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Tres críticas de “Una serena pasión”, de Terence Davies
-El nuevo largometraje del talentoso realizador británico de El largo día termina, La Biblia de neón, The House of Mirth, Del tiempo y la ciudad, The Deep Blue Sea y Sunset Song es una biopic para nada convencional sobre la brillante poetisa estadounidense Emily Dickinson (interpretada por Cynthia Nixon) y se ubica entre los mejores films de su notable carrera.
-El estreno en los cines argentinos cuenta con el auspicio de OtrosCines.com
Una serena pasión (A Quiet Passion, Reino Unido-Bélgica/2016). Guión y dirección: Terence Davies. Elenco: Cynthia Nixon, Jennifer Ehle, Duncan Duff y Keith Carradine. Fotografía: Florian Hoffmeister. Edición: Pia Di Ciaula. Diseño de producción: Merijn Sep. Distribuidora: IFA Cinema. Apta para mayores de 13 años. Salas: 13 (Belgrano Multiplex, Arte Multiplex Belgrano, BAMA Cine Arte, Lorca, Atlas Patio Bullrich, Village Recoleta, Cinema City General Paz, Showcase Belgrano, Showcase Norte, Showcase Córdoba, Cinema Paradiso de La Plata, Cines Del Centro de Rosario y América de Santa Fe).
Reseña 1, por Diego Lerer ★★★★½
La vida de Emily Dickinson en manos de un realizador como Terence Davies es una experiencia única. El director británico de The Deep Blue Sea abandona el formato un tanto más convencional de su última película, Sunset Song, para hacer una film que se parece a sus anteriores, pero que propone algo inédito también en su cine: el humor y un acercamiento a algo que se parece al teatro. Al comenzar Una serena pasión uno podría pensar que está ante un trabajo de Eugène Green o, si se quiere, de autores como Manoel de Oliveira o el Alain Resnais de sus últimas obras: Davies cuenta la historia de la poetisa norteamericana en muy pocos escenarios, con un estilo actoral algo “tieso”, que uno podría asimilar al de un recitado, y con una puesta en escena seca, de ángulos rectos y planos frontales.
Esas viñetas de la juventud de Dickinson y su familia tienen a la vez un costado humorístico muy grande, como si el guión hubiera sido revisado por algún pariente de Oscar Wilde: las conversaciones que tienen entre los familiares y quienes los visitan son una catarata de ingeniosos remates, de frases vivaces y pícaras, marcas claras de que los tres hermanos Dickinson tienen en la punta de los labios siempre una respuesta sagaz, inteligente y muy audaz para la época.
De a poco, mientras la vida de Emily se va cerrando sobre sí misma –su poesía no tiene repercusión, su vida personal se complica, especialmente en lo relacionado a lo amoroso y a su salud– y ella casi no sale de su casa, la película va, a la vez, oscureciendo su tono (las bromas están ahí, pero menos que antes) y acercándose desde lo emotivo. Si la primera parte era fresca pero distante, la segunda es triste pero cercana, emotiva. De a poco los actores van naturalmente abandonando ese distanciamiento y sus problemas van haciéndose carne en el espectador, que pasa de mirar cómo esa suerte de comedia extrañada se convierte en un doloroso drama familiar.
La relación principal se da entre Emily (Cinthia “Sex and the City” Nixon) y su hermana Vinnie (Jennifer Ehle), con importantes lugares para el resto de la familia, algunos amigos y potenciales amantes de los hermanos. Y entre todos ellos se va conformando una especie de mapa que sirve para entender el mundo de la poetisa: una inteligencia a prueba de todos y todas, una capacidad poética asombrosa, pero a la vez una dificultad e inseguridad personal (se ve fea y está convencida que por eso jamás conseguirá marido) que la llevan a encerrarse y recluirse cada vez más en sí misma.
A la vez, Una serena pasión es una película sobre mujeres que intentan pelearle a los hombres en el siglo XIX lugares de poder que en ese entonces eran impensados que pudieran ocupar. Sin ir más lejos, escribir y publicar poesía (muchas de las cuales son leídas en voz en off). Para Emily es una obsesión en la que se le va la vida, tal vez la que cubre esas ausencias emocionales, esas zonas a las que no puede acceder desde lo personal pero sí desde lo intelectual. Esa fuerza poética de la escritora es lo que seguramente interesó a Davies y lo hizo llevar adelante este proyecto, ya que se trata de un cineasta bastante inteligente y solitario, con un enorme mundo interior y que también parece sentirse incomprendido por eso que llaman “las fuerzas del mercado”.
Volviendo un poco a sus orígenes y creando escenas inolvidables (humorísticas de carcajada pura y trágicas, de una elocuencia demoledora), Davies sigue demostrando ser una de las voces más particulares del cine actual, alguien que sigue haciendo películas fuera de toda moda o tendencia, un artista para quien el cine es poesía, y el arte la única forma de salir y darse a conocer al mundo.
Reseña 2, por Fernando E. Juan Lima ★★★★★
Que Terence Davies tiene una sensibilidad particular para retratar a sus heroínas, para acercarse a lo femenino, es algo que ya sabíamos. Su cariño hacia los personajes que retrata venía de haber sido puesto a prueba con Sunset Song (2015), pero acercarse a la trágica vida de la poetisa Emily Dickinson sin caer en excesos, explotación o golpes bajos confirma que estamos ante uno de los grandes cineastas del presente.
La biografía imaginada por Davies no elude el encierro, los desengaños amorosos, las pérdidas familiares y la cruel enfermedad, pero encuentra en las cartas y la poesía la vía para la evasión y la libertad, para el humor y el cariño. En la presentación de la película en el Friedrichstadt Palast de la Berlinale 2016, el director, tras la proyección, se disculpó por la historia que venía de contar (Cynthia Nixon cumple con los excesos requeridos por el melodrama, género en el que Davies siempre abreva, de una u otra manera) y agradeció las risas que se habían escuchado en la sala.
Excepcional prodigio que el realizador de Del tiempo y la ciudad logra, sin descuidar su habitual búsqueda de belleza formal y la atención por la reconstrucción de época, en una película que no deja de crecer con el paso del tiempo.
Reseña 3, por Josefina Sartora ★★★½
La última película de Terence Davies es una pièce d’époque, un retrato de Emily Dickinson, considerada una de o la más grande poetisa de los Estados Unidos, contemporánea de las inglesas Jane Austen y las hermanas Brontë, aludidas en el film.
Davies se vale de todo su academicismo para trazar un cuidadoso e impecable cuadro de época en una sociedad cerrada y puritana, la de Nueva Inglaterra en Estados Unidos en la segunda mitad del siglo XIX. Detallista, exquisito creador de atmósferas, Davies recrea el ambiente enclaustrado en que vivió la escritora, quien parece no haber salido de las habitaciones y jardines de su casa, ni haber conocido más personas que las de un entorno muy reducido y, sin embargo, dio gloriosos versos de humanidad romántica y profundidad sabia y poderosa.
La puesta en escena responde a la obsesiva minuciosidad de Davies, con encuadres clásicos, estilizados paneos de las habitaciones, y un sugerente uso de la luz, creando claroscuros de sutiles contrastes, en planos muy pictóricos a manera de cuadros de época, gracias a la fotografía de Florian Hoffmeister. El film está centrado en la personalidad de Emily, quien si bien parece al comienzo una joven fresca, de fuerte e independiente personalidad, ya decidida a volcarse de lleno a la escritura, con los años va evolucionando hacia la persona de una mujer ácida, de sexualidad reprimida y acerba ironía, siempre con la respuesta de palabra justa y destinada al mármol.
Los diálogos de Una serena pasión son lo más elaborado del film, incluso más que la exquisita imagen, y Davies le imprime un tratamiento teatral, discursivo, que junto a la estrechez del espacio crea un sentido de claustrofóbica prisión, progresivamente más encerrada. Cynthia Nixon (muy ajena a su personaje de Sex and the City) imprime a su Emily toda la fuerza de una personalidad aguda, pronta a la réplica cuestionadora, un carácter complejo y algo altanero que, con la falta de reconocimiento a su talento a lo largo de los años y el avance progresivo una dolorosa enfermedad que la postra en su cuarto –paralela a una neurosis-, va tornándose más acerbo.
La admiración de Davies por su protagonista se desliza peligrosamente hacia la solemnidad; Emily se expide sobre variedad de temas para todos los cuales siempre tiene una opinión lapidaria: la religión, la devoción, el lugar de la mujer en esa sociedad represora y patriarcal -en una suerte de pre feminismo-, la moral, la literatura, la muerte, etc. y en todos ellos va tornándose progresivamente más intolerante, perdiendo la frescura y el humor de la juventud. En concordancia, la luz, que en el comienzo es resplandeciente, va debilitándose al final.
En esta oportunidad, Davies trabajó con actores y técnicos de Bélgica y Estados Unidos. Jennifer Ehle cumple una acertada performance como la hermana de Emily –quien después de su muerte sería la responsable de su trascendencia como escritora-, siempre colocada en segundo plano, ejecutando una suerte de contrapunto de sensatez y sentido común frente a esa hermana terminante e intolerante. En cambio Keith Carradine como el padre parece fuera de lugar, en una sobreactuación menos ajustada.
Una serena pasión no es un film fácil de incorporar: si bien tiene un atractivo visual estético irresistible, donde cada flor, cada vela, cada detalle del vestuario y cada gesto ocupa su lugar delicadamente controlado, la rigidez de los conceptos, la claustrofobia de esa vida clausurada, la abundancia de los poemas que ilustran cada acto, cada escena, pueden terminar por crear alguna irritación.
La banda sonora merece una mención: Davies tiene una especial sensibilidad para la elección de las música y no falla en este film: su elección de Charles Yves parece la más acertada.
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Siempre me fascinó la historia de Emily y su estilo de vida, voy a ver la película cuando pueda
Una obra exquisita, obra de un director también exquisito Terence Davies, que llama mucho la atención en esta época de cine por "encargo".-
Lejos de la Emily teatral, la del film de Terence Davies, brilla con la luz propia de alguien que pasa por la vida adelantada a su tiempo. No se trata de una evocación ni de un retrato. El film de Davies intenta y consigue, ir a la profundidad de un alma que sufre, primero porque vive una época que no le corresponde, después porque su introversión no le permite canalizar su vocación hacia un público más allá de su familia, y más tarde porque una enfermedad le quita la vida. El de Davies es un film visceral, lleno de claroscuros para mostrar la interioridad de un personaje, para llegar a su desmitificación toda vez que la obra de la poetisa ha sido descubierta después de su muerte y en consecuencia el mito se ha alzado sobre la historia misma de una vida. Comentario Completo en: www.thecharlysmovies.blogspot.com.ar
Me gustó mucho, en su pesadez y encierro elegante. Cynthia Nixon, como la Miranda de Sex & the City, sigue con la respuesta ácida y lapidaria siempre a flor de labios, con una dureza exterior que tapa su sensibilidad interior. Hasta los comentarios improbablemente ingeniosos de Vrylim Buffam (¿quién podría sostener ese nivel de rapidez mental en cada frase que emite?) se toleran en un marco donde todo el resto parece encajar. Y esa banda sonora tan exquisita...