Festivales
Conociendo a las directoras argentinas de la Competencia Internacional: Clarisa Navas (“Hoy partido a las 3”)
Tras varios proyectos, Navas debuta en el largometraje de ficción con una película ligada al fútbol femenino que ganó el Fondo Metropolitano de las Artes y luego accedió a la Competencia Internacional.
Sinopsis / reseña (del catálogo del festival): Las Indomables aguardan con ansiedad el comienzo de un torneo de fútbol femenino barrial, mientras enfrentan todo tipo de obstáculos que amenazan con opacar su pasión: jugar al fútbol cueste lo que cueste.
A diferencia del boxeo, el fútbol no ha tenido una relación muy fructífera con el cine. Se ha probado difícil de filmar y de rendir como narrativa cinematográfica, más allá de diversas historias biográficas de ascenso individual o de la apuesta fuerte de un partido contra los nazis (como hizo John Huston). Clarisa Navas decide hacer orbitar a sus entrañables personajes alrededor del juego, y lo que más tenemos en Hoy partido a las 3 es ese tiempo de la espera (aunque alejado de cualquier tedio): el de las charlas, la ansiedad por entrar a la cancha antes de que llueva, los pases de un equipo a otro, y también los romances, las pasiones y las peleas. Mientras las chicas esperan, una campaña política de provincia dibuja un contexto tan ineludible como el paisaje. Y, cuando juegan, el fútbol está filmado con inusitada claridad.
Clarisa Navas: Nació en Corrientes a fines de 1989. Estudió Licenciatura en Artes Audiovisuales en la UNA. Dirigió, guionó y produjo diversos proyectos: el largometraje documental Retratos de otro país (2010), las series de documentales El jardín de las delicias (2012) y Mujeres entre fronteras (2015); y la serie de ficción Río atrevido (2015). Actualmente está desarrollando el documental El Príncipe de Nanawa.
-¿Cómo definirías la película?
-Hoy partido a las 3 es un fresco de provincia en el que política, género y fútbol se trenzan en el acontecer de un torneo barrial. Pero sobre todo es el espacio en el que mujeres muy diversas se encuentran para jugar, en un sentido que trasciende el concepto mismo del juego y se constituye como la oportunidad para resignificar a través del humor y de los vínculos que se generan, ese paisaje desolador impregnado por el machismo y el circo de la campaña política de turno. Por otra parte, es mi primera película de ficción, y es un proyecto al que amo, por la implicancia de los lazos grupales construidos en el proceso y también porque cuenta una experiencia compartida y muy propia a la vez.
-¿Cuáles fueron las principales búsquedas y desafíos que se plantearon al hacerla?
-La búsqueda inicial tuvo que ver con cómo hacer para reconstruir ese universo del fútbol femenino intentando rescatar los pormenores de las conversaciones, los matices típicos del habla regional y los temas habituales que circulan en este ambiente. La atención estaba centrada en que todo eso emergiera de forma natural y tuviese la frescura de un torneo barrial de domingo. A partir de ahí, el desafío fue seleccionar un grupo grande de jugadoras reales que tuvieran ganas de realizar un entrenamiento actoral para, así, construir una experiencia vinculante que sea tan fuerte e intensa como la experiencia de lo grupal en un equipo de fútbol. Cabe destacar que la mayoría de las protagonistas nunca había actuado antes. Otra de las búsquedas y reflexiones giró en torno a cómo construir la temporalidad tan particular que se experimenta jugando y participando de estas clases de torneos. El desafío entonces fue concentrar toda la trama en un día, habilitando a que cada personaje pudiera revelar su potencia en esa temporalidad y en ese espacio mismo. Desafío aún mayor, ya a nivel de realización: filmar una película con treinta personajes todos los días, en los suburbios del Chaco, con noventa y cinco por ciento de exteriores. Y con una trama donde en un momento debía llover mientras que en la realidad el clima hacía lo que quería con nuestros planes de rodaje.
-¿Cómo fue el proceso de producción y con qué apoyos contaste?
-No encuentro palabras que puedan describir lo penoso y extenuante que fue el proceso de producción. Hacer cine independiente es todo un desafío, y más aún cuando se lo piensa en las provincias. En Corrientes fue nulo el apoyo para esta iniciativa. Este proceso de producción fue concluido gracias al aporte colectivo de todas las personas que se involucraron personalmente con el proyecto. Al comienzo contamos con el aval que nos dio una mención del Concurso Raymundo Gleyzer, sobre todo para legitimar al proyecto en los múltiples pedidos que hacíamos todos los días. Tuvimos apoyo del Instituto de Cultura del Chaco, por lo cual la película la filmamos en su mayor parte ahí. También del DCEA (Dirección de Cine y Espacio audiovisual del Chaco) y del Fondo Nacional de las Artes. Logramos una suerte de solidaridad y figura de coproducción con Paraguay a través del estudio Planetario y el músico Fran Villalba. En etapa de post producción ganamos el premio al mejor work in progress del Festival Asterisco, y esos servicios fueron claves para poder terminar la película. Finalmente, el premio del Fondo Metropolitano de las Artes representó una alegría grande ya que nos permitió concluir la película.
-¿Cómo ves al BAFICI y qué cuestiones debería modificar (o al menos rever) de cara al 20° aniversario del año que viene?
-Al BAFICI lo veo como un espacio que se renueva y diversifica cada año, en constante mutación, y eso es positivo. Para mi representa el festival donde vi la mayor cantidad de películas y pude descubrir directores que me marcaron mucho. En esta edición me pareció más que interesante el número de directoras mujeres que están participando, además de la mayor diversidad en cuanto a contenidos, por fuera de Buenos Aires, en lo que respecta al panorama argentino. Me parece que de acá en adelante deberían seguir profundizando las apuestas de cara a democratizar más los espacios y llevarlos a contextos en los que esta clase de cine no llega. Que en este año se hagan proyecciones en muchos más barrios, me parece muy necesario y lo celebro. También, todo lo que sea la itinerancia y federalización, en cuanto a la posibilidad de que las provincias puedan ver estas selecciones, me parece que beneficia a todos y ayuda a resignificar cierta visión que muchos tienen del BAFICI acerca del elitismo o el “porteñocentrismo” que se le objeta. Pensar formas para acercar y hacer más accesibles las entradas a los miles de estudiantes de cine que no pueden pagarlas es una política que podría hacer que el BAFICI se democratice más y siga permitiendo el encuentro tan potenciador que puede generarse al hallar una película desconocida y reveladora. De todos modos creo que va muy bien encaminado.
-¿Cómo ves el actual panorama del cine autoral e independiente argentino?
-Me parece que el cine autoral argentino viene dando obras de lo más variadas. Quizás aún lo veo muy marcado por cuestiones de clase, por quiénes tienen la posibilidad de hacer y estudiar y que esto, lógicamente, condiciona las narrativas y las miradas. Esto también me parece que refleja una desigualdad muy grande a nivel país, donde hay zonas que permanecen invisibles y sin ser contadas desde esos lugares. Entonces quizás sea más pertinente hablar de panoramas porteños y de grandes urbes, pero no de la Argentina como tal. Probablemente, con la iniciativa de educación audiovisual que hay en varias provincias surja una mayor diversidad de narrativas y puntos de vistas autorales que enriquezcan más el panorama. Aunque por lo general estas apuestas seguramente van a ser independientes, porque no hay medios para producir en las provincias y el término “independiente” últimamente resuena más a cine desamparado que a una cuestión de independencia. Se sabe que es prácticamente insostenible: nadie cobra, se invierte dinero y lleva demasiado tiempo poder concluir. Por eso creo en la urgencia de pensar modos de producción sustentables y, especialmente, pensar formas que puedan ser llevadas a todo el territorio del país. Así podría empezarse a hablar de “panorama argentino”.
-El cine argentino atraviesa un momento complicado en materia de exhibición, con muchos estrenos semanales y pocas pantallas disponibles. ¿Qué papel cumplen los festivales en ese contexto? ¿Qué medidas creen importante implementar para paliar esta situación desde el ámbito público (el INCAA, por ejemplo) o el privado?
-Los festivales se constituyen como la vía más clara de accesibilidad a poder exhibir y estrenar, aparte de toda la función que cumplen en el circuito de las películas y sus recorridos, como bien se sabe. Desde mi experiencia en Corrientes, donde no hay ningún espacio INCAA y sólo existe una cadena de cines comerciales de shopping, poder acceder a la programación de un festival representa la posibilidad de ver otro tipo de cine. Adhiero a la importancia de los festivales regionales que permiten este acceso, como así también a la itinerancia desarrollada por el BAFICI al facilitar el acceso a un cine diferente que contribuye a formar nuevos espectadores. Me ha pasado de estar en el Chaco y poder ver una programación itinerante del BAFICI, a sala llena, y eso es muy emocionante. El problema de la exhibición, enfocado desde el Estado, debe comenzar por contemplar primero a un país diverso y no sólo a Buenos Aires, para luego generar políticas que tengan que ver con la apertura de más pantallas y espacios alternativos. También en una cuota pantalla y una defensa del cine nacional que verdaderamente se respeten y no caigan en el maremoto neoliberal en el cual se encuentra sumida la exhibición en la Argentina. Creo que lejos de pensar que hay que producir menos y sólo contenidos taquilleros, habría que producir más y también diversificar la forma de la exhibición. Especialmente hoy, cuando la mayoría de las personas tiene un consumo a través de las redes y plataformas web. Es una tarea urgente la de defender el cine nacional, generando espacios alternativos y plataformas para la exhibición de títulos nacionales, como así también estrategias transmedias específicas que cada película debe desarrollar para construir y llegar a su público.
COMENTARIOS
DEJÁ TU COMENTARIO



FESTIVALES ANTERIORES
Críticas breves de tres valiosos films distinguidos por los jurados de sus respectivas secciones.
-Este sábado 12 de abril se entregaron en La Usina del Arte las distinciones de la vigésima sexta edición del festival porteño.
-LS83 obtuvo el Premio Ciudad de Buenos Aires al mejor largometraje nacional en todas las competencias.
-La virgen de la Tosquera logró el Gran Premio del Jurado de la Competencia Internacional; y Bajo las banderas, el sol, el de la Competencia Internacional.
Cierre de la trilogía iniciada con 36 horas (2021) y Cuando oscurece (2022).
El nuevo film de Seles ganó el Premio Especial del Jurado de la competencia dedicada a lo nuevo del cine nacional.
Excelente película, quisiera saber si los diálogos fueron escritos o surgían en el momento,las chicas excelentes en sus papeles se dejó improvisar? Algo q me pareció muy bueno y muy ocurrente es cuando el DT dice si quieren pidan mí renuncia y una de las chicas dice dónde vamos a pedir tu renuncia , tremendo