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Crítica de “Oasis”, documental de los chilenos Felipe Morgado y Tamara Uribe (sección Forum) - #Berlinale2024
Este valioso registro sobre el estallido social y el fallido intento posterior parar consensuar y aprobar una Constitución progresista en Chile tuvo su estreno mundial en la prestigiosa sección paralela de la muestra alemana.
Oasis (Chile/2024). Dirección: Tamara Uribe y Felipe Morgado. Equipo de realización: Felipe Morgado, Tamara Uribe, Antonio Luco, Aníbal Jofré, Catalina Alarcón, Christopher Murray, Alba Gaviraghi, Josefina Buschmann, David Belmar, Flavia Contreras, Valeria Hoffman, Daniela Camino, Francina Carbonell, Israel Pimentel, Andy Rodriguez, Isabel Baeza y Thomas Woodroffe. Guion: Colectivo MAFI. Fotografía: Adolfo Mesías. Edición: Felipe Morgado, Tamara Uribe, Christopher Murray y Andrea Chignoli. Sonido: Roberto Espinoza, David Pacheco y Juan Pablo Garretón. Producción: Alba Gaviraghi, Diego Pino Anguita y Colectivo MAFI. Duración: 80 minutos. En la sección Forum.
Si bien son los debutantes Tamara Uribe y Felipe Morgado quienes figuran como codirectores de Oasis, en verdad la película fue realizada de manera colaborativa por una veintena de cineastas del Colectivo MAFI (Mapa Fílmico de un País) que registraron los hechos que, para bien o para mal (según la perspectiva y el análisis que se haga, por supuesto), sacudieron a Chile en los últimos años.
Tras la para mi algo decepcionante El que baila pasa, de Carlos Araya Díaz (otro acercamiento al estallido estrenado en el FICValdivia 2023), Oasis es una película que, más allá de la multiplicidad de miradas que convivieron, encuentra un tono, una forma y hasta una distancia que le (y nos) permite apreciar las dimensiones, facetas y alcances del fenómeno.
El título proviene de una frase del recientemente fallecido expresidente Sebastián Piñera (“En medio esta América Latina convulsionada veamos a Chile como un verdadero oasis”) en tiempos en que se presentaba a su país como un modelo de capitalismo moderno y eficiente. Los siguientes 80 minutos son una refutación de ese “oasis” con imágenes de poblaciones que beben aguas envenenadas con arsénico, violentas represiones a cualquier tipo de protestas y una andanada de fake news propagadas por los medios.
La primera parte nos presenta imágenes del estallido en octubre de 2019, pero lo hace con un dispositivo muy poco convencional para este tipo de registros viscerales y urgentes: largos planos fijos que nos permiten ver las situaciones completas, sin cortes, intromisiones ni manipulaciones.
Más allá de la apuesta por lo observacional, Oasis no pretende ser un documental prescindente ni objetivo, pero tampoco se queda en la bajada de línea “para la hinchada”. Luego de las masivas manifestaciones, el 77,5% de la población vota por reformar la Constitución. Y precisamente ese variopinto proceso constituyente (el primero, el de mayoría de izquierda) será el corazón del relato. En medio de la pandemia, con excesos ideológicos, es cierto, pero también con valiosos debates sobre derechos ambientales, feministas y de los pueblos originarios, entre momentos muy pintorescos (como un convencional que hace un discurso cantando con una guitarra) y un duro cuestionamiento (en muchos casos con mala intención) por parte de la prensa del establishment, se llega al plebiscito de salida de septiembre de 2022 que terminó en una durísima derrota con casi el 62% de los votantes rechazando la Constitución progresista (también el 55% terminaría volteando en diciembre de 2023 la reforma propuesta liderada por el Partido Republicano del ultraderechista José Antonio Kast, pero esa ya es otra historia que excede a este documental).
Nada más cinematográfico (planteado, claro, en términos casi trágicos) que un arco dramático que va de la rebelión a la ilusión, de la ilusión al triunfo (el de Gabriel Boric) y de esa ilusión a la frustración y la tristeza absoluta (como la soledad y el silencio en el comando del Apruebo el día del rechazo, mientras la multitud de derecha festejaba cantando “el que no salta es comunista maricón”).
Lo que tiene de particular y distintivo Oasis es la dimensión cinematográfica de muchos de sus planos, la precisión con la va contando los vaivenes, ese pendular chileno durante tres años (ahora ya son más de cuatro), y la forma en que evita el didactismo sin por eso resultar críptico o frío. Se suma, así, a otros elocuentes documentales de MAFI como Propaganda (2014) o Dios (2019) para intentar comprender la contradictoria, cambiante y por eso fascinante realidad chilena que, después de tanta lucha, de tanta polémica encarnizada, de tanta sangre derramada, sigue con la Constitución promulgada por la dictadura de Augusto Pinochet en 1980.
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