El cine rumano sigue de moda, pero se queda sin salas ni público en su país

Desde hace 15 años directores como Cristi Puiu, Cristian Mungiu, Corneliu Porumboiu, Radu Muntean y Radu Jude pusieron a Rumania en el centro del mapa mundial. Sin embargo, allí quedan apenas 90 complejos y los films locales consiguieron en 2017 un market share de solo 2,2%.

Rumania, se sabe, es un país pequeño con solo 20 millones de habitantes, pero la situación del mercado cinematográfico es preocupante.

Según un informe del National Film Center de ese país, a fines de 2017 quedaban operando apenas 90 complejos; es decir, dos menos que en el cierre de 2016. De ese total, el 61,2% de las pantallas está en poder de la cadena israelí Cinema City, que controla el 64,5% del negocio. El total de salas entre los distintos operadores asciende a 386 con una capacidad de 72.112 butacas.

En 2017 se vendieron 13,9 millones de entradas, lo que dio un promedio de 0,7 tickets por habitante, uno de los más bajos de toda Europa. Para peor, el costo promedio aumentó de forma significativa para situarse en 4,3 euros.

Cine rumano

La película más vista de 2017 fue Rápidos y furiosos 8 con 677.000 entradas y el año cerró con un dominio abrumador de las producciones de Hollywood (84%). La producción local tuvo un desempeño penoso con un total de apenas 281.000 espectadores contra 428.000 en 2016. El market share cayó de 3,5% a 2,2%

Los films rumanos más vistos fueron Octav, de Serge Ioan Celibidachi (57.800 personas); Unlucky, de  Iura Luncaşu (53.900); 6.9 on the Richter Scale, de Nae Caranfil (32.800); One Step Behind the Seraphim, de Daniel Sandu (32,500); y Ana, Mon Amour, de Călin Peter Netzer (29.100).


Fuente: Cineuropa