Críticas
Incendies, de Denis Villeneuve
En busca del tiempo perdido
Entre el drama familiar, la exposición de los pecados de la guerra y elementos propios de la tragedia griega, el canadiense Denis Villeneuve construye una película que viene de recibir una catarata de premios y elogios en el ámbito internacional y hasta una nominación al Oscar al mejor film extranjero. Más allá de algunos excesos y obviedades, se trata de una propuesta inteligente y valiosa, de esas que promueven la reflexión y el debate. En el cine de hoy, no se trata de un mérito menor.
Se trata de un visceral melodrama familiar con trasfondo bélico: al morir su madre, Nawal, emigrante en Canadá proveniente de un país nunca nombrado de Oriente Medio, los gemelos Simón y Jeanne Marwan reciben del escribano amigo de la familia dos sobres que su madre les ha legado para que se los entreguen a su padre, al que creían muerto en la guerra, y a su hermano, de cuya existencia ellos nunca habían tenido noticias. Jeanne, que es matemática, acababa de recibir un consejo de su maestro: no comenzar un problema a partir de datos desconocidos. No obstante, la hija parte inmediatamente en busca de lo que no conoce, a investigar el paradero de su padre, en una suerte de viaje al pasado, ya que en la tierra natal de su madre conocerá su durísima historia, que ella nunca les había revelado.
Por su parte, Simón no accede fácilmente al pedido póstumo, resentido con una madre que siempre ha actuado extrañamente. Pero cuando Jeanne toma conocimiento de hechos reveladores que los involucran directamente, él se le une en ese viaje iniciático hacia los propios orígenes. Villeneuve -y el autor de la obra, Moawad- trabajan Incendies como un thriller de investigación, a la manera del Edipo Rey de Sófocles, para llegar a la revelación de la propia identidad.
Estructurada en varios capítulos que se desarrollan en distintos tiempos, a medida que los hijos avanzan desde el presente hacia el pasado de su madre, se despliega la historia de Nawal en flashbacks paralelos. Villeneuve adhiere así a la tendencia actual de contar una (muy larga) historia en diversas líneas narrativas, evitando la dirección única. Embarazada por amor siendo muy jovencita, su familia le arrancó a Nawal el niño por haber quedado deshonrados, y ella debió ir a la ciudad a educarse. Allí se compromete políticamente y años después, estallada la guerra civil, parte tras ese hijo que ha quedado en zona de guerra, a quien busca por años. Nawal pasa años en prisión, donde es sometida a todo tipo de vejaciones, a pesar de lo cual ejerce su resistencia cantando en su celda, por lo que se la conoce como La Mujer Que Canta. La actriz Lubna Azabal encarna a esta mujer en tres momentos muy diferentes de su vida, y pasa de la pureza inicial a la fuerza combativa, y de allí al desasosiego del fin de su vida, cuando la verdad se le muestre tan tremenda que sólo el amor podrá sobrellevarla, rompiendo el hilo de la cólera.
Se dice en un momento que no se puede desafiar lo inevitable. Incendies puede ser leída como el desarrollo de un mito moderno sobre los lazos de sangre, inspirado en los griegos, aunque por momentos derrapa peligrosamente hacia el culebrón. La omisión el nombre del país donde transcurre la tragedia apunta a hacer de la historia un conflicto universal. Por supuesto puede tratarse del Líbano, que sufrió una guerra civil desde los ´70 a los ´90, pero también se ve escrito en un vidrio el nombre de Palestina, y varias veces vemos la bandera de ese país, los nombres de las ciudades mencionadas pertenecen a distintos países árabes, pero en realidad las amplias y bellas panorámicas fueron filmadas en Jordania, donde existe realmente el campo de refugiados que se ve en el film. Hasta las coincidencias, que podrían resultar poco realistas, poseen un valor mítico.
Por otro lado, son muchos los países asolados por guerras de religión, con sociedades paralizadas por el horror. Las devastadoras consecuencias de la guerra –civil, para colmo- superan lo que el ser humano estaría dispuesto a tolerar. El film carece de sutilezas: masacres, violaciones, torturas, todo parece haber atravesado el cuerpo de Nawal, a quien sus hijos conocen íntimamente por primera vez después de su muerte. Por sobre todo, estamos frente a una elocuente película sobre la desolación de la guerra, que mueve a la reflexión.
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Extraño film. Me atrajo por momentos y me produjo rechazo en otros. Las dos protagonistas están muy bien.
Interesante película. Bien contada, aunque el final es muy rebuscado (y algo de golpe bajo hay...)<br /> Bien las protagonistas, sobre todo Lubna Azabal.<br />
La estructura dramatica del film es atractiva, pero en algunos momentos se acerca peligrosamente al culebron - Lo que la salva son las estupendas labores de Lubna Azabal (ya se habia lucido en "Paradise Now") y Melissa D. Poulin
Me parece que , todas las fichas estuvieron puestas en hacer una pelicula moderna , canchera ... con una estructura que condiciona y asfixia al relato , en vez de brindarle libertad , todo ademas armado en funcion de la gran vuelta de tuerca que tiene .<br /> Desaprovecha un excelente punto de partida y se pierde en una trama , tragedia griega, drama carcelario en contexto socio politico complejo(conflicto religioso) , mas la busqueda iniciada por los hijos , no sera demasiado.<br /> Una pelicula que no te deja nada , tampoco invita a la reflexion , ni al debate.<br /> Su nominacion al Oscar es coherente , si gano "El secreto de sus ojos "
Fabuloso el título de la crítica! En busca del tiempo perdido. Exactamente 2.20 horas (que es lo que dura la película).
A mi parecio insoportablemente manipuladora: no hay un golpe de efecto que resulte de una genuina busqueda por estimular la reflexion en el espectador; mas bien me da la impresion de que la nominacion a mejor pelicula extranjera es un sintoma de su negacion..