sus trabajos anteriores. Lúcida y rigurosa, cuestionadora y atrapante, pero también más esquemática y subrayada que los mejores films de esta dupla que ya tiene asegurado un lugar de privilegio en la historia del cine. No les queda nada más que demostrar y, esperemos, todavía tengan mucho más para dar.




COMENTARIOS

  • 29/07/2017 21:25

    Impactante los comentarios de Mary y Lily ante una obra de arte como el ultimo film de los Dardenne. Convendría que en vez de opinar de la película, se dedicaran a ver películas que les gusta ver a gente que opina como ellas.

  • 29/07/2017 13:15

    Adormecedora, todo medio pelo. Fuimos varios y no nos gusto a ninguno, yo crei que se habia roto el proyector pero era el final de la película. Abrupto y sin chiste. Nuestras caras al salir debian ser filmadas, sensacion de vacio y sin gracia

  • 29/07/2017 13:04

    Que cosa tan pésima esa aburrida pelicula. Al poco tiempo de empezar me tenia podrida. El final una estupidez! La hicieron en un consultorio pauperrimo y unos pocos actores. Perdi tiempo y plata!!! No recomiendo a nadie este embole

  • 10/03/2017 17:59

    Otra maravillosa película de los hermanos Dardenne. Ojalá mas público descubriera alguna de sus obras. Pero si lo mido por la concurrencia de los que estábamos en el Bama cine arte, no me quedan muchas esperanzas.-

  • 9/03/2017 8:43

    Charly Barny.... estupendo tu texto. Es increíble todo el recorrido de información que dispara una pelicula de los Dardenne . Un detalle.... también trabajaron con una estrella como Marion Cotillard y la convirtieron en la más ignota de las muchachas trabajadoras

  • 8/03/2017 18:01

    LA CHICA SIN NOMBRE de Luc y Jean-Pierre Dardenne DE LA CULPA PERSONAL A LA RESPONSABILIDAD SOCIAL Una vez más nos llega una película de los hermanos Dardenne, aquellos belgas que entre fines de un siglo y principios de otro, nos fascinaron con trabajos tales como ?La Promesa?, ?Rosetta?, ?El Hijo? y ?El Niño?. Un cine único y casi irrepetible que abreva en el más puro neorrealismo italiano y que ellos lo traen en su formato hacia el presente, rellenándolo con esas historias llenas de vida que constituyen todo un fresco de los problemas sociales de nuestra época. Los Dardenne trabajan sus obras desde la idea misma del proyecto, elaborando un guión cuidadoso que plasman en una puesta en escena meticulosa en una absoluta búsqueda de realismo no exenta de cierto lirismo. De esta manera de trabajar surge una obra que es siempre testigo de una realidad que caracteriza la sociedad pos industrial de esta época. Seguramente los Dardenne no pueden cambiar drásticamente esta realidad, pero sus personajes, aportan con pequeños gestos o acciones a que esa realidad sea más soportable, más digerible. Ello solo es posible porque el cine de los Dardenne lleva a la solidaridad como agente del cambio. La cámara de los Dardenne es siempre testigo de las acciones de los protagonistas. La mayor parte de las veces, los sigue directamente, generando un cine de fuerte contenido subjetivo, un cine testigo que hace que nosotros, los espectadores, veamos y conozcamos lo mismo que ven y conocen los protagonista de sus films. Esta nueva película estrenada esta semana en Buenos Aires no es ajena a ello. Esta vez su protagonista es una joven médica que hace clínica general en Seraing, Bélgica (cerca de la frontera con Alemania), una pequeña ciudad de unos 60 mil habitantes que tuvo su mayor esplendor en el siglo XIX, cuando se descubrieron minas de carbón que dieron lugar a la producción de acero y cristal. Seraing fue una ciudad floreciente hasta terminada la Segunda Guerra Mundial, momento en que comenzó su declive hasta que a mediados de la década del 70 cerraron las minas y comenzó el cierre de actividades industriales arrastrando enorme problemas económicos y sociales. La joven médica Adele Haenel, magníficamente interpretada por Jenny Davín (carente de antecedentes cinematográficos como suele suceder en todo el cine de los Dardennes), recibe en su consultorio la visita de dos policías que tratan de identificar el cuerpo de una joven de raza negra que ha sido encontrada muerta la noche anterior. Adele queda conmovida porque la joven tocó el timbre del consultorio esa misma noche y no fue atendida dado que llegó pasada la hora de atención. Como consecuencia de ello, Adele comienza a generar un proceso de culpa y en consecuencia, trata de aminorar esa culpa tratando de averiguar el nombre de la occisa a los efectos de enterrarla de manera tal que pueda ser identificada. Paralelamente, un adolescente que atiende en su consultorio comienza a experimentar problemas que aparentan más disturbios de conducta que afecciones de tipo clínico. Consecuencia de ello, la película, que hasta allí era una clara muestra de las necesidades médicas asistenciales que tienen los habitantes de esos barrios marginales, comienza a transformarse en un policial estilo ?Dardennes?, donde nuestra médica se convierte en una pequeña discípula de Hércules Poirot, y luego en una ?monja? al mejor estilo hithcockiano. Toda la película está guiada por la doctora Adele, yendo de lo particular a lo general, es decir, del sentimiento de culpa personal al involucramiento en el problema social. Ella delante, la cámara de los Dardennes por detrás, siempre atentos observando el cuadro de miseria y pobreza que afecta los márgenes de las ciudades otrora industriales, convirtiendo a su film en una pequeña joya del cine de denuncia, mostrando una y otra vez la ausencia de un Estado que no está al menos donde debería estar (a tan solo 150 km de Bruselas, sede del Parlamento Europeo, una ciudad habitada mayormente por políticos). Seguramente la falta de atención médica o falta de médicos no sea la denuncia principal de la película. Aquí hay consultorios y médicos, y los pacientes reciben una atención adecuada. Pero lo que falta es contención a los problemas sociales que se presentan derivados de la falta de trabajo estable, agravados por la aparición de extranjeros, la mayoría de ellos personas de raza negra que, provenientes del norte del África u otros países, terminan cayendo en actividades ilegales tales como el tráfico de drogas y la prostitución. No obstante, una y otra vez es la falta de trabajo el común denominador. Un económico film de los belgas pero contundente y eficaz en su denuncia. Los hermanos siguen fieles a sí mismos, construyendo un cine muy personal y de características únicas en el cine actual. Trabajan siempre juntos, son sus propios guionistas, filman en su país de origen, carecen de estrellas consagradas en sus elencos, son económicos en sus puestas en escena y logran filmes interesantes y contundentes en sus denuncias que merecen ser vistos. Es una joya pequeña que luce sin llamar la atención.

  • 7/03/2017 1:31

    Otra estupenda joya de los Dardenne. Una solidez narrativa y visual dificil de ver en estos tiempos. Me gustó mucho la protagonista a quien no conocía.

  • 5/03/2017 22:18

    No coincido para nada con la recepción más bien tibia y en general condescendiente que ha tenido esta nueva película de los Dardenne, para mi, la mejor desde L'enfant (2006). Tanto el conflicto como el tratamiento riguroso de la historia y de los personajes están a la altura de lo mejor de su cine y creo además que aquí vuelven a encontrarse con esa capacidad única de su manera de montar un film que conjuga precisión y necesidad con una economía de recursos solidaria de la trama y del drama. Por otra parte, en sintonía con esa otra muy buena película que pasó inadvertida el año pasado El precio de un hombre, aquí, la mirada sobre Europa hoy no requiere de subrayados, discursos ni moralina: con los Dardenne parece que con contar una historia en el mundo es suficiente para que la forma del mundo se exponga con claridad y nitidez. Si este es un film menor, me conformaría con uno de estos al mes.

  • 3/03/2017 19:01

    No entiendo por qué dicen que es una película menor en su filmografia. Creo que con el tiempo se va a redimensionar.

  • 3/03/2017 17:37

    A mi en cine de los Dardenne siempre me estremecen profundamente. A poco de construir un personaje e interpretación antológica con Marion Cotillard, nos entregan ahora otro personaje absolutamente fascinante y conmovedor, casi angélico y como una oda increíblemente poética sobre la responsabilidad individual tan dejada de lado en todos los contextos. Es que sus relatos tienen un amor tan grande por lo humano que esta chica obsesionada casi neuroticamente por encontrar una pureza , sobre si misma, sus propios errores, sobre su solidaridad, constituyen un informe sobre el estado de cosas en que se desenvuelven nuestras vidas. Probablemente se podrían haber obviado -no hacian falta- ciertas redondeces melodramáticas sobre el final- pero entregaron tanto durante todo el desarrollo del relato -incluído el maravilloso desempeño consagratorio de la actriz- que todos quedamos en paz a la espera de la próxima historia

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