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Entrevista a Pablo Giorgelli, director de “Invisible” (Competencia Internacional) - #MDQFEST
Luego de su multipremiado debut con Las Acacias, Giorgelli estrenó en la Mostra de Venecia y ahora presenta en la principal sección marplatense esta película sobre las vivencias íntimas de una adolescente que queda embarazada.
-Tras una ópera prima consagratoria (ganar la Cámara de Oro es el sueño de todo director), tardaste seis años en concretar tu segundo largometraje ¿Cómo fue el largo proceso hasta llegar a Invisible?
-Después de Las Acacias (2011), y de todo lo que pasó con la película, tuve la necesidad de parar, de tomar distancia. La repercusión que tuvo el film en aquel momento generó varias expectativas (inclusive en mi), pero me di cuenta que necesitaba olvidarme, vaciarme de todo aquello y darme el tiempo para encontrar cuál era la película que realmente quería encarar. Así que decidí esperar y empezar el tránsito hacia una nueva película con calma. En el caso de Invisible ese proceso fue de unos cuatro años y medio desde que comencé, a fines de 2012, con las primeras ideas hasta finalizar la película en abril de este año. Fueron casi dos años de investigación y escritura, un año y medio de casting, cinco semanas de rodaje y unos diez meses de montaje, sonido y finalización, sin ponerme a detallar lo dificultoso que resultó en el medio reunir los fondos para hacer la película, mas allá de lo que prometía el antecedente de Las Acacias. Y en estos seis años estuve haciendo también otras cosas, algunas relacionadas con el cine, filmé dos cortos y... ¡tuve dos hijas!
-La cuestión de la intimidad femenina, sobre todo en relación con su propio cuerpo, el embarazo adolescente y la alternativa del aborto se supone en principio más afín para una directora mujer ¿Por qué te interesó particularmente y cómo fue el acercamiento a esta problemática?
-Al comienzo nunca tengo tan claro cómo es que llega hasta mi la posibilidad de una película, hay algo flotando, una intuición que decido seguir. Parte del origen de la película tiene que ver, tal vez, con el interés que tuve y tengo por explorar cómo se dan los vínculos familiares, la paternidad y la maternidad. Cuando el personaje principal se me revela como adolescente y como mujer eso de algún modo me transporta a mi propia adolescencia y entonces empecé a mirar la película desde ahí. Eso comenzó a definir casi todo: los personajes, el universo, el punto de vista, el tono, la forma, los espacios en los que transcurre Invisible. La película está contada exclusivamente desde el punto de vista del personaje y uno de los mayores desafíos para mi fue poder ponerme en el lugar de Ely, entenderla, mirar la película desde un posible punto de vista suyo. Eso, en primer lugar, empecé a trabajarlo a partir de una investigación exhaustiva, consultando con profesionales, conversando con adolescentes que habían atravesado situaciones similares y luego durante el proceso de escritura junto a María Laura Gargarella, cuya mirada y sensibilidad me han ayudado a entender y repensar muchas cuestiones desde otro ángulo. También, por otro lado, tratando de conectar con mi lado femenino, intentando pasar por el propio cuerpo la cuestión, casi como el trabajo que podría haber hecho un actor. Más tarde, en el trabajo con Mora Arenillas, la protagonista, todo se termina de acomodar, y es a través de su labor y de su aporte que termino de acercarme a la mirada del personaje, de pulir el tono, los detalles.
-El tema del aborto (lo clandestino, el negocio que hay montado alrededor, la descontención que genera sobre todo en los más jóvenes) está sobrevolando todo el tiempo en el film, pero evitás caer en lo explítico, lo subrayado, lo sórdido ¿Era esa tu búsqueda? ¿Cuál es tu postura sobre esta problemática?
-Para mi la película tiene que ver principalmente con la soledad, el desamparo, la incomunicación, la búsqueda de la identidad en una etapa clave de la vida como es la adolescencia. La cuestión del embarazo y la posibilidad del aborto es algo que aparece después, no surge desde ahí la película, aunque por supuesto esto termina teniendo una presencia central y un peso propio que lo vuelve también un elemento constitutivo del film. Pero no me interesaba hacer una película didáctica ni militante sobre este tema. Personalmente pienso que el aborto debe ser legal y gratuito, pero en la película es Ely quien nos cuenta su historia y para mi era importante que las decisiones que tome el personaje sean orgánicas con su realidad y tengan que ver con sus necesidades, sus deseos y su mirada del mundo, que están determinadas por la dinámica del propio hogar, por la pertenencia de clase, por el contexto político y económico que le toca enfrentar y que por supuesto tiene consecuencias concretas sobre su vida. Trabajé mucho para encontrar la forma que la película tenía que tener, algo que considero fundamental, tan importante como lo que se cuenta, forma y fondo son parte de una misma cosa. Quería ser muy estricto con el punto de vista. Ely es una adolescente que se siente sola y percibe que el mundo que la rodea no la registra, entonces el planteo visual funciona como oposición a esta sensación que el personaje tiene de si mismo. La película hace foco exclusivamente en ella. Esto fue lo que me llevó a concebir la idea de trabajar una sensación de tiempo continuo y ubicar la cámara en lugares estratégicos desde donde poder observarla casi como un testigo invisible que habita su intimidad, tratar de acompañarla y que mi trabajo como director pasara lo mas desapercibido posible. Todo esto, por supuesto, dicho entre comillas, ya que la película se trata de un gran artificio, una construcción, una ficción. Y quería contar la película desde un lenguaje simple, directo, que pudiera ser accesible y a la vez atractivo para cualquier tipo de espectador. Sin subrayados, sin trucos narrativos ni formales y sobre todo sin distracciones en el relato, algo que terminamos de encontrar y fortalecer en la etapa de montaje. La película observa a Ely y la acompaña, pero no hace un juicio de valor sobre sus decisiones.
-La película tiene una protagonista omnipresente y, por lo tanto, él éxito o fracaso de la propuesta se sustentaba en el trabajo de Mora Arenillas ¿Cómo la encontraste y, sobre todo, cómo prepararon juntos la película?
-Fue un trabajo largo que hicimos junto a María Laura Berch, cuya participación fue clave para la película. Ella estuvo a mi lado durante todo el proceso con Mora inclusive durante el rodaje. Por como venía pensando la película desde lo formal sabía que en la elección de la protagonista no podía fallar. Lo curioso es que Mora apareció muy al comienzo y, si bien me cautivó de entrada, en aquel momento la descarté por una cuestión de edad, era demasiado chica aún. Luego vimos muchas chicas, actrices y no actrices, y casi un año y pico más tarde, no habiendo encontrado a la Ely que imaginaba, pedí volver a ver a Mora y, ya más grande, no tuve dudas: ella era Ely. Luego comenzamos una etapa de ensayos intensa donde trabajamos especialmente con los textos (casi no hay improvisación en esta película) y terminamos de encontrar el tono del personaje. Y a partir de ahí pudimos definir el resto del elenco en función de ella, especialmente Diego Cremonesi, Mara Bestelli, Agustina Fernández y Paula Fernández Mbarak que están increíbles en la película. Mora es una actriz tremenda, entendió muy rápidamente cuál era el tono y la forma en la que yo quería contar la película y lo incorporó de inmediato. Su trabajo me encanta, es de una sutileza y una sensibilidad muy difícil de lograr en su justa medida. La manera en la que logra contar el conflicto interior del personaje, sin excederse nunca, pero sin quedarse corta, es para mi conmovedora y sorprendente. Ella realmente es el alma de la película.
-Filmaste mucho en Catalinas Sur, una zona de monoblocks muy particular, diría que única, en Buenos Aires ¿Qué te interesó del lugar y cómo se conecta con las desventuras de la protagonista?
-Siempre quise filmar ahí. Catalinas es mi lugar, mi barrio, el lugar donde nací y me crié, donde aún vive mi madre. De hecho, filmamos la película en el departamento que está justo enfrente al suyo, en el séptimo piso. Cuando empecé a pensar en Ely y en su mundo naturalmente imaginé al personaje en esos espacios que conozco de memoria y tienen por supuesto un significado especial en lo personal. Para mi era importante definir al personaje como alguien que aun esta dentro del sistema, ubicarlo dentro de una clase trabajadora cuya suerte esta siempre atada a los vaivenes sociales y políticos del momento. Y la decisión de rodar la película ahí tuvo que ver más con esto último, con las posibilidades que me daba un lugar como Catalinas para contar el contexto y el conflicto de Ely. Un barrio popular, de clase media, ideal para contar ese hogar estancado, esa especie de pantano del cual Ely no se está pudiendo librar. Y además es un barrio visualmente muy cinematográfico. Tengo otros dos guiones, en diferentes etapas de desarrollo, que transcurren ahí mismo, unos de ellos bastante viejo ya, habría que ver cómo sobrevive hoy. Siempre ando con la ilusión a cuestas de poder filmarlos algún día. Y me encantaría poder hacer ahí una remake argentina de La ventana indiscreta, es el lugar perfecto para eso.
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Acabo de ver esta hermosa película en la Cinemateca de Tel Aviv, durante el Festival de Cine Argentino. La dirección de Pablo Giorgelli y la actuación de Mora Arenillas transmiten con sobriedad y delicadeza el vacío y la soledad en la sociedad en general, y en la juventud en particular, un problema actual y universal.
Pablo Giorgelli es un gran director! Querido Pablo, te deseamos toda la suerte del mundo con tu película INVISIBLE. Y te esperamos en el ciclo 2018 de Cine- debate de Fundación Río Abierto Argentina